La verdad sobre el mensaje viral de las manchas negras de los plátanos de La Palma
En Facebook supera los 110.000 compartidos, 79.000 'me gusta' y 4.200 comentarios.
Desde que entró en erupción el volcán Cumbre Vieja en La Palma, no cesan los mensajes para tratar de concienciar a la población de que ahora es más importante que nunca apoyar a los palmeros y no dejarlos solos.
La lava del volcán sigue arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Cada boca que se pueda abrir pone a temblar a municipios que se han escapado de las coladas existentes.
Uno de los sectores más afectados es el del plátano, del que viven casi la mitad de los trabajadores de la isla. En estas más de dos semanas de erupción, el volcán ha afectado a 1.200 hectáreas (directa o indirectamente) de las 2.700 que tiene la conocida como isla bonita.
Para tratar de paliar los efectos económicos que va a producir, se están publicando mensajes para recordar que este año hay que comprar plátanos. Sin embargo y aunque estas publicaciones tengan muy buena intención, no todas son ciertas.
En los últimos días ha circulado por Facebook una imagen de varios plátanos llenos de motas negras supuestamente producidas por las cenizas del volcán.
“En las próximas semanas y meses verás los plátanos con más pintas de lo normal, por el efecto de las cenizas del volcán. ¡No los dejes de comprar! ¡Solo afecta a la imagen, no al sabor! Hay que sacar adelante las cosechas para que los plataneros puedan seguir”, se escribe junto a esa imagen.
La repercusión ha sido máxima y en Facebook acumula más de 110.000 compartidos, 79.000 me gusta y 4.200 comentarios.
Desde ASPROCAN, la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias, agradecen la buena intención del mensaje, pero aclaran que esos plátanos son unos que se han madurado en exceso, no que hayan sido afectados por las cenizas del volcán.
Esther Domínguez, responsable del departamento técnico de ASPROCAN, explica que la ceniza llega fría al plátano impidiéndole que produzca esas manchas negras, como si fueran quemaduras. Para dar un ejemplo muy visual, lo compara como si cayera y se depositara sobre las piñas algo parecido a una arena de playa.
“No hay interacción con el plátano, no hay reacción química entre la ceniza y la piel. Tampoco afecta a la pulpa ni a su sabor”, añade.
Domínguez cuenta que la ceniza lo que hace es arañar el plátano en el proceso que va desde que las piñas son cortadas del platanero hasta que llegan al almacén: “El daño se produce cuando se manipula. La gente que la corta la agarra después, la lleva al hombro y las colocan en un camión que se va a mover. Esa arenilla, que tiene aristas afiladas muy abrasivas, raya la piel del plátano como si fuera una lija”.
Los plátanos que en ese proceso de traslado sean afectados no saldrán a la venta. Según la normativa de calidad europea, todos aquellos que tengan roces mayores de 4 centímetros cuadrados no podrán comercializarse, aunque la pulpa esté perfecta y no haya cambiado de sabor ni sufra ninguna consecuencia.
“De aquí salen verde y sin roce alguno. Penalizan el aspecto exterior, así que los tendremos que desechar. La foto del bulo puede ser cualquier plátano que salga de aquí, pero que ya haya producido la maduración ”, sentencia la responsable técnica.
“En el lado del volcán, los plataneros están sobreviviendo”
ASPROCAN está dando recomendaciones a los plataneros y a los agricultores sobre cómo limpiar las piñas de plátanos de la ceniza evitando esas abrasiones. La asociación pide que, antes de cortarlas, las laven con agua a baja presión o con sopladores que no sean muy potente. “Hay que ir una por una. Las manos de plátanos están muy apretadas y para limpiar una piña bien puedes estar 15 ó 20 minutos”.
Sin embargo, esto no siempre es posible. En el lado oeste de la isla, donde las producciones están siendo afectadas directamente por el volcán, la tarea es complicada.
“En las zonas de exposición te dejan entrar un rato a cortar, no a trabajar como si fuera un día normal. No es posible hacer todo esto y en este lado del volcán los plataneros están sobreviviendo”, afirma Domínguez con la preocupación y la incertidumbre de no saber cuándo se terminará esta pesadilla.
En la otra zona, aunque no llegue la lava y no se haya tenido que desalojar a los vecinos, sí que ha llegado la ceniza gracias al viento. Ahí, de momento y si la cosa no cambia, los agricultores sí pueden perder más tiempo en limpiar las piñas.
Desde la organización mantienen la confianza en que, en caso de que los plátanos lleguen con algún pequeño arañazo, los consumidores españoles van a seguir comprándolos. No temen que el paso de las semanas hagan que se olviden de ellos.
“El consumidor español lleva muchos años siendo fiel y prefiriendo el plátano, que estéticamente es más feo que una banana más impecable. No nos preocupamos por eso, siempre hemos estado apoyados y han demostrado que les da igual que el plátano sea más grande, pequeño, con roces, etc”, comenta sin titubeos Domínguez.
Un drama que ha afectado a 1.200 hectáreas
La Palma vive y se alimenta del plátano. No es una exageración. El 50% del PIB palmero procede de este sector y la mitad de los trabajadores están vinculados de una u otra forma al plátano.
Desde que el volcán entrara en erupción el pasado 19 de septiembre, sus consecuencias han golpeado directamente a unas 1.200 hectáreas destinadas a la producción platanera en los municipios de El Paso, Llanos del Aridane y Tazacorte. En La Palma hay un total de 2.700 y en toda Canarias 8.500.
Algunas de estas fincas las ha devorado la lava, otras se han visto enterradas en mares de ceniza. También están las que las fuerzas de seguridad controlan el tiempo de los trabajadores para evitar problemas de salud y mucha exposición a los gases y partículas emitidas. De esta forma, hay grandes cantidades de plátanos que están madurando en el campo sin poder ser recogidos.
Además, en los últimos días ha surgido un nuevo problema: la falta de agua de riego. Aunque casi desde el principio algunas fincas se han visto afectadas por la falta de agua de riego, desde el pasado sábado este problema se ha magnificado.
Domínguez detalla que la vía de entrada más grande de agua se rompió ese día creando una auténtica cuenta atrás. Insta a las autoridades a que solucionen el problema lo más rápido posible, si no todas estas producciones se verán perdidas.
“La platanera necesita aporte de agua. Tiene que ser regada y si no son ágiles en solucionarlo pueden peligrar. Si tardan, por ejemplo, dos semanas más se podrían empezar a perder algunas, las que hayan regado más pronto. Con tres semanas ya no hay platanera que lo resista”, afirma.
Hasta el momento no han cuantificado las pérdidas económicas que está suponiendo (esperan a que termine su proceso eruptivo el volcán y se pueda tener una visión real), pero lo que está claro es que este es un año para volcarse más que nunca con La Palma y no dudar a la hora de elegir sus plátanos en la frutería.