Librería Lagun: medio siglo de batallas literarias por encima de Franco, la derecha, ETA y el futuro
La librería donostiarra es un referente de literatura, pensamiento y libertad
Por Teresa M. Peces
Este espacio cultural de San Sebastián celebra cincuenta años afianzado como un referente de literatura, pensamiento y libertad. WMagazín agradece su pasión y le rinde homenaje al recordar sus pilares, sus adversidades y su ruta al futuro
Como la historia del coronel Aureliano Buendía que se libró de un pelotón de fusilamiento y promovió 32 batallas contada en Cien años de soledad, que es el libro más vendido en los cincuenta años de la librería Lagun, la vida se ha abierto paso allí, a pesar de los ataques del franquismo, de los fanáticos de la derecha, de la banda terrorista ETA, de la crisis económica, de la revolución digital y de los nuevos hábitos lectores que amenazan a muchas librerías del mundo.
Medio siglo en esa batalla cumple esta librería de San Sebastián sostenida por los cimientos de cultura, pensamiento y libertad. Primero desde la Plaza de la Constitución y luego desde un lugar más seguro, la librería Lagun ha afrontado el ciclo de las adversidades que se suelen cernir sobre el arte, la literatura y los espacios que alientan la creación y el pensamiento libres, hasta convertirse en un referente de calidad y resistencia.
Y no podía tener mejor nombre: Lagun, que significa "amigo o compañero" en Euskera. Todo empezó en 1968 con María Teresa Castells. Ella siempre quiso ser librera, pero la crianza de sus tres hijos apenas le dejaba tiempo. Cuando estos crecieron decidió que era el momento para hacer realidad su sueño y contó con el apoyo de su marido, el político José Ramón Recalde, y de Ignacio Latierro, compañero de lecturas y de actos literarios.
Corría el año destinado a convertirse en mítico en el mundo occidental tras las protestas de París: 1968. A España también llegaron las revueltas estudiantiles y movimientos culturales alentados por los últimos estertores del largo túnel de la dictadura de Francisco Franco, ya debilitada entonces después de tres décadas. El año en que llegó a España uno de los primeros libros que vendieron y que habría de ser su long seller: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
La novela llegó a la primera sede de la librería situada en la actual Plaza de la Constitución, cuando el establecimiento aún estaba en obras, y no se pudo esperar... Durante unos meses los libros empezaron a venderse en unas mesas en el exterior de la librería. "No tenemos datos concretos porque al principio no había ordenadores, pero probablemente ese libro haya sido el más vendido en Lagun en todos estos cincuenta años", cuenta Ignacio Latierro, todavía "al pie del cañón". Tiene 75 años, y tras la muerte de la fundadora el año pasado, es él quien mantiene el espíritu fundacional, el que ejerce esa labor de intermediario porque "el librero recomienda libros no porque tenga una capacidad sobrehumana de lectura sino porque tiene clientes-amigos que le cuentan sus lecturas y se fía de sus gustos".
Ataques contra la cultura
Afianzar sus pilares de cultura, pensamiento y libertad y ser consecuentes con sus ideales le ha causado muchos problemas a Lagun. La vida de esta librería tiene sus capítulos oscuros:
Los primeros con la censura: cuando en España todavía no había libertad de lectura, en la trastienda de Lagun se podían ojear libros fuera del circuito comercial de la época. La posición de Lagun frente a la dictadura fue clara, sobre todo a partir del 3 de diciembre de 1970 cuando hizo la huelga convocada por los antifranquistas contra el juicio militar a 16 militantes de ETA. Eso le valió a María Teresa Castells un mes de cárcel...
Después los ataques vinieron de grupos de extrema derecha, afines al régimen franquista, que no veían con buena cara tanto debate abierto y sincero sobre política y cultura. Muerto Franco, durante la Transición, años 1976 y 1977, la extrema derecha atacó la librería, incluso con bombas incendiarias...
Las agresiones más extremas fueron acciones terroristas de ETA: pintadas, roturas de escaparate, amenazas... Por ejemplo, en julio de 1983, un militante de ETA murió cuando le estalló una bomba que manipulaba. Latierro ha recordado varias veces que "la izquierda abertzale convocó una huelga pero en Lagun nos negamos a seguirla junto a la perfumería Kenny y Mariano Larrandia. A partir de entonces entramos en su lista, habiendo nosotros los que luchamos contra la dictadura de Franco".
En la Nochebuena de 1996 unos vecinos avisaron a los Recalde y a Latierro de los destrozos en el escaparate de la librería, habían rociado con pintura amarilla y roja todos los libros expuestos. Sin duda fue uno de los momentos más duros, recuerda Latierro que, dice, aunque se hubiesen planteado cerrar en ese momento hubiera sido imposible: "Cuando abrimos la librería el día 26 de diciembre nos compraron todos los libros manchados de pintura, incluso los cristales rotos del escaparate. Continuar no fue decisión nuestra. Nuestros amigos nos impulsaron. Es uno de los mejores recuerdos que conservo".
Semanas más tarde un grupo de encapuchados volvió a romper escaparates, sacaron libros del local y los quemaron en medio de la plaza, y dentro del establecimiento lanzaron cócteles molotov. Cuatro ataques en menos de un mes, pero lo peor vino después: "Cuando en el año 2000 atentaron contra José Ramón Recalde sí nos planteamos parar la actividad. Pero, de nuevo, fueron los amigos de Lagun los que se movilizaron para buscar un nuevo local en otro lugar más céntrico de San Sebastián, una zona más segura", recuerda Ignacio Latierro a quien no le gusta la palabra "crowfunding", para él fue más "una colaboración solidaria".
Retos del futuro
Con sus más de 21.000 títulos de fondo, Lagun se considera una librería tradicional que utiliza la tecnología para la gestión diaria de su mercancía y también recibe pedidos vía web. Aunque su confianza es que "el libro en papel tiene futuro, aunque actualmente se enfrente a demasiadas amenazas que no todas las librerías van a poder superar", lamenta Latierro. "Venimos de un tiempo pasado inflacionario de libros: se vendían más libros de los que se leían". El verdadero problema para Latierro es que "el consumo cultural del uso del libro se ha devaluado. En mis tiempos tener libro era un elemento permanente, que perduraba en el tiempo y te daba cierta entidad, ahora ya no. Hay mucha competencia cultural de productos digitales. Estamos colgados de la pantalla".
Otra amenaza con la que la librería se enfrenta a diario es con los gigantes tecnológicos. Ven difícil competir con quien ofrece un libro al día siguiente, en la propia casa y sin gastos de envío. Conscientes de esta situación saben que su fortaleza está en sus "clientes-amigos", esos que les han apoyado siempre y a los que poco recomiendan porque "cada lector debe tener su libro preferido".
Cincuenta años de compañía
Cincuenta años es medio siglo de existencia, a caballo entre dos siglos, los amigos de Lagun, como siempre, quieren dar su apoyo y su cariño a una librería que les ha abierto las puertas al conocimiento más sincero, a las más novedosas corrientes literarias. Cincuenta de esos amigos y clientes que les han acompañado estos años protagonizarán el acto que, bajo el título "El libro aquel que compré en Lagun", ha creado el director teatral y escenógrafo Fernando Bernués. Y que ha tenido lugar este 22 de marzo en el Teatro Victoria Eugenia. Cada uno de ellos evocará en una breve intervención un libro que tenga un especial significado para él, de forma que entre todos compongan un relato colectivo de la librería.
El historiador Juan Pablo Fusi, el filósofo Fernando Savater, los poetas Karmelo Iribarren y Felipe Juaristi, los escritores Raúl Guerra Garrido y Ángel García Ronda, la pintora Marta Cárdenas y la política y escritora Maite Pagazaurtundua son algunos de los participantes en el homenaje, cuya entrada es gratuita.
En el mismo acto, Lagun recibirá la Placa de Honor de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio que entregará el ministro de Educación, Cultura y Deporte y portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. Se trata de uno de los mayores reconocimientos que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que ya se otorgó en 2005 a José Ramón Recalde y distingue a las personas físicas y jurídicas y a las entidades tanto españolas como extranjeras, que se hayan destacado por los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación o que hayan prestado servicios destacados en cualquiera de ellos en España o en el ámbito internacional. "Es una gran satisfacción recibir esta condecoración y, sobre todo, un estímulo para seguir adelante con nuestra labor", afirma Recalde. Una labor que ya ha pasado a la siguiente generación. Ahora son Elena Recalde e Idoia Latierro, junto a la ayuda incondicional de Bea Laso, quienes conducen a Lagun hacia el futuro en busca de nuevos amigos.