Laia Palau: "En la sociedad no sé si tenemos este ideal del bien común de equipo"
La capitana de la selección femenina de baloncesto va a jugar a sus 41 años sus cuartos Juegos Olímpicos.
Es una mito viviente del deporte español. Laia Palau, la capitana de la selección española de baloncesto, va a jugar a sus 41 años sus cuartos Juegos Olímpicos. Su trayectoria, como la del grupo que la acompaña, ha ido acompañada de un sinfín de éxitos y reconocimientos.
La catalana del Spar Girona acumula con España un palmarés de tres oros en Europeos, tres platas (una olímpica, una mundialista y una europea) y seis bronces (dos mundialistas y cuatro europeos). En total 12 medallas y siendo pieza clave de la selección más dominadora de la última década (tras Estados Unidos) con siete metales en los últimos ocho campeonatos.
Palau, junto al resto de jugadoras que entrena Lucas Mondelo, quiere desquitarse del tropiezo en el Eurobasket celebrado hace dos semanas en Valencia con un buen papel en Tokio. Aunque estén en plena reconstrucción, van con la ambición y el sueño de, por qué no, poder pelear (y conseguir) un nuevo metal con el que culminar una trayectoria casi imposible de imitar.
¿Cómo está el grupo tras la decepción del Eurobasket (España perdió en cuartos y no consiguió clasificarse para el próximo premundial)?
Pierdas o ganes, en el mundo del deporte pasa todo muy rápido, siempre tienes otro partido u otro reto que te hace que tengas que olvidar lo que ha ocurrido. No se da en un verano que haya dos competiciones como Eurobasket y Juegos Olímpicos y, aunque tenemos una tristeza por no conseguir los objetivos del europeo y estar en una situación en la que hacía mucho que no estábamos, ahora tenemos unos Juegos por delante. Son cada cuatro años, es una cita muy particular y tiene que mandar la ilusión de hacer un buen papel.
¿Tu papel de capitana es más importante ahora que nunca?
Siempre miramos hacia delante, no podemos lamernos las heridas y hay que preparar los Juegos con mucha ilusión. Obviamente ganar es lo importante y para eso trabajamos, pero también en la manera en la que haces las cosas. Sigo pensando que el ADN que tenemos lo hemos seguido manteniendo en el Europeo: implicación, pelea, compromiso. Muchas veces hemos estado en situaciones complicadas y la jugada decisiva ha caído de nuestro lado, pero esta vez no.
Siempre hemos sido muy conscientes de que esa línea era muy delgada y que nada es para siempre y que en algún momento tenía que dejar de ser así. Ha pasado en este Eurobasket, que hemos perdido en la prórroga contra Serbia, que ha acabado ganando el torneo. Aunque a mí me duele más el partido con Rusia, porque no te clasificas para el próximo mundial y se frena la reconstrucción. A las olimpiadas habrá que ir a disfrutar y con la ilusión de construir un camino, porque es así, estamos reconstruyendo.
Para reconstruir nada mejor que Maite Cazorla, Raquel Carrera o María Conde... La nueva hornada viene pisando fuerte.
Soy muy fan de todas ellas, lo que pasa es que no han jugado nunca juntas y hay que hacer el equipo. Lo hemos hecho en poco tiempo, en unas circunstancias raras con el positivo de Alba Torrens en coronavirus -cinco días antes del Eurobasket-, que es una jugadora muy importante por lo que define ella.
El equipo se tuvo que reencontrar durante el campeonato y con chicas que ni habían debutado hemos estado a punto de meternos en semis. La materia prima está y hay que acabar de ensamblar las piezas. Es un proyecto precioso, lo que no se puede pedir es que gente que no ha estado aquí nunca te resuelvan las cosas... y aún así casi lo hacemos.
¿En Tokio qué objetivo hay?
Hay que intentar pasar primeras, pero no será nada fácil. Y si no mejores segundas para intentar evitar siempre que se pueda a Estados Unidos hasta una final. Va a ser durísimo. Te diría que hay ocho selecciones de nuestro nivel más las estadounidenses. Que vuelva Alba y tener estos días para acabar de recuperar el espíritu también es importante.
Queremos una medalla, pero tenemos que ver la fase de grupos y ver si somos más capaces de jugar mejor los momentos calientes. Tendremos a Alba, que siempre da una tranquilidad y una sensación de liderazgo.
A nivel personal has igualado a Uliana Semenova como la jugadora con más Eurobasket (10), las has superado en partidos oficiales y has logrado ser la primera en llegar a las 300 internacionalidades con España. ¿Es fácil vivir siendo una romperegistros constante?
Es raro, la verdad. No me planteo nada. Me gusta lo que hago a diario, vivo en el día a día y entonces es cuando me pasan estas cosas. Si te soy sincero, el hecho de ponerme al lado de Semenova me impactó cuando me lo dijeron. No sé ni si la he visto jugar, era esa cosa de leyenda, ese nombre que flotaba por encima del mundo del baloncesto, casi como una especie de heroína. Para mí fue casi como alcanzar a un personaje mitológico.
Eres una leyenda en color.
(Se ríe) Un poco sí, la de la nueva generación. No, en serio, si yo estoy aquí ahora es porque hace 15 años ganábamos bronces en el Europeo, no hay que olvidarse del trabajo de todas. Estoy muy orgullosa del inicio de mi carrera y del final.
Encima para seguir superando marcas has renovado con el Spar Girona un año.
Este año ha sido muy raro, la temporada ha sido muy desaguisada. Ha habido momentos que dudaba si seguir o no, pero no por el baloncesto sino porque el año ha sido muy extraño. Me encuentro bien físicamente, tengo ganas y ha sido para darme un año más y ver si me puedo despedir de una forma más normal: con público y sin incertidumbre de si jugamos o no.
Estoy comprometida con el proyecto del Girona más allá de la pista, como labor humana y social. He arraigado ahí y me apetece competir. Seguimos teniendo los mismos retos, aunque la Liga Femenina está cañón con Valencia o Salamanca que van muy duros.
Dices que a ver si te puedes despedir de una forma más normal, ¿va a ser el último año de Laia?
No lo sé. No te lo puedo decir porque no lo sé. A mí no me había pasado hasta ahora, pero sí que me ha costado tomar la decisión de jugar un año más por la dificultad de la temporada. No sé si es porque estoy cansada, aunque yo estoy encantada de ir a entrenar a diario, pero no me atrevo a decir nada. No quiero ponerme ni fechas ni nada parecido.
Laura Nicholls dijo que había sido “un año durísimo”, Marta Xargay también tuvo que parar y se ha retirado recientemente. Ahora se está hablando mucho más de salud mental que hace cinco o diez años, ¿tú cómo estás a nivel mental?
Lo del coronavirus está siendo difícil. En la sociedad sí que ha hecho mella, estamos todos más irascibles, no sabemos si tu trabajo va a salir o no. A mí el confinamiento me sentó muy bien, me fue genial porque llevaba casi 20 años sin parar. Tener ese tiempo sin ninguna exigencia física o mental. Luego volvimos y hemos tenido una temporada particular en Girona, que se ha añadido a la dificultad del coronavirus.
Personalmente, trabajo con una psicóloga deportiva que me acompaña porque estoy en un momento de mi vida de ir cerrando cosas. Quiero estar acompañada para hacerlo bien. Se habla de mi retirada, pero hay que ponerle una atención especial, es toda mi vida ligada al baloncesto y no es fácil. Aunque esté bien y tranquila, siempre son etapas que hay que cambiar y hay que aceptar el cambio.
Cada vez más deportistas reconocen que tienen psicólogos deportivos. ¿Se ha ido normalizando en los últimos años? Álex Abrines, por ejemplo, tuvo que dejar la NBA por depresión.
Sí, contar que vas al psicólogo cada vez está más normalizado. Me alegro muchísimo que sea así. En nuestro mundo, como en todos, hay momentos para todo y no siempre los más difíciles son los peores. En determinados momentos está bien echar mano de profesionales para tener más herramientas. A día de hoy sí que lo puedo decir más, siento que es algo normalizado y aceptado. Estoy con los preparadores físicos, nutricionistas, etc y también necesito a alguien que me ayude a gestionar mis emociones.
Que Álex, y los chicos en general que tienen más repercusión y tienen que estar demostrando que son invencibles, lo dijera fue importante. Somos humanos y tenemos nuestras debilidades, como todo el mundo.
¿La pandemia te ha hecho valorar detalles que antes pasabas por alto?
No he aprendido nada que antes no creyese, pero sí me ha servido en reafirmarme en estar centrada en mi día a día, por eso no pienso en el futuro. Cuando te vas haciendo mayor, das importancia a todo lo que haces. Me gusta irme a dormir contenta con lo que he hecho durante ese día. Al día siguiente ya haré otra cosa.
La pandemia lo que sí que nos ha dejado claro es que vivimos en un planeta y que la naturaleza manda por encima de nuestros sistemas sociales y de nuestra civilización. Esto es algo muy frágil y hay que ser más conscientes de la relación que tenemos con la naturaleza.
En El País dijiste que “el mundo se tenía que gestionar como si fuera un equipo”. ¿La sociedad española ha salido como un equipo unido o como un equipo crispado y con egos?
A nivel político mal. No me interesa esta política, me interesa la gestión directa de la sociedad y esto yo creo que se les escapa de las manos. La política yo creo que no está bien entendida ahora.
En la sociedad crispación sí que ha habido. Aparte de la enfermedad, si te ha golpeado de cerca o no, la gente está fuera de sus zonas de confort. La adaptación es muy importante y ha habido a quien le ha costado mucho, esto hace que las relaciones se compliquen. Cuando se pase esto, que no se ha pasado ni de coña, habrá que reflexionar, pero me sabe muy mal pensar que no sabemos gestionarnos. En baloncesto hay que buscar el bien del equipo y para ello hay que pensar en el término medio entre la disciplina grupal y la responsabilidad individual, pero en la sociedad no sé si tenemos este ideal del bien común de equipo.
El baloncesto femenino sigue creciendo. Cada vez más las que empiezan os tienen como referentes a vosotras y no a jugadores masculinos o de la NBA. ¿Cómo ha visto esta evolución durante sus dos décadas de carrera?
Noto una evolución y me gusta que sea así. Veo a Raquel Carrera o Maite Cazorla y dicen que con 15 años nos veían hacer las cosas que ganábamos. Ahora hay muchas más oportunidades de tener referentes femeninos porque hay más visibilidad. Nos retransmiten más y con las redes sociales puedes identificarte mucho más. En mi época querías ser una jugadora de tu equipo mayor porque era la que tenías cerca y la que podías ver. Ha habido un cambio sustancial y me alegro mucho. Además, está bien tener a referentes a los que puedas aspirar a ser, yo soy de la época de Michael Jordan y nunca iba a poder ser Michael Jordan.
¿Ve un buen futuro al baloncesto español? Va a decir adiós a Pau Gasol, Laia Palau y a una serie de referentes que no va a ser fácil sustituir.
Se van a ir personajes claves, pero hay gente que viene por detrás pisando muy fuerte. En el último mundial masculino, con bajas y sin Pau, salimos campeones. Auguro que a la selección masculina le queda tiempo aún y tiene proyección y a nosotras lo mismo, las jóvenes vienen pisando fuerte. La Federación sigue trabajando para que no se pierda la esencia que tenemos de La Familia y la gente está implicada y quiere venir a la selección como lo que más.
¿Cómo va a ser su vida postbaloncesto?
No lo tengo muy claro, si lo tuviera habría dejado de jugar ya. Aunque me gustaría tomarme un tiempo para mí, mi vida va a estar vinculado a esto de alguna manera, no sé si como entrenadora, gestora, etc.
También es verdad que de entrenadora me haría seguir con la rutina de entrenos, viajes, competiciones, etc... No sé si estaré vinculada al baloncesto de esta forma, porque para eso sigo jugando. Para estar en la pista, mejor en la pista.