Mariana Enriquez: “La reciente historia argentina está hecha de historias cotidianas de terror”
Por Winston Manrique Sabogal
Siempre fue una niña muy lectora. Hija única rodeada de libros. Muy pronto descubrió que estos eran la mejor compañía para derrotar la soledad, los silencios y las ausencias y descubrir el sentir de las emociones de la vida. Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) ganó el pasado invierno el Premio Ciutat de Barcelona por sus elogiados cuentos de Las cosas que perdimos en el fuego, además uno de los 13 finalistas del IV Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez; y se ha recuperado para España su primer volumen de relatos, de 2009:Los peligros de fumar en la cama (ambos en Anagrama).
Son historias en las que el terror aletea silencioso en todas partes, a la vez que vuelve la vida frágil y vulnerable. Cuentos que la confirman como buena heredera de la maravillosa tradición argentina de historias de terror y fantástica en escenarios cotidianos donde ella potencia con sutileza el aire de un componente de las historias de miedo y de un género muy practicado en su país: la novela policiaca.
Sentada en un sillón de terciopelo beige, que más bien parece el trono de un reino de criaturas muy alargadas, Mariana Enriquez recuerda que fue una niña tan rara que a los 11 años un tío le regaló de cumpleaños Cementerio de animales, de Stephen King. ¡11 años! Una novela de terror para adultos en manos de esa niña que se metió tanto en el mundo de King que un día cuando leía en la cama tiró la novela al suelo "como si estuviera infectada".
Aquellas páginas le inocularon una parte del gusto por las historias de miedo, de episodios inquietantes que hacían referencia a personas y hechos cercanos a la gente corriente. Eso lo sintió la niña a través de las lecturas, al tiempo que la vida a su alrededor le transmitía en silencio otros miedos. Al nacer en 1973, la autora vivió antes de los 11 años los estertores envoraginados del peronismo con María Estela Martínez de Perón, la vida sísmica del país durante la dictadura militar que duró siete años, los ecos de la guerra de las Malvinas en el 82 y la alegría mezclada con zozobra e incertidumbre de los mayores ante la reconstrucción de su país. Y veinte años después ella misma vivió la pesadilla de la crisis económica conocida como Corralito. Todo eso habría de permear en su narrativa como cuenta con suave acento argentino de ritmo pausado en aquel sillón enorme bajo una lámpara también gulliveresca.
La presencia de los ausentes se cuela por todos lados. Los cuentos de Los peligros de fumar en la cama surgen de un largo periodo después de que escribiera su segunda novela: Cómo desaparecer completamente (2004). La primera fue Bajar es lo peor, con 21 años (1994). Estos relatos de ahora fueron escritos en diferentes momentos tras el Corralito. Aunque le gusta como lectora el género, Enriquez ha querido aportar, a partir de lo clásico, ensanchar el territorio del miedo, de los miedos... Contarlos sin inmutarse, como si fuera la cosa más natural del mundo.
Ahí entra la escritora y también periodista, subeditora del suplemento Radar del diario argentino Página / 12, en la tradición literaria argentina con el terror y lo fantástico. Y Enriquez incorpora a sus cuentos un soplo policial, también marca de su país.
Mariana Enriquez. /Fotografía de Lisbeth Salas
Historias realistas, cotidianas y corrientes que desempolvan los miedos agazapados en cada persona y que acechan alrededor de cualquier vida, incluso en el lugar más íntimo y conocido.
Hasta antes de esos cuentos, Mariana Enriquez no tenía protagonistas femeninas. No le salían. Fue empezar a concebir estas historias y las voces de mujeres se hicieron escuchar solas... Y con ellas afloró la ironía, el humor, la creación de una atmósfera amenazante en la que alguna palabra o acción desdramatiza todo con naturalidad sin quitar el aleteo del miedo.
Sabe que algunos etiquetan sus relatos como góticos, al creer que todo lo misterioso es gótico. "No sé por qué lo ven así", dice. Sobre la concepción de cuentos y novelas, Enriquez es de esas autoras que más que escribir reescriben.
Los peligros de fumar en la cama y Las cosas que perdimos en el fuego renuevan el género gracias a una autora cuyas referencias literarias en este campo son Stephen King; Shirley Jackson, "una mujer que trabaja mucho con locura, casas, intimidad"; Neil Gaiman, "me interesa el trabajo que hace con la alta y la baja cultura"; Kelly Link, "a ella le robo, entre comillas, eso de contar muchas historias dentro de un cuento". Mientras sus referentes literarios generales no están lejos de ellos: William Faulkner, Carson McCullers, Truman Capote, Cormac McCarthy, y en general los autores del sur de Estados Unidos, pero también Juan Carlos Onetti. Entre los argentinos su autor favorito es Manuel Puig "por el trabajo que hace con las voces de la gente" y que Mariana Enriquez aspira y espera un día controlar tan bien como él. Voces que se entrecruzan en párrafos como este de Los peligros de fumar en la cama:
Este artículo se publicó originalmente en la web de WMagazín, la revista literaria online dirigida por el periodista Winston Manrique Sabogal, un espacio para conversar con sosiego sobre literatura, donde él es cronista de encuentros, reportajes y entrevistas a ambos lados del Atlántico, y los lectores son los coautores, con sus lecturas y comentarios.