Luzbel y Babel: las políticas culturales en la ciudad
Ya hace diez años, Paul Rausell,[1] (Rausell 2007), presagiaba la tesis del "advenimiento del capitalismo cultural, la producción cultural y sus modelos de gestión se enfrentan a una nueva era en la que devienen en un elemento central...". Hoy el turismo ya no puede separarse de la economía de la cultura, pues constituyen un conjunto biunívoco y de auge creciente que opera mediante la diversificación extensiva hacia el turismo cultural y la economía de la cultura.
En esa economía en la que los iconos arquitectónicos, las grandes colecciones, museos y fundaciones públicas y privadas han extendido una red de influencia en la que su captación de clientes supera con mucho la de la industria convencional y las agrupa superando e integrando categorías anteriores de "sol y playa", "deportivo" o "rural", etc. De hecho, la innovación turística en la denominada industria turística (Industria 4.0) es de las más avanzadas y eficientes del mundo, empleando tecnologías punteras en producción y distribución de servicio mediante flujos de información digital, expandidos a todos los sectores de las plataformas de acceso y reserva, utilizando mecanismos de gestión de viajes, seguros y financiación muy eficaces, y hasta divisas propias. Es una industria con gran concentración de grupos, fondos de inversión y cotización bursátil.
Del turismo masivo dan cuenta algunas mega-cifras de proporciones desconocidas hasta hoy: las llegadas de turistas internacionales han aumentado de 25 millones a nivel mundial en 1950 a 278 millones en 1980, 674 millones en 2000 y 1,235 millones en 2016. Del mismo modo, los recibos de turismo internacional obtenidos por destinos en todo el mundo han aumentado desde 2 mil millones de US $ en 1950 a 104 mil millones de US $ en 1980, 495 mil millones de US $ en 2000, y 1,220 Billones US $ en 2016[2].
Hubo un tiempo en que el turismo se consideraba el paradigma de la paz sostenible, aunque las dudas se han acrecentado ante la persistencia de la "sostenibilidad débil" y carencia de la "sostenibilidad fuerte" (Pearce y Atkinson 1993), aunque en esta última se han producido escasos avances en los últimos 20 años según Pulido (2005)[3]. Cuando las jerarquías se pierden, todas las metas confluyen para incrementar el turismo masivo de todo tipo, ya que es la industria mundial mejor preparada, concentrada y modernizada por el capitalismo global, tras la gran recesión de 2007.
En estos días se ha celebrado en Cibeles el IX Foro de Industrias Culturales, convocado por la Fundación Alternativas, que cuenta con los alcaldes de Madrid, Santander, Segovia, Urueña, Alcalá de Henares y distintos expertos y comunicadores. El debate debe propiciar una larga reflexión sobre lo que significan las denominadas "industrias culturales" en el contexto del 'Turismo 4.0', un tsunami, de momento ilimitado.
Las políticas culturales de la ciudad son micro-estrategias frente a las tendencias mundiales, pero la creatividad de los ciudadanos depende mucho de cómo se enfoque lo que llamamos industria, de que el árbol del turismo cobije a los habitantes del planeta en la sombra de la cultura, o los deje, desnudos al sol, fuera de ella. La ciudadanía no quiere ser tratada como espectadores al borde mismo del paraíso turístico; pero el concepto de patrimonio ha variado y el monumento es ya un centro de producción y consumo turístico, en el que el museo actúa como cadena de distribución de flujos, y el centro de las ciudades está en peligro de tematizarse expulsando residentes y desnaturalizando el concepto mismo de patrimonio cultural. Esta situación está provocando contramedidas que ya se estudian en Ámsterdam, Barcelona, o Venecia, - por citar a más ciudades y tamaños de los convocados -, para renovar a fondo las estrategias de ciudad.
En estos tiempos de confusión urbana, ante la proliferación de negocios de origen remoto y tendencias globales casi imposibles de reconducir o mitigar, el turismo sostenible, como el desarrollo sostenible, aparecen cada vez más como utopías, si no se cambian los modelos de planificación y gestión del proceso turístico; mucho más en su creciente vertiente cultural. Si el turismo no se estudia en marcos europeos o continentales, si no se analizan sus impactos reales en la economía y se identifican las cifras ciertas del turismo cultural, o si sólo se aplican medidas cuantitativas sobre los destinos identificados previamente como inteligentes, o se consideran como indiscriminados, para atraer más y más visitantes indiferenciados, tendremos un problema con el vigente modelo que se extiende por todas partes como una pandemia.
Si el turismo ha llegado a considerarse la panacea del modelo de compartir el planeta del siglo XXI en paz, sobre la base de comprender y conocer otras culturas, la innovación debe presidir el trabajo de las ciudades en torno a las estrategias del turismo cultural. Los alcaldes tienen una caja de resonancia muy potente para hacer valer la creatividad cultural y el bienestar social, frente al mero lucro de los grandes operadores. Las políticas culturales han de ser un modelo de discurso contra el cambio climático; no se podrá considerar turismo sostenible aquel que expulse a los habitantes de su hábitat o lo ponga en peligro.
Tal vez, Luzbel como príncipe de los ángeles rebeldes era, como el turismo sublimado de los años 50, el portador de la luz. Lucifer, el ángel caído, es su contrapunto, despojado de sus alas y expulsado del paraíso. Babel era la torre helicoidal de la confusión de las lenguas ("balbál" significa en hebreo confundir). Ángel-caído y Torre-inconclusa se enfrentan a la noción de crecimiento ilimitado intentando arrebatarle el poder a las ciudades y confundir los lenguajes, haciendo torres más altas y pos-verdades más ilegítimas e incomprensibles.
[1] RAUSELL KÖSTER, Pau. Economista y profesor titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de València. Director del Área de investigación en Economía de la Cultura y Turismo (Econcult). "Cultura. Estrategia para el Desarrollo Local" nº 04 AECI. 2007
[2] UNWTO Tourism Highlights - 2017. "El turismo es una categoría principal de comercio internacional de servicios. Además de los recibos obtenidos en Además, el turismo internacional generó US $ 216 mil millones en exportaciones a través de servicios internacionales de transporte de pasajeros prestados a no residentes en 2016, elevando el valor total de las exportaciones turísticas a US $ 1,4 billones, o US $ 4 mil millones al día en promedio."
[3] PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. Vol 13. Nº6. Págs 1315-1335. 2015.