Los pañuelos rojos nacen como respuesta a los chalecos amarillos en Francia
"Basta de bloqueos, de violencia, de confiscación de la palabra y del espacio público", defienden.
Los pañuelos rojos, un nuevo movimiento que agrupa a ciudadanos hastiados con los disturbios registrados en las últimas manifestaciones de los chalecos amarillos en Francia, se han echado a las calles este fin de semana para reclamar el fin de la violencia y el respeto a las instituciones democráticas.
Su protesta en París, la primera que llevan a cabo, reunió el domingo a unas 10.500 personas, según la Prefectura de Policía de la capital.
La marcha fue convocada por ese movimiento y la asociación Stop. Maintenant, ça suffit (Stop. Ahora, basta ya), con el apoyo de los llamados chalecos azules, otro colectivo surgido en respuesta a los amarillos.
La convocatoria en Facebook subrayó que se trataba de una protesta apolítica contra los altercados recientes y "el clima de insurrección instaurado por los chalecos amarillos", que iniciaron sus reivindicaciones el 17 de noviembre, en un primer momento contra el alza de los impuestos al carburante.
"Basta de bloqueos, de violencia, de confiscación de la palabra y del espacio público", indicaba el llamamiento. La convocatoria subrayaba que "la mayoría, silenciosa hasta ahora en Francia", debía "levantarse"
Esta manifestación tiene lugar un día después de la protagonizada por los chalecos amarillos por undécimo sábado consecutivo, que, según el Ministerio del Interior, reunió a unas 69.000 personas y, conforme a su propio recuento, a al menos 123.150.
Pañuelos, bufandas, chubasqueros o abrigos, todos de color rojo, identificaron a los participantes en la marcha de hoy, que portaban también banderas de Francia o camisetas con el lema "Amo mi República".
"Estoy harto de la violencia", dijo a Efe Vincent Moreau, profesor de 54 años llegado expresamente de Normandía, en el noroeste del país, para reivindicar el respeto a las instituciones y una vuelta a la calma a través del diálogo.
Paulette, jubilada de 64 años, dejó claro que su presencia en la marcha, que partió de la plaza de la Nación en dirección a la de Bastilla, no implicaba un apoyo al presidente francés, Emmanuel Macron.
Aunque el gran debate nacional y las medidas emprendidas por este en favor del poder adquisitivo no son suficientes en su opinión, esta antigua secretaria resumió el sentir general asegurando que, aunque no buscan una confrontación directa con los "chalecos amarillos", el cambio debe surgir del diálogo o las urnas.
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