El "apocalipsis" sin solución de Mariúpol: corredores humanitarios bloqueados entre el asedio y las bombas
Al menos 1.200 civiles han muerto según su alcalde, tres de ellos en un bombardeo al hospital infantil este miércoles.
Mariúpol es, desde hace días, “el apocalipsis”. Con este término tan esclarecedor definen las autoridades locales la situación de tragedia humanitaria de un enclave fundamental para Rusia en su campaña de invasión de Ucrania. La situación que se recrudece hora tras hora mientras la población se ahoga entre el asedio y las bombas rusas, sin poder salir por los prometidos corredores humanitarios.
La ciudad costera es un punto necesario para establecer un pasillo ‘ruso’ desde Crimea al Donbás, además de ser el gran puerto hacia el Mar de Azov más cercano a la frontera rusa. Un objetivo básico para Putin, que no ahorra recursos para dominarlo, caiga quien caiga.
En la última semana, la ofensiva contra la localidad ha multiplicado su ferocidad. El ataque ruso ha provocado cortes en el suministro de luz, agua y otros bienes necesarios, mientras los responsables ucranianos alertan de que en pocas horas se acabarán los bienes para la subsistencia diaria de la población.
Mientras, no dejan de caer las bombas, como la que este miércoles impactó en la entrada de un hospital materno infantil y de la que han resultado al menos tres víctimas mortales, un niño entre ellas, y 17 heridos. Pero no es el único ataque contra centros médicos, denuncian desde Kiev, una condena que Moscú rechaza —comodín ante cada acusación— señalando que los responsables fueron los propios ucranianos. Un ataque de falsa bandera, insistían de inicio. Poco después cambiaron el relato para decir que el hospital se había convertido en una improvisada base aérea ocupada por las fuerzas radicales ucranianas... pese a los niños que había dentro.
Mariúpol lleva días también bajo la promesa de corredores humanitarios gestionados bajo un alto el fuego temporal para evacuar a los civiles. La realidad es bien distinta. El fin de semana, por dos veces, estas treguas momentáneas decayeron entre nuevas explosiones, como ocurrió este miércoles.
Su alcalde, Vadim Boichenko, apuntan que ya han sido asesinadas cerca de 1.200 civiles solo en Mariúpol, entre los cerca de 450.000 habitantes. Las cifras no generan acuerdo entre los diferentes actores e instituciones implicadas, pero sí hay coincidencia en los repetidos ataques aéreos contra núcleos urbanos. Dentro y fuera de Mariúpol.
No hay perspectiva de que la tragedia humanitaria mejore en las próximas horas. El intento de corredor humanitario en la villa costera sigue bloqueada, sin que Moscú permita el tránsito de civiles ni la entrada de insumos básicos o atención sanitaria. El “apocalipsis” sigue sin solución a la espera de un nuevo intento que tampoco ha sido consensuado esta mañana tras la infructuosa reunión en Turquía entre los ministros de Exteriores ruso y ucraniano ha resultado en nada.