Los telegrafistas
El lunes 30 de abril de 2018 a las 23, 59 horas, Francia envió el último telegrama de su historia. Probablemente a la generación de los millenials y posteriores la telegrafía, y todo los relacionado con esta red de telecomunicaciones universal – antecedente de nuestra actual internet- no les suene de nada.
En España, Telegrafos como institución de la Administración disfrutó de un prestigio muy considerable entre ciudadanos y empresas. Hoy de esa institución no queda apenas rastro, únicamente la Asociación de Amigos del Telégrafo se encarga de mantener vivo su espíritu y trabaja para que el telégrafo no caiga en el olvido.
Este medio de comunicación desapareció por obsolescencia por los nuevos sistemas de comunicación. Pero ¿fue éste el auténtico motivo de su desaparición? Su defunción fue causada por el choque entre Función Pública y Política. En todas las ocasiones en las que estos singulares funcionarios intentaron modernizar sus infraestructuras la política optó por otorgar la modernización de las telecomunicaciones a otras instituciones. Así, se les fue arrinconando hasta obligarles a gestionar una tecnología que no pudo adaptarse a los cambios, estancándose en un sistema que no daba respuesta a las necesidades que demandaban ni ciudadanos, ni empresas.
Así, el 22 de abril de 1855, se promulgó la ley que promovía la construcción de las líneas telegráficas y se encargó de su gestión al Cuerpo de Telégrafos. El acceso a este cuerpo tuvo siempre unas bases meritocráticas por el contenido técnico que la actividad requería.
En los albores de la telefonía ésta se explotaba mediante concesiones a diferentes empresas. En los periodos interconcesionales eran los funcionarios de Telegrafos los responsables del mantenimiento, puesta a punto y explotación comercial de las líneas. La alta calidad del servicio que prestaban hizo que estos solicitaran un "plan de autonomía administrativa para el servicio telefónico" para su explotación por Telégrafos.
Siendo Francos Rodriguez Director General de Correos y Telegrafos, los telegrafistas redactaron el proyecto de creación del "Instituto Nacional de Telefonía", germen inspirador de lo que sería la Compañía Telefónica Nacional de España.
En 1921 con el desarrollo de las primeras comunicaciones por radio, Telégrafos fue pionera en su implantación. Los telegrafistas volvieron a solicitar la explotación de este novedoso sistema. Su reivindicación se concretaba en la frase: "Broadcasting para Telégrafos". También aquí les fue vetada su gestión.
En 1923, perdieron toda posibilidad de gestionar la telefonía al crearse la Compañía Telefónica Nacional de España.
Aún a pesar de esta nueva negativa en 1951 se les otorgó la gestión de la red Télex, uno de los más importantes soportes del periodismo. Muchos recordarán la frase, "hemos recibido un teletipo de última hora....."
Y así llegamos a 1990 para cuya fecha los telegrafistas son conscientes de que su sistema tecnológico está quedándose anticuado. Ya son entonces una realidad los nuevos sistemas de telecomunicaciones que permiten la transmisión de paquetes de datos, sobre protocolos de comunicación X-25 y x-400. Aún a pesar de su escaso peso específico en el ámbito de la Administración consiguen modernizar la red de telegrafía con los sistemas anteriores. Igualmente comienzan a realizar tendidos de fibra óptica e incluso alquilan un canal al satélite Hispasat.
Todas estas inversiones colocaron a la red de comunicaciones de la antigua telegrafía entre las más modernas del país. De hecho, por su red troncal de radioenlaces circulaban los datos de uno de los productos más avanzados de Telefónica, "Iberpack". Además tenían la capacidad de transmitir voz, por lo que intentaron, al liberalizarse este mercado, formar parte del segundo operador de telefonía del país.
Para poder modernizar estas infraestructuras los gobiernos de turno invirtieron ingentes cantidades de dinero -difíciles de cuantificar porque no existen memorias anuales de la institución encargada de realizarlas entre los años 1992 a 1997- y que, obviamente, han tenido una rentabilidad mínima.
A partir de este momento los herederos del servicio telegráfico entraron en declive irremediablemente y los funcionarios, cuya mayor preocupación consistía no distanciarse de los avances de los modernos sistemas de telecomunicaciones, fueron arrumbados hasta la insignificancia.
Sirva la eliminación del servicio telegráfico en Francia como homenaje a este colectivo que fue el embrión de la actual Internet.