Lo que pasa con la generación del milenio y la tecnología
En mi primer día de trabajo, hace 25 años, llevaba conmigo un dispositivo portátil. Era una calculadora Casio que me hacía creerme el amo del mundo. Hoy en día, la nueva generación de profesionales que empieza a trabajar conoce la tecnología mejor que el propio equipo directivo. Esta situación asusta a algunas empresas y a algunos directivos. A mí no, sino que más bien me motiva, porque creo que se trata de una gran oportunidad para que las organizaciones empiecen a ver la tecnología como lo hace la generación del milenio.
La mayoría de las empresas con las que hablo habitualmente tiene una buena infraestructura tecnológica o se encuentra inmersa en el «viaje hacia la transformación digital». Muchas tienen software corporativo capaz de proporcionarles paneles de control en tiempo real sobre cualquier aspecto de su negocio, desde lo que está ocurriendo en una ubicación concreta en cualquier momento hasta la cantidad de bolsitas de té que han consumido la semana pasada. Algunas cuentan con paquetes de software para gestionar las relaciones con los clientes que prácticamente pueden predecir el comportamiento de estos. Disponen de software de productividad que permite a cada empleado colaborar y compartir información como nunca antes había sido posible. Big Data es su moneda de cambio.
Pero a pesar de todo ello, de todos esos avances, mientras nosotros nos dedicamos a complacernos por tener la últimaversión de SharePoint, la generación del milenio nos mira y se pregunta: "¿Nos hemos quedado atrapados en un túnel del tiempo?".
Y aquí está el problema: Cuando las organizaciones dicen que se hallan inmersas en el «viaje digital», lo que realmente quieren decir es que quieren usar la tecnología para hacer negocios de una forma más rápida, eficiente y rentable. Pero suelen terminar automatizando los procesos equivocados, o usando tecnología compleja que frustra a sus empleados. La generación del milenio concibe la tecnología de un modo totalmente distinto. No está especialmente interesada en mejorar los procesos existentes, sino las tecnologías.
No muestra ninguna emoción ante la puesta en marcha del último software de gestión empresarial. Lo que quiere es que la tecnología funcione de forma rápida e intuitiva. Quiere acceso inmediato a la información, de numerosas fuentes, de una manera acorde con su visión del mundo. Quiere conectarse fácilmente con sus compañeros de trabajo y sus redes de contactos sin necesidad de preocuparse por si la empresa prefiere usar la aplicación Teams o Yammer.
Asumámoslo. El software corporativo nunca ha sido el niño mimado del universo tecnológico. Pero eso está cambiando muy rápidamente, a medida que las empresas, y sus usuarios, empiezan a vislumbrar las posibilidades que brindan tecnologías como la computación en memoria, que básicamente nos permite dar sentido a la avalancha de datos que cae sobre nosotros a diario.
De repente, a iniciativa de la generación del milenio, observamos cómo el software corporativo se ajusta cada vez más al tipo de comunicación social que la gente emplea en su día a día. Esto no solo hace que una empresa sea más eficiente, sino que además la convierte en un lugar de trabajo más dinámico y vibrante.
Sin embargo, la influencia de la generación del milenio sobre la tecnología no se limita a las grandes empresas. En economías emergentes de todo el mundo podemos observar cómo las pequeñas empresas y las microempresas utilizan cada vez más software corporativo en sus operaciones cotidianas. Su éxito no solo está forjando una nueva generación de emprendedores en economías emergentes de África, Oriente Medio y Europa, en muchos casos, está impulsando el desarrollo de economías enteras. Muchas de estas microempresas están dirigidas por miembros de la generación del milenio, que se enfrentan a la elevada tasa de desempleo del mercado laboral tradicional creando su propio futuro.
En un reciente artículo publicado en Wired sobre cómo la generación del milenio está cambiando el proceso de desarrollo de productos en todo el mundo, Mathieu Turpault da justo en el clavo: "Lo que la mayoría de los análisis que he leído no recoge es que la generación del milenio es la primera generación que vive realmente según sus propias reglas de consumo y negocio. Como consumidores, esperan que las marcas a las que siguen compartan sus principios (mucho más de lo que la Generación X y del Baby Boom hicieron en su momento). Y como emprendedores, hacen lo propio".
Recientemente impulsé en mi propia organización la medida de incrementar considerablemente el porcentaje de miembros de la generación del milenio en nuestra plantilla. Lo estamos haciendo de forma sistemática, y lo que es más importante, con el máximo respeto por nuestros profesionales más veteranos. Los resultados están siendo espectaculares.
A diferencia de los cambios operados en el mercado en el siglo XX, la revolución digital se está produciendo a un ritmo increíblemente vertiginoso. No hay duda de que fortalecer a la generación del milenio ayudará a las empresas a convertirse en líderes. Quizá haya llegado la hora de que dejemos a los nativos digitales hacer lo que quieran con el software empresarial. Puede que nuestras empresas nunca vuelvan a ser las mismas, pero lo más probable es que sigan aquí mañana.