Mario Cuenca Sandoval: "La extrema derecha explota muy bien la identidad colectiva y los sentimientos primarios"
El escritor español crea en 'LUX' una distopía de España donde la ultraderecha asume el poder apelando a las emociones básicas. La novela rastrea los motivos por los que alguien decide abrazar ideales fascistas, incluso a costa de traicionarse a sí mismo.
“En el principio no fue el verbo, sino la emoción”. Y la emoción creó un imperio bajo cuyo dominio surgió un país paralelo llamado España. La razón, el diálogo, la tolerancia y la sensatez fueron desterradas por la fe en las soluciones simples propuestas por el movimiento de ultraderecha LUX. La gente se autosecuestró ante la inoculación de un supuesto miedo a un futuro en declive que generó espirales de odio e intolerancia. Creyeron que el mundo se derrumbaba por la pérdida de valores y de identidad nacional sin aceptar que la humanidad ha avanzado gracias a las mezclas de toda naturaleza. Ahora esos miedos acorralan y persiguen a minorías y libertades.
Es la distopía que explora Mario Cuenca Sandoval en LUX (Seix Barral). Su novela es una sirena de alarma donde cada página es como ese relámpago de luz que alumbra esa nueva realidad que prefirió la emoción primaria antes que la palabra reflexiva:
“En el principio fue aquella pura electricidad a flor de piel que rasgó la noche, alzó a los muertos, sacó de sus madrigueras a los incrédulos, a los desempleados, a los jubilados, a los escépticos, a los cínicos, llenó las calles de himnos, y no eran precisamente himnos de borrachos o camorristas, sino otra cosa”.
¿Pero cómo llega un pueblo a levantar una nueva realidad sobre pilares irreales? ¿Cómo, incluso, alguien culto, inteligente, conocedor de las leyes y sensible ante el arte queda imantado por esas ideas? Mario Cuenca Sandoval (Barcelona, 1975) recrea ese mundo desde la mente y las emociones de un hombre que al abrazar los ideales de esta nueva ultraderecha se traiciona a sí mismo en lo más íntimo que tiene: su propia identidad. Su verdadero yo. Desde su voz en una larga carta de 109 páginas que ese hombre dirige a la madre de una víctima, su víctima también, Cuenca Sandoval crea un testimonio cautivador y verosímil en el tono y en el ritmo de una narración con estelas poéticas, ensayísticas y filosóficas que tratan de explicar posibles causas del auge de la nueva ultraderecha en un país llamado España pero que puede ser cualquier otro.
No solo en España la ultraderecha gana adeptos. Ni la novela surgió por las alianzas de algunos partidos con la ultraderecha para gobernar. Lux empezó su andadura en la mente de Mario Cuenca Sandoval allá por 2015 o 2016, en los pasos ya firmes de los nuevos populismos de derechas e izquierdas. Una política que empezó a contar con decisivos e impensables aliados llamados internet y redes sociales cuyos ecos enmascarados atizan la polarización y construyen realidades falsas.
Winston Manrique Sabogal. Lux es un territorio de ficción que hunde sus raíces en la realidad más próxima con el auge de a ultraderecha y sustentado en realidades paralelas creadas por políticos e internet. ¿Qué es la realidad?
Mario Cuenca Sandoval. Vivimos una época donde la realidad se ha fragmentado y cada uno la percibe de manera distinta, de acuerdo a la ventana de internet donde se asome, Facebook, twitter, etcétera. Uno de los problemas de nuestro tiempo es que ni siquiera estamos de acuerdo en los hechos y así no hay manera de discutir sobre ellos. ¿Si no distinguimos la información real de la apócrifa cómo vamos a tener una discusión racional? Las redes sociales propician esta especie de circo en el que nos polarizamos y lanzamos munición unos a otros, en vez de hacer una reflexión sosegada sobre la realidad. Incluso para discutir hay que estar de acuerdo al menos en algo.
W. Manrique Sabogal. ¿Por qué la sociedad actúa así en temas pequeños y grandes? Internet como un escudo que nos quita la máscara.
M. Cuenca Sandoval. Se debe, sobre todo, a que el mundo se ha vuelto muy complejo y experimentamos una gran desorientación. Tiene que ver con la crisis de las instituciones y autoridades tradicionales con respecto a la política, el conocimiento, la ciencia, la escuela, en definitiva. Solo así se explica el auge de teorías conspiranoicas, por descrédito de esas instituciones tradicionales. Tiene que ver mucho con mantener el mundo de las redes sociales.
W. Manrique Sabogal. El tema de la identidad es crucial en la novela. ¿Qué es la identidad?
M. Cuenca Sandoval. En la novela hay una fuerza política, LUX, que alcanza el poder capitalizando un sentimiento de identidad colectiva y reuniendo a la población entorno a símbolos nacionales concitando un estado de estímulos. La novela nos sitúa en un país paralelo que se llama España, también, unos años más adelante al presente. Un país que ha salido de una pandemia. La novela no muestra sus consecuencias sociales o económicas, sino que explota sus consecuencias políticas. Y una de ellas es la necesidad de reunir ese entusiasmo que ponga en pie a la Nación que ha quedado arrodillada. Ese es el arranque de la novela, la llegada de LUX al poder propulsada por ese sentimiento. La extrema derecha explota muy bien la identidad colectiva y los sentimientos primarios.
Las fuerzas de extrema derecha suelen presentar la identidad nacional como un núcleo contaminado que hay que recuperar porque ciertas fuerzas foráneas lo han contaminado. La extrema derecha es poco sensible a la diversidad y agita la xenofobia.
W. Manrique Sabogal. Lux es un partido de ideas monolíticas que son contrarias a la propia naturaleza del ser humano que ha evolucionado gracias al mestizaje de razas y culturas. Y la novela recuerda que triunfa la simplicidad de ideas, ¿por qué gusta tanto eso de los populismos? Incluso en personas cultas y sensibles como Marcelo, el narrador.
M. Cuenca Sandoval. La novela intenta explorar las posibilidades de caminos que conducen a un hombre culto, profesor de derecho, inteligente, con modales irreprochables, y las emociones que conducen a abrazar el ideario xenófobo y homófobo, por ejemplo. Se suscita por una serie de episodios que arruinan su vida. Se queda desposeído de su vida y desarrolla un enorme rencor hacia colectivos que culpabiliza de su situación. La novela es la racionalización de esas emociones. En el principio fue la emoción y no el verbo, empieza la novela. Así el personaje cae en una especie de discurso que le permite racionalizar esa actitud y decirse a sí mismo que son legítimas. En el plano intelectual los populismos ofrecen soluciones simples a problemas complejos en un mundo cada vez más complejo. Tanto en los planos sentimental e intelectual los populismos utilizan herramientas de la simplicidad.
W. Manrique Sabogal. Esas ideas y contradicciones las representa Marcelo que percibe que el mundo se derrumba, que un tiempo ha caducado y donde la belleza, como él la concibe, ha sido desplazada. Uno de sus argumentos para abrazar la extrema derecha es un concepto estético porque cree que LUX la conservará. ¿Por qué?
M. Cuenca Sandoval. El personaje está persuadido de que hay un mundo de valores y modales en declive. Por eso me interesaba que el personaje fuera un profesor. Es una percepción que algunos docentes comparten. Marcelo se considera una persona sensible a la belleza que cree estar amenazada porque avanzamos hacia un mundo zafio y de modales groseros. Él encuentra en LUX una especie de salvación solo porque algunos de sus líderes concuerdan con ese arquetipo de persona elegante y formada y con sensibilidad. Marcelo necesita abrazar ese ideal de belleza frente a la corrupción y deterioro que cree la amenaza.
W. Manrique Sabogal. Hay una frase de Umberto Eco que dice: “El fascismo eterno aún nos rodea. Aunque lleve traje de paisano puede volver en cualquier momento. Aunque se disfrace de las formas más inocuas nuestro deber es delatarlo”. La novela recuerda esta idea todo el tiempo.
M. Cuenca Sandoval. Yo no menciono la palabra fascismo en toda la novela, es algo deliberado. Creo que si intentamos entender este fenómeno de la nueva ultraderecha con solo categorías del siglo XX nos perdemos parte de su naturaleza. Este fascismo tiene una genética, pero a la vez hay elementos novedosos adaptados al presente. Por eso unos hablan de extrema derecha 2.0 o fascismo de baja radiación que no es del siglo XXI.
W. Manrique Sabogal. En la novela se recupera esa idea de la ultraderecha de que Europa permitió la quema de sus raíces.
M. Cuenca Sandoval. Creen que un núcleo de identidad se ha contaminado. Que lo que sucede es el gran reemplazo. Es una teoría de la derecha que considera fruto de la conspiración internacional que reemplaza a Europa con la inmigración. Se olvidan que todas las identidades son fruto del mestizaje y la diversidad. El mestizaje no es una patología de las identidades nacionales, el mestizaje es la propia dinámica que genera identidades nacionales. Todo depende de dónde ponga usted el corte.
W. Manrique Sabogal. Eso lleva a que surja otro tema: la pulsión de autodestrucción como individuos y como sociedad en busca de un supuesto nuevo comienzo.
M. Cuenca Sandoval. Marcelo deposita sus esperanzas en esta formación de ultraderecha convencido de que puede matar ese elemento exógeno y corruptor y dar luz a un nuevo país orgulloso de sí mismo. En el fondo, proyecta la curación de sí mismo porque está atrapado en sus propias contradicciones de homófobo enamorado de un joven, David. Esa contradicción suscita en él una tempestad emocional que explica su conducta y lo que va a llegar a hacer.
La pulsión autodestructiva es una agresividad natural que se disfraza. Y Marcelo está convencido de que si se retiran todas esas capas de civilización y cultura volvemos a lo que somos.
No estoy tan convencido. Las emociones tienen una elaboración intelectual o cognitiva; lo que sentimos está en función de nuestra percepción de la realidad y nuestras emociones. Es una forma de adaptarnos a cómo interpretamos las circunstancias.
W. Manrique Sabogal. Lux, la novela, es también una historia de amor terrible y dolorosa. El de un hombre homófobo enamorado de otro hombre y de un hombre que se considera sensible a la belleza y amante de una época que cree que se desmorona y en su supuesta cruzada de salvación contribuye a su hundimiento.
M. Cuenca Sandoval. Marcelo es una especie de extranjero, como el extranjero de Albert Camus. Un tipo desorientado emocional y existencialmente. Incapaz de emociones como la empatía. Solo preocupado por su propio sufrimiento. La novela revela que es un personaje de LUX que puede llegar a ser peor que ellos, profundamente enamorado de David y que siente una pulsión de salvarse y salvar a David. Es una emoción bastarda, perversa, hasta el extremo de participar en acciones que me reservo para no dar muchas pistas.
Marcelo es un tipo tan desorientado que escribe una larga confesión a la madre de David como si de alguna forma eso justificara o lo exculpara a él mismo por lo ocurrido. Hay que estar muy desnortado para convencer a una madre de la víctima que lo que se hizo era necesario, porque la frase que él repite es: “Así lo quisieron ellos, las víctimas”.
LUX es la distopía sobre la que alerta un autor que ha escrito obras como El don de la fiebre, Premio Ciutat de Barcelona. Mario Cuenca Sandoval publicó su priemera novela en 2007, Boxeo sobre hielo (Premio Andalucía Joven de Narrativa), en 2010 El ladrón de morfina, en 2014 Los hemisferios y en 2015 empezó a cuajar la idea de Lux que ha salido en 2021. Su poesía incluye Todos los miedos (2005, Premio Surcos de Poesía), El libro de los hundidos (2006, Premio Vicente Núñez de Poesía) y Guerra del fin del sueño (2008).
W. Manrique Sabogal. En la novela también se muestra que la belleza puede ser una trampa, además de la perfección y la imperfección, conceptos que son motor o coartada en la vida de Marcelo. ¿Qué es la belleza, entonces?
M. Cuenca Sandoval. Estamos en una época en que todo es muerte y parece que ya no nos podemos poner de acuerdo en qué es exactamente la belleza. Es un concepto subjetivo, relativo que depende de la percepción de cada persona. No hay belleza eterna, depende de contextos. Estamos muy perdidos en esas categorías. Ya no es tiempo de metafísicas en las que la belleza era eterna o inmutable, pero tiene que haber un camino intermedio entre ese idealismo perdido y este relativismo tan exitoso donde es imposible determinar qué es bello, qué es justo.
W. Manrique Sabogal. La belleza y el amor forman parte del propio mestizaje donde nada es estable y como decía Zygmunt Bauman es la época de un mundo líquido.
M. Cuenca Sandoval. David quizás encarne esa percepción de que vivimos en una sociedad líquida. No existe un núcleo de identidad fija, sólida. David encarna esa posición frente a Marcelo, una extraña pareja, son incompatibles en todos los planos.
W. Manrique Sabogal. El tono y la estructura de una gran carta dirigida a la madre de la víctima es capital en la novela. Una narración con estelas poéticas y reflexiones ensayísticas o filosóficas. ¿Cuándo decidió esto?
M. Cuenca Sandoval. Fue lo más difícil. Los primeros borradores los trabajé hacia 2015 o 2016 y no funcionaba lo que tenía entonces porque no había dado con la voz. El elegir el testimonio personal y crear un narrador no confiable para el lector fue la clave, da un tono de confidencialidad y que el lector decida si le cree o no.
El chispazo de dar con el tono y estructura, la voz, pudo ser cuando estaba releyendo Memorias del subsuelo, de Dostoievkski, y apareció la frase: “Ahora voy a contarles, señores (quieran ustedes o no), por qué ni siquiera he conseguido llegar a ser un insecto». Es una frase magistral que me dio parte del tono y la voz para contar la historia.
W. Manrique Sabogal. ¿Qué opina de las protestas y polarizaciones que surgen cada vez más?
M. Cuenca Sandoval. La violencia parece incrementarse y habría que averiguar hasta qué punto las redes tienen que ver en este fenómeno por su capacidad de viralización. En España estamos en una polarización tan extrema en muchos casos que lo reduce todo a dos extremos como si solo hubiera comunistas y fascistas, y eso es una caricatura total de la sociedad que es más rica y diversa y la mayor parte de los ciudadanos estamos en un punto intermedio de esos extremos. Pero en las redes se produce un fenómeno de polarización que parece que esa fuera la realidad.
Es curioso porque el fenómeno de las fake news aunque son falsas son reales, a su modo, porque forman parte de la realidad. En el caso de la novela esta habla del populismo como ingrediente que se ha inyectado en la política y no es patrimonio de un movimiento, sino que está en todos.