Canadá, México y la UE responden a los aranceles al acero y al aluminio impuestos por EEUU
EEUU y sus aliados, enfrentados en una escalada comercial sin precedentes.
Los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio, que afectan principalmente a los aliados de Estados Unidos, han entrado en vigor este viernes, y pueden desencadenar una devastadora guerra comercial para la economía mundial.
Estos derechos de aduana suplementarios de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio de México, Canadá y la Unión Europea, tres de los principales aliados comerciales de Estados Unidos, constituyen una inédita ofensiva en la reciente historia económica, pero también diplomática.
Canadá ha sido uno de los primeros en replicar y ha anunciado aranceles por 12.800 millones de dólares a bienes estadounidenses. El reproche del primer ministro canadiense Justin Trudeau ha tenido cierto tono dramático: "Estos aranceles son una vergüenza para la larga alianza de seguridad entre Canadá y Estados Unidos". "Estados Unidos ha sido explotado durante muchas décadas en el ámbito del comercio. Esos días han terminado", le ha respondido el presidente Donald Trump.
Por su lado México ha prometido "medidas equivalentes" contra diversos productos estadounidenses, que "estarán en vigor mientras el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos".
Ahora todo el mundo mira hacia la Unión Europea, cuya respuesta ha sido hasta ahora verbal. Esta decisión de Washington es "un error" y es "ilegal", ha transmitido el presidente francés Emmanuel Macron a Trump, en conversación telefónica, según la presidencia francesa.
La UE responderá de "manera firme y proporcionada", ha agregado. "El nacionalismo económico es la guerra" había afirmado Macron antes de esa entrevista.
La canciller alemana Angela Merkel ha manifestado temer "una escalada que perjudicará a todo el mundo". El gobierno alemán ha prometido que la respuesta al "Estados Unidos primero" de Trump debe ser una "Europa unida".
"Estados Unidos no nos deja otra opción que llevar este conflicto ante la OMC (Organización Mundial del Comercio) e imponer derechos de aduana suplementarios a productos procedentes de Estados Unidos" ha dicho por su parte el jefe de la UE, Jean-Claude Juncker.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, ha afirmado este viernes que "la UE no está en guerra con nadie (...) es un proyecto de paz, también en comercio", pero "claramente, la UE tiene que defender sus intereses".
La decisión de Trump contra sus aliados, en nombre de la seguridad nacional, ha generado indignación incluso entre dirigentes de su propio partido republicano.
"La decisión va en contra de nuestros aliados, cuando deberíamos trabajar con ellos y ocuparnos de las prácticas comerciales injustas de países como China" se ha lamentado el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
El secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross, ha minimizado los riesgos de represalia de los países afectados, y ha dicho que las importaciones procedentes de la UE representan "poca cosa" respecto al déficit comercial de Estados Unidos.
El impacto económico de los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio es relativamente limitado, pero el mayor riesgo es una escalada, con represalias y contra-represalias, que podrían afectar gravemente el orden comercial mundial.
"Ello afecta a un derecho de aduana del orden de 10 a 20%, unos 6.000 millones de dólares de exportaciones europeas, es decir una pequeña parte del flujo (comercial), hay que guardar las proporciones", ha opinado Pascal Lamy, exdirector general de la OMC, este viernes a la radio francesa RMC.
Pero no ha dejado de calificar de "muy inquietante" la decisión de Washington tomada en nombre de la "seguridad nacional", una justificación a su entender "totalmente grotesca".
Prueba de que lo peor queda por llegar es el comunicado de la UE y Japón contra otro proyecto de Estados Unidos, más espectacular, de imponer más aranceles a las importaciones de automóviles.
"Si estas medidas en estudio son impuestas (...) provocarían serias turbulencias" habían advertido la Comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y el ministro japonés de Comercio, Hiroshige Seko. Ambos han estimado que semejante iniciativa estadounidense podría conducir a la "desaparición del sistema comercial multilateral" actual.
Por su lado, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha denunciado, al margen de una reunión de altos responsables de Finanzas del G7 en Canadá, una forma de "cuestionar la manera en que funciona el mundo" desde hace décadas, basado sobre el "principio de la confianza y la cooperación".