"Había que venir", el grito contra el machismo en las calles de Barcelona
Gritos de "bote, bote, bote, machista que el no bote" o "Manolito, esta noche la cena tú solito” por las calles de la Ciudad Condal por el 8M
Barcelona se ha echado a las calles por el 8-M. Ni la lluvia, que amenazó y deslució la jornada desde el arranque, ha impedido que la Ciudad Condal lanzase un grito contra el machismo. Había ganas y se notó desde el inicio.
El grito ha sido festivo, de cánticos, de bailes, batucada incluida, pero no ha perdido su esencia, la reivindicación tras dos años sin manifestación feminista “de verdad”, después de la convocatoria de 2021 tan condicionada por la pandemia.
Las principales vías barcelonesas han sido una sucesión de pasos y también de testimonios entre las (y los) 15.000 asistentes, según la Guardia Urbana, 60.000 según la organización. “Sin las mujeres no hay revolución”, se oía a coro entre el gentío. Una de esas voces era la de Ariadna, de 17 años, que confiesa a El HuffPost que “me han perseguido por la calle, me han gritado y lucho para que esto no le pase a más gente”.
No es cuestión de jóvenes o adultas, es una lucha de todos. Lo prueba María Ángeles, a sus 60: “A pesar de que ha habido muchos avances todavía queda mucho trabajo por hacer. Sobre todo, que las mujeres dejen de ser asesinadas por el mero hecho de serlo”. Casi de su quinta es Estefanía, 52 años. Viene a la marcha, defiende, “para reivindicar que cada día sea feminista, para luchar por nuestros derechos, la igualdad de salarios, para romper el techo de cristal, porque no haya violencia y para que los hombres se apunten a nuestra lucha”.
Entre los que se han apuntado a la lucha, está Víctor, de 48 años, que se ha acercado a la manifestación a protestar porque le parece “injusto y antinatural” el trato a las mujeres y reivindica que “hay que plantarse y decir que no, que no tiene sentido” por todo lo que tienen que pasar las mujeres por el mero hecho de serlo. O Jordi, de 61, que reconoce que, aunque “se han ganado espacios” para las mujeres, “todavía faltan más” y que hay que reivindicar “los valores de la igualdad, porque la igualdad no es cuestión de sexo”. Aldo, 51 años, reconoce que su sitio en la manifestación de este martes es “sencillamente, mostrar mi solidaridad” con las mujeres, porque el apoyo a la causa es algo que hay que mostrar “en el día a día”, además del 8-M.
Menos explícitas, pero más directas en sus motivos por unirse a la manifestación han sido Irene y Marta, de 22 años, que lo han resumido con un contundente “porque hay que venir”.
Al ritmo del Ay mamá de Rigoberta Bandini o A quién le importa de Alaska, las y los manifestantes han seguido adelante su camino con otras proclamas como “boti, boti, boti, masclista qui no boti” (bote, bote, bote, machista que el no bote) y otras más explícitas —“Mi copa menstrual en la boca de Abascal”—.
Más y más testimonios. Se escucha a Alba, que a sus 23 protesta porque “voy por la calle con falda o enseñando una teta y ya está la sociedad entera comentando. En cambio no hablan de lo importante, que cada día mueren mujeres a manos de hombres”.
Algo más optimista, sobresale la ilusión de su tocaya de 51, que asegura estar disfrutando con una enorme sonrisa del 8-M. “Me encanta la mani, es mi manifestación favorita de todo el año”.
Pese al ambiente generalmente festivo, la mayoría de asistentes reconoce que todavía falta mucho camino por recorrer para conseguir “la igualdad real y efectiva” de las mujeres, sobre todo “en materia de violencia de género”, cuenta Ana, de 32 años. Bárbara, de 31, explica que en su “burbuja” se siente segura, “pero luego cuando sales al mundo real, ves todos los peligros que hay”. Entre las manifestantes también ha habido recuerdos “para las que ya no están”, como cuentan Fernanda y Lucía, que han venido a la manifestación “para ser su voz”.
La manifestación ha terminado en el Passeig Lluís Companys, frente al Arc de Triomf de Barcelona, pidiendo “derribar el sistema capitalista, heteropatriarcal y colonial”. En el manifiesto que han leído las organizadoras, la Assemblea 8M, han reivindicado el papel del feminismo: “Las feministas estamos aquí contra las precariedades, las fronteras y las violencias”.