Los epidemiólogos, “perplejos” ante la postura de Madrid: “Es absolutamente excepcional”
La inacción del Gobierno regional ante unos datos preocupantes es "inasumible", argumentan.
“La situación en Madrid es complicada y no entendemos la postura de su Gobierno”. Si hay una frase que resume la visión sobre lo que está pasando en Madrid, es esta. En este caso, viene de boca de un experto en Salud Pública, pero bien podría haberla dicho cualquier ciudadano, sea madrileño o no.
Lo que ha ocurrido esta semana en la capital —incluido un acuerdo con el Gobierno central transformado luego en desacuerdo— ha sido el culmen del caos, pero los datos de coronavirus vienen advirtiendo desde hace tiempo de que el panorama en la Comunidad de Madrid no es bueno, y que había que actuar, no sólo por barrios.
Ahora que la situación está “descontrolada” —en palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa— es cuando el Gobierno central se ha decidido a actuar, ordenando el confinamiento perimetral de la capital y de otros nueve municipios madrileños. Algo que se podría haber evitado si el Gobierno regional hubiese tomado otras medidas a tiempo.
“Tiene la tasa más alta de Europa, que no es moco de pavo”
“Como no hay tratamiento para el coronavirus, la única solución por el momento es el aislamiento de los contagiados, y eso se hace con un buen sistema de detección, diagnóstico y rastreo. En la medida en que esto se consiga, no hace falta tomar más medidas en una comunidad, pero si eso no se hace, la infección se va extendiendo”, explica Joan Ramón Villalbí, miembro de la Junta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Es lo que ha ocurrido en la Comunidad de Madrid, cuya tasa de incidencia ya roza los 700 casos por 100.000 habitantes. “Tiene la tasa más alta de Europa, que no es moco de pavo”, comenta Villalbí.
“Mi perplejidad, y la de muchos colegas míos, es la resistencia a tomar unas medidas que todos sabemos que son útiles, desde la OMS hasta el Centro Europeo de Control de Enfermedades, pasando por todos los profesionales y las revistas científicas”, afirma el epidemiólogo. “Estamos tremendamente perplejos ante la inacción de los responsables sanitarios de la Comunidad en esta situación”, reitera. “Sorprende la negación de la realidad y de la necesidad de actuar, sobre todo cuando muchas comunidades autónomas han actuado antes de llegar a esta situación con notable contundencia”, comenta. “La situación de Madrid se parece cada vez más a la de algunos países que se han negado a actuar, y donde la cosa se ha ido complicando cada vez más”, advierte.
Villalbí recuerda que otras comunidades “ya tuvieron situaciones complicadas en julio y tomaron medidas: cerraron municipios o comarcas, redujeron aforos, suprimieron el servicio en las barras del bar si vieron que una parte de los contagios se producía ahí”. “Fueron actuando y en la mayoría de los casos se hizo bien, como en la costa de Lugo, o incluso en Aragón y en Lérida, que tuvieron una situación muy complicada y lo pasaron francamente mal, pero lo superaron”, menciona.
“Desde que finalizó el estado de alarma, estamos viendo la capacidad de gestión de las comunidades, y vemos que es muy diferente”, prosigue. “Si miramos las gráficas, vemos comunidades que primero subieron y luego bajaron; comunidades que desde hace tiempo la cosa no baja pero tampoco sube mucho, como Cataluña; otras que están muy bien, como Asturias y la Comunidad Valenciana; y luego tenemos la situación de Madrid, que es absolutamente excepcional. Las gráficas hablan por sí solas, y son tremendas”, zanja.
Un “desplome” en las cifras que no es tal
Esta semana, la Comunidad de Madrid ha hecho uso de esas gráficas de una manera muy particular, hablando de un supuesto “desplome” en la cifra de personas ingresadas por Covid. Donde todos ven cifras preocupantes, el Gobierno regional saca pecho.
“La Comunidad de Madrid argumenta que la tendencia ha cambiado, pero aquí fallan varias cosas”, afirma Javier Padilla, médico de familia especializado en Salud Pública y coautor de Epidemiocracia. “Por un lado, todavía es muy pronto para decirlo; sí que ha habido una disminución en la velocidad de crecimiento, pero no un cambio de tendencia como tal, y crecer menos rápido tampoco quiere decir que la cosa esté mejorando”, explica. “Por otro lado, puede haber otros factores que influyan en ese crecimiento menos rápido. Por ejemplo, en algunos hospitales se están habilitando gimnasios para pacientes Covid; si tienes que mandar a alguien a un gimnasio, te lo piensas, así que es probable que personas que en un principio se hubieran ingresado ahora se mandan a aislamiento domiciliario”, señala.
Una de las cosas que más sorprende a Padilla es la manera en que “estamos normalizando un número diario de fallecidos totalmente aterrador”. “Estamos a 50 muertos por día; es una barbaridad que en la segunda ola ya tengamos esto normalizado, porque además sabemos que si ahora tenemos 50 muertos por día, en las próximas tres semanas seguiremos con la misma cantidad de muertes”, apunta. “Cuando decimos que vamos tarde, queremos decir que hay una cantidad de hospitalizados, ingresados en UCI y fallecimientos que habríamos evitado si hubiéramos actuado antes”, sostiene el médico.
Padilla no entiende “que Madrid anuncie un día que no va a hacer pruebas a contactos —básicamente, porque no tienen capacidad ni siquiera para rastrear a esos contactos— y al día siguiente el consejero de Sanidad diga que la situación se está empezando a controlar”, critica. “Esto no cuadra: están reconociendo que la transmisión está descontrolada y al mismo tiempo se están negando a tomar medidas para frenar esa transmisión”, lamenta Padilla.
“Las consecuencias no son triviales”
“Eso no es asumible”, coincide Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “Con las cifras que hay, insinuar que la situación está controlada es peculiar, por decir un eufemismo”, comenta. “A menos que cambien los datos, la información epidemiológica disponible es preocupante. “No ha bajado la presión asistencial, la tasa de incidencia es elevadísima, tienen una tasa de positividad de más del 20%… No se puede decir que esté controlado con un cuarto de las camas ocupadas por Covid, y con casi la mitad de intensivos, haciendo que se tengan que aplazar otras intervenciones”, insiste el epidemiólogo.
Joan Ramón Villalbí coincide en señalar ese problema que arrastra consigo la epidemia. “En Madrid se están aplazando operaciones a pacientes no urgentes, pero la gente no sólo se muere de coronavirus”, advierte. “Los centros de salud están dejando de hacer actividad que no sea relacionada con coronavirus; probablemente se está dejando de controlar a pacientes de diabetes, hipertensión, etcétera. Habrá gente a la que le dé miedo ir al hospital y quizás le pasa algo… En fin, las consecuencias de esta disrupción en el sistema sanitario no son triviales”, avisa Villalbí.
¿Brotes verdes?
En medio de este escenario funesto, el epidemiólogo Pedro Gullón, coautor de Epidemiocracia, aporta un dato que puede sonar esperanzador… hasta cierto punto. “Aunque la transmisión en Madrid sigue creciendo, en algunos sitios parece que ha bajado un poco la velocidad a la que crece esa transmisión, pero todavía es muy parcial y tenemos que ver si estos datos se consolidan”, apunta.
En cualquier caso, matiza Gullón, “ese pequeño cambio de tendencia en la velocidad del crecimiento poco tiene que ver con los confinamientos que se han hecho hasta ahora, porque para ver sus efectos se tiene que esperar al menos entre 10 y 14 días”. Y, de todos modos, “eso no quiere decir que la transmisión esté bajando, sino lo contrario, porque sigue subiendo”, aclara.
En su opinión, las restricciones que se aplicarán en Madrid a partir de este sábado por orden ministerial llegan “muy tarde”, con “varias semanas o incluso meses” de retraso. Y puede incluso que no sean suficientes. “Lo que va a aplicar Madrid son medidas bastante suaves que otras comunidades ya pusieron en marcha cuando tenían incidencias de 150 casos por 100.000 habitantes, una tasa mucho menor que la de Madrid”, explica. “Cuando se toman medidas restrictivas mientras la transmisión comunitaria es pequeña, al final son más suaves y duran menos tiempo. Cuando la transmisión comunitaria es muy grande, las medidas tendrán que ser más graves y durar más tiempo”, resume Gullón.
En su opinión, al desastre de la gestión madrileña habría que sumar la “frustración” que esto genera entre la población, y principalmente entre los sanitarios. “La gente ve que no se concretan las cosas, que se van alargando los procesos y que al final no se hace nada mientras su carga de trabajo sigue subiendo”, dice. “La sensación de que el relato está por encima de la emergencia sanitaria está quemando bastante”.