Los británicos tras el Brexit no podrán disfrutar de los beneficios de la UE… ¿se dan cuenta ahora?
Podríamos reírnos un rato con lo que os voy a contar, y bien podría ser tratado como una comedia si no fuera por la gravedad del asunto.
Podríamos reírnos un rato con lo que os voy a contar, y bien podría ser tratado como una comedia si no fuera por la gravedad del asunto. El pasado fin de semana varios medios de comunicación británicos hablaban de una de las consecuencias del Brexit: no poder utilizar la cola para ciudadanos europeos a la hora de entrar en los aeropuertos de la UE, y tener que usar la vía para ciudadanos de terceros países. Se estima por ejemplo que en el aeropuerto de Schiphol Ámsterdam, puede traducirse en una hora más a añadir en la estimación de los viajes… y si hay que usar conexiones con otros vuelos puede complicar mucho los viajes.
Cientos de comentarios en los periódicos adornaban las noticias,“ yo no voté para esto”, “vamos a tardar una hora más para empezar las vacaciones”, o “espero que esto se arregle antes de la salida de la Unión Europea”… En sus maravillosas cabecitas existía un Brexit en el que elegirían que partes de la UE mantenían, y cuales eran de las que prescindían.
La gravedad del asunto está en el nivel de ignorancia que se demostró a la hora de votar algo era ilógico, arrogante y estúpido para consigo mismos.
No es la primera vez que los brexiteers, como se denomina a los seguidores del Brexit, alzan la voz por asuntos similares que no son más que una consecuencia de lo votado.
Otra consecuencia de la que igualmente se ha venido hablando es la necesidad de tener carné de conducir internacional en vez del británico para poder alquilar o conducir vehículos en el resto de la Unión Europea. Otro trámite burocrático a llevar a cabo por aquellos que querían salir de una Unión Europea llena de burócratas no elegidos... y si no querían papeleo, el Brexit va a provocar justamente lo contrario cuando hablamos de multitud de trámites, incluyendo las importaciones y las exportaciones que seguirán teniendo con países de la Unión Europea, pero a un precio mucho mayor.
Los problemas no serán exclusividad de los empresarios, transportistas, puertos, aeropuertos, logística o seguridad nacional; se van a notar y mucho en las familias, salarios y cestas de la compra.
Kent, condado del sur de Inglaterra que mostró gran apoyo a la salida de la Unión Europea con un 59% de votos a favor, está viendo cómo se están construyendo macroaparcamientos para camiones y así poder solucionar las colas infinitas que los transportistas sufrirán en este condado, que es de paso, para poder transportar todos los productos que a diario entran y salen hacia Europa.
Pueden imaginarse que a los ciudadanos pudientes de Kent no les gusta ni les apetece tener las carreteras llenas de vehículos pesados como consecuencia de este tiro en el pie, y llevan meses mostrando su descontento y queja con todas estas medidas que van a afectar a su vida diaria.
Otra pata del banco es el acceso a los sistemas de seguridad y bases de datos que se comparten entre las policías de los distintos estado miembros, y de la que Reino Unido será eliminada, con consecuencias que ya se están describiendo como graves, incrementando el peligro dentro de sus fronteras y, asimismo, la colaboración entre Francia y Reino Unido en los asentamientos de emigrantes que esperan la oportunidad para pasar en dinghies (nuestras pateras) hasta Dover. Todo esto va a cambiar, y mucho. Las detenciones llevaran más tiempo, y lo mismo para las extradiciones.
Y seguimos para bingo: el acceso al sistema europeo de GPS Galileo que todos usamos para guiarnos cuando conducimos o que marca en nuestro móvil la ruta que hemos seguido al caminar o al correr, es otro de esos programas de los que no podrán disfrutar y para el que intentaban crear un sistema alternativo. Hace solo un mes decidieron parar por el coste que iba a suponer, por encima de los cinco billones de libras esterlinas, y tendrán que acceder al uso del sistema de EEUU como solución provisional.
Erasmus se acabaron, no se podrá usar el móvil a coste cero al tener contrato en estado miembro, la calidad de la comida en los supermercados británicos sufrirá el impacto de una posible desregulación (¿el famoso pollo lavado con cloro estadounidense llegará?), los pilotos de aviones tendrán que ser reconocidos en y validados en la UE, y los transportistas igual, y los vuelos no están asegurados… quién nos iba a decir que salir de la malvada UE nos conllevaría tantos dolores de cabeza.
La lista es interminable y a veces, como residente en Reino Unido, de manera maliciosa pienso que no es menos de lo que se merecen (nos merecemos) por permitir que en ese referéndum se mintiera de esa manera y no tomáramos en serio las consecuencias que vamos a sufrir en los próximos lustros, incluso décadas.
Las historias de causa / consecuencia en muchas ocasiones provocan hilaridad por el nivel de ignorancia y estupidez que llevan consigo… ¿te va a tocar hacer cola en el aeropuerto en la fila de no ciudadanos de la UE, cuando votaste salir de la misma? ¿Qué esperabas lumbreras?
El problema viene cuando las democracias actuales basadas en votos cada cuatro o cinco años, o en referéndums aleatorios, pasan a significar consecuencias a largo plazo incluso permanentes, y que los jóvenes que masivamente querían seguir en la Unión Europea ven cómo esa población mayor que decidió el futuro del país va a vivir y sufrir poco las consecuencias, y serán los jóvenes los que no disfruten de los beneficios que sus abuelos y padres tuvieron al ser ciudadanos de la Unión Europea. Más grave es la sensación de impotencia al saber que ya hay una mayoría clara que quiere revertir el resultado de ese referéndum, pero se nos dice “ya se votó una vez” incluso cuando ahora sabemos de primera mano y claramente los efectos reales de una decisión errónea basada en la arrogancia y las bravuconadas del más gracioso en el pub.