'Los inútiles'
Hay que interrumpir el confort con sobresaltos. Esta declaración de intenciones del escritor francés Michel Houellebecq pareciera estar marcando la hoja de ruta de los partidos políticos en desacuerdo con la figura del relator.
El objetivo: sembrar un pánico desproporcionado al hecho de que se incorpore un 'coordinador de sesiones' a un foro ya existente de partidos políticos catalanes para tomar acta de sus discusiones. Fórmula desarrollada en un escenario de normalidad institucional, que además ya adoptó el Ejecutivo de Rajoy en 2014 y 2017.
En ningún momento se ha puesto en jaque el orden constitucional, ni se está negociando un supuesto derecho a la autodeterminación en contrapartida a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, la maquinaria del terror ya ha comenzado, y se muestra incendiaria con la idea de crear una llamarada tan alta que ensombrezca la realidad y la cordura.
Los responsables de esta falta de sentido de estado son Partido Popular, Ciudadanos y Vox, que recuerdan a los personajes protagonistas de la película Los Inútiles de Federico Fellini. Al igual que el grupo de I Vitelloni, estos tres partidos son especialistas en mirar la vida pasar, en no hacer nada ante el desafío independentista catalán. Solo se les ocurre aplicar la ley llegado el momento. Para eso podríamos plantearnos tener autómatas en el poder, ya que de un político se espera que, además de actuar en el marco legal, agote todas las opciones diplomáticas que estén a su disposición. En definitiva, que haga política.
También habría que preguntarse dónde estaban estos supuestos patriotas cuando la banca española dilapidó 60.000 millones de euros de los contribuyentes, cuando se cambió el artículo 135 de la Constitución Española con nocturnidad y alevosía, o con la epidemia de recortes, corrupción, desahucios, caída del poder adquisitivo de las pensiones, etc. Quizás, decorando algún balcón con una bandera que no merecerían exhibir ninguno de ellos. La cuestión es que en esos casos no cargaron de manera furibunda contra los culpables, ni incitaron a manifestarse en las calles. Ahora sí lo hacen, ahora es el tiempo de los inútiles.
El Partido Popular se ha vuelto más anacrónico con la llegada de Pablo Casado a la presidencia, que no ha tardado en escenificar un viraje a la extrema derecha. Desquiciado por encontrar un hueco donde antes reinaba, ha protagonizado en relación a este caso unas acusaciones brutales e injustificadas contra el presidente del gobierno de España.
En la batalla por el pulso del relato, Casado ha construido una serie de hechos alternativos con la intención de tirarse a la yugular de Pedro Sánchez.
El caso de Ciudadanos es especialmente paradigmático. Un partido que ha mutado progresivamente en su ideario, de socialdemócratas a liberales en lo social y en lo económico. Algo que lo alinea con partidos como el FDP alemán o D66 en Países Bajos. Y a diferencia de otro de sus socios europeos, el partido de Macron en Francia, Ciudadanos alberga un fuerte anti-nacionalismo periférico, el cual le da ventaja frente al PP entre aquellos votantes más partidarios de recentralizar competencias.
A estos dos partidos y a Vox se les ha unido en las críticas la vieja guardia socialista, ilustres como Felipe González o Alfonso Guerra. Ambos descontextualizados y con la sangre revuelta porque, tras bendecir un golpe de Estado dentro de su partido para destronar a Sánchez, no consiguieron con su apoyo aupar a la candidata Susana Díaz hasta la Presidencia. Sin duda, este es otro PSOE, que nada tiene que ver con los GAL, las escuchas ilegales del CESID, el caso Filesa, la ley de la patada en la puerta, con Luis Roldán, con la cuestionada Europa de Maastricht... Casos y polémicas que salpicaron al Gobierno de González y Guerra, que deberían plantearse dejar de dar lecciones al mundo, cuando hoy nadie les recuerda sus mayúsculos errores, ni tampoco haber aprovechado considerablemente las puertas giratorias de su anterior ocupación política.
Regresando al tema del relator, la estrategia del gobierno de Pedro Sánchez no es otra que la de explorar todas las vías posibles que ofrece la legalidad vigente para encontrar una salida al problema catalán.
Los partidos vitelloni marcharán este domingo por las calles de Madrid, gravitando en esa brisa estéril de propuestas y envarados en su mediocridad. Una vez más, volverán a no aportar nada para solucionar la crisis independentista.