Los interrogantes en el tablero electoral andaluz
Si cala el mensaje transversal y de buena gestión, [en el PP] creen que hasta un 10% del voto socialista podría ir al PP, lo que les acercaría a su objetivo.
Mucho han cambiado las cosas desde finales de 2018, cuando se celebraron las últimas elecciones en Andalucía, hasta la fecha, a las puertas de que se abran de nuevo las urnas. Hace cuatro años, Juanma Moreno era el líder de la oposición, prácticamente ninguna encuesta vaticinaba la suma de votos de centroderecha, Ciudadanos se acercaba peligrosamente al PP y en los círculos populares se especulaba con su caída política en caso de catástrofe. Hoy, nadie discute que Moreno ganará con claridad las elecciones (cosa que no hizo en 2018, cuando el PP obtuvo el peor resultado en esta comunidad desde 1990) y la principal duda estriba en si se acercará a la mayoría absoluta o Vox hará valer su fortaleza en votos para exigirle acomodo en el Gobierno autonómico.
Según los suyos, Moreno es hoy quien marca los tiempos, la agenda y la estrategia. Las siglas del partido prácticamente han desaparecido porque “en Andalucía no votan al PP, votan a Juanma”. Y será él quien decida los líderes nacionales, presumiblemente pocos, que visiten el territorio. El estilo Feijóo que en Galicia siempre le ha funcionado para lograr la mayoría absoluta.
Si cala el mensaje transversal y de buena gestión, creen que hasta un 10% del voto socialista podría ir al PP, lo que les acercaría a su objetivo. Y Moreno está muy cómodo envuelto en el halo de la moderación. Por eso, para muchos en el propio partido resulta difícil entender que se propicien debates como el del estado plurinacional.
La estrategia ahora pasa por manejar las expectativas para que no se repita lo vivido en Castilla y León. La mayoría absoluta se logra con 55 parlamentarios, y Moreno tiene sondeos internos que le otorgan ya cerca de 50. En 2012, Javier Arenas obtuvo esos 50 escaños pero se quedó sin opciones de gobernar y, en 2018, el PP quedó por detrás del PSOE y logró 26. “O somos prudentes o nos puede pasar como a Mañueco, que obtengamos al final 45 escaños, que sería un gran resultado, pero que la percepción que quede es que fuimos de más a menos y nos desinflamos. Y, cerradas las urnas, habrá que negociar”.
Y esa es la siguiente clave. Contados los votos, previsiblemente habrá que dialogar con el resto de formaciones políticas. Vox sacó en las anteriores elecciones 12 escaños y las encuestas apuntan a que podría llegar a 22. Sus mensajes calan especialmente entre los jóvenes y en la Andalucía interior, como queda recogido nítidamente en los estudios con los que trabaja el PP andaluz.
Macarena Olona, que dejará a primeros de junio la madrileña Carrera de San Jerónimo, entrará con fuerza en el Parlamento autonómico. Pero, ¿será vicepresidenta de Andalucía? Moreno quiere orillar la cuestión, precisamente para atraer al votante socialista descontento y acercarse lo máximo a la absoluta, pero muchos en el PP andaluz dan por descontado que Vox querrá entrar sí o sí en la Junta. Y que hay que empezar a hacerse a la idea, pese a los recelos de Alberto Núñez Feijóo, quien cabe recordar que no fue a la investidura de Alfonso Fernández Mañueco, que estrenaba gobierno autonómico con Vox.
Hay otra variable más. ¿Qué pasará finalmente con Ciudadanos? En la actualidad tiene 21 escaños y podría quedarse sin ninguno, aunque hay sondeos que le dan hasta 5 diputados. “¿Y si lográramos 50 escaños y Marín alcanzara 5? Estaríamos en otro escenario en el que nos moveríamos con mucha más comodidad”. Aunque, en la calle, la impresión es que el fin político del partido naranja es inminente también en esta tierra.
Lo que prácticamente nadie discute es que Moreno ganará. Avalado por su gestión, es uno de los líderes de moda del PP, con más influencia en Génova. De hecho, Juan Espadas, el candidato socialista, parece asumir que este aún no es su momento y se limitará a retener los 33 escaños que logró Susana Díaz.
Y eso ya es muchísimo para Moreno, más si echamos la vista atrás y lo comparamos con la campaña de 2018. Un contexto que también tendría que servir para aunar a todos los sectores dentro del PP, si no en las listas electorales, cosa que no ha hecho, sí en capítulos posteriores.
¿Se le hará demasiado larga la campaña a “Juanma”? De momento, nada lo parece indicar, todo lo contrario que a Pedro Sánchez y al semi desconocido Espadas.