Madrid, ejemplo de cómo Podemos se sabotea a sí mismo para no gobernar
La situación del PP y del Gobierno podría resultar menos desastrosa de lo que los acontecimientos muestran. Un Gobierno con un presidente citado como testigo en un caso de corrupción, un expresidente de la Comunidad de Madrid encarcelado y un exvicepresidente económico –el más brillante de la reciente historia de la derecha- que se ha enriquecido desde sus cargos públicos y ha comprometido el proceso de privatización empresarial más importante de la reciente historia española bastarían para poner contra las cuerdas a cualquier Ejecutivo. Pero está por ver que esa lectura acabe siendo la correcta.
Rajoy y el PP tienen enfrente a una oposición de izquierdas dividida y debilitada. Los socialistas siguen inmersos en su sangría y no tendrán cabeza visible hasta entrado el verano. Podemos sigue instalado en la rebeldía que les llevó al poder: prefieren sacar a la calle un autobús con frases-eslogan manidos, en vez de presentar propuestas trabajadas y hacer un parlamentarismo coherente, capaz de poner en evidencia las falacias del PP.
La experiencia que están haciendo vivir a Manuela Carmena en la alcaldía de Madrid es la prueba piloto de que los de Pablo Iglesias y sus compañeros de viaje prefieren protestar antes que gobernar.
Cómo sabotearse a sí mismos
"Montamos el 15M y salimos a la calle para cambiar las cosas, pero cuando llegas al poder y tienes la posibilidad de gobernar, no te puedes dedicar a sabotearte a ti mismo. Gobernar significa ser valientes, tomar decisiones y estar preparado para encajar las críticas que esas decisiones provocan", reconoce una colaboradora de Manuela Carmena.
La última visualización de las zancadillas a Manuela fue hace unas semanas, cuando votó a favor de la liberación de Leopoldo López, con media docena de sus concejales en contra. "¿Es tan complicado hacerles entender que los organismos internacionales han dejado claro que ese opositor venezolano, sea bueno o malo, está preso injustamente? Ojo, no conviene meternos a todos en mismo saco. Una cosa es Ganemos –los más incoherentes-, otra Podemos, otra IU o Equo y otra los pocos independientes que hay", reconoce otra fuente de Ahora Madrid.
El hecho es que los concejales de la capital se encuentran a menudo con situaciones absurdas, por no hablar de cómicas, si no fuera por la irritación que sienten los más experimentados en la gestión, como sucede con la propia Carmena o Inés Sabanés, que pese a sus tablas –"Esto ya lo he vivido antes", se les oye decir de vez en cuando-, a veces están saturadas de rebeldes sin causa.
"No paran de pasar manifiestos para firmar. Imaginad uno contra Montoro. Y les dices: 'Pero, ¿por qué un manifiesto contra el ministro de Hacienda si estás en el poder y desde tu concejalía le puedes pedir una cita, negociar con él y atajar una parte de ese mal?' No asumen que pueden firmar un decreto o pueden reunirse con el ministro que quieran", confiesa un asesor municipal, cansado de explicar lo obvio.
Pánico a decidir
Hay cierta unanimidad en reconocer que entre los que tienen más pánico a gobernar, a decidir y solucionar, se encuentran los tres diputados de Ganemos Madrid. "Es que hay gente, como Rita Maestre por ejemplo, que ha ido bajando su tono de prepotencia, asumiendo su papel. Tampoco se puede mezclar a Inés Sabanés con los demás, como Carlos Sánchez Mato (el concejal destituido por la alcaldesa)", admite la misma fuente.
Por el contrario, la última operación contra Carmena, esbozada en vísperas de Semana Santa y con el etiqueta #asínomanuela –la misma que se utilizó contra Íñigo Errejón la noche del pasado 24 de diciembre- no produce alarma. "Ahora, las cosas se han tranquilizado. Manuela es mucha Manuela y hasta las maniobras para sustituirla se han parado", comentan las mismas fuentes.
Que las presuntas maniobras para cercar a Carmena y dar cancha a Sánchez Mato han quedado abortadas por la defenestración de éste es un hecho que dan por cierto entre los errejonistas de la capital, donde reconocen que hay "bastante de verdad en eso de que Pablo y los suyos han hecho sus cálculos ya hace tiempo. Consideran que les resulta más rentable no gobernar. ¿Para qué mancharse las manos en una situación como la actual? Les quedan tres años por delante, dejando gobernar a Rajoy. Que sus cálculos sean los correctos o que se tapen con esos argumentos para no asumir que les da pavor gobernar es otra cosa", zanja un exerrejonista, desencantado con todos.
La tesis de que existe ese miedo a mancharse las manos tomando decisiones desde el poder, el temor a ser descubiertos en sus debilidades como gestores es una de las aceptadas entre las razones que llevaron a Iglesias a romper en minutos las negociaciones para gobernar con Pedro Sánchez.
La peligrosa Susana
La cuestión ahora es que si gana Susana Díaz -"con los métodos o las presiones que los susanistas quieran", comenta la misma fuente- está por ver que la la presidenta de la Junta "no se vaya a comer con patatas a Iglesias. El pacto entre Susana y La Moncloa para no agredirse hasta el último año de la legislatura no será óbice para que esta mujer, que es una fiera sobre el escenario, arrincone a Pablo".
Otra sorpresa. O una nueva interpretación. Que a un sector de Podemos le preocupe más Susana Díaz como líder del PSOE que Pedro Sánchez, quien en teoría les disputaría un perfil de votante más parecido.