La trinchera de la normalización técnica en la batalla digital
Empieza mal el día, tiene que hacer unas fotocopias urgentes. A una de las fotocopiadoras de la oficina le falta tinta, a la otra papel. Aunque los equipos son de distinto fabricante, basta pasar el papel de la fotocopiadora sin tinta a la fotocopiadora sin papel para poder realizar las copias. Quizás no lo sepa, pero ello ha sido posible por la norma técnica ISO 216/DIN 476, que especifica los formatos de papel desde 1922, definiendo ancho, alto y grosor de las hojas. Sin esta norma técnica, cada fabricante habría utilizado distintos formatos de papel y su día se habría convertido en un desastre.
Las normas técnicas, según el Reglamento de la UE 1025/2012, se definen como "una especificación técnica, adoptada por un organismo de normalización reconocido, para su aplicación repetida o continuada, y cuyo cumplimiento no es obligatorio". Al igual que sucede con los formatos de papel y las fotocopiadoras, es fácil reconocer el valor de normativa técnica relativa a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en nuestro mundo interconectado. El crecimiento exponencial en la adopción de Internet en el mundo se basa en la existencia de normas técnicas aceptadas por toda la industria. Sin ellas, por ejemplo, difícilmente los teléfonos Apple y Android utilizarían los mismos servicios de Internet, ni tan si quiera Internet sería posible. La disponibilidad de un creciente rango de servicios y productos digitales se basa en la innovación abierta habilitada por normas técnicas aceptadas como estándares.
Las TIC comienzan a ser soporte de la actividad económica en todos los sectores productivos. La normas técnicas TIC adquieren con ello valor para la formulación de políticas públicas de cualquier sector, un valor que ha sido reconocido desde hace tiempo por la Unión Europea. En 2011, se estableció la ICT Multistakeholder Platform (ICT-MSP). La misión central del ICT-MSP es el desarrollo anual del "The Rolling Plan for ICT Standardisation", que ofrece una visión general de las necesidades de actividades preliminares o complementarias de normalización de las TIC que deben emprenderse en apoyo de las actividades políticas de la UE. Para cada ámbito de actuación, el plan recoge el marco normativo y de políticas públicas en la Unión, las actividades de normalización en curso en las actividades de normalización y propone nuevas acciones a desarrollar.
La importancia de las normas de las TIC, lejos de disminuir, seguirá aumentando en los próximos años. Muchos dispositivos más estarán conectados en el medio plazo con el crecimiento del Internet de las Cosas (Internet of the things, IoT). Se espera que el mercado de IoT crezca de una base instalada de 15.4 mil millones dispositivos en 2015 a 30.7 mil millones dispositivos en 2020 y 75.4 mil millones en 2025. Y estos dispositivos serán utilizados en casi cualquier sector económico y escenario social: fabricación industrial, salud, ciudades, energía, ocio ... Se necesita, consecuentemente, redoblar los esfuerzos para desarrollar las normas que faciliten conectar dispositivos de todo tipo, intercambiar datos entre ellos y procesarlos de un modo seguro y masivo.
El escenario descrito, ha hecho que la atención prestada a las normas TIC en la Unión Europea se haya reforzado con el lanzamiento de la estrategia para un mercado único digital en Europa. Por un lado, necesitamos estándares para apoyar el intercambio de servicios y productos digitales dentro del mercado interior de la Unión. Por otro lado, es necesario tener una voz europea común en el ámbito mundial de normalización de las TIC para reforzar la posición de la UE en el sector digital. Si bien el desarrollo de estándares ha de ser liderado por la industria, la UE parece aceptar el papel de los gobiernos en impulsar e incentivar la actividad europea privada en el área de la normalización.
En abril de 2016 se materializó la apuesta de Europa por la normalización con la presentación por la Comisión Europea de la comunicación "Prioridades de normalización de las TIC para el mercado único digital". El documento identifica cinco áreas prioritarias en las que es más urgente impulsar la normalización de las TIC para crear un mercado único digital: 5G, Internet de las cosas, cloud computing, ciberseguridad y tecnologías de datos. La selección de áreas pretende dar respuesta a la necesidad de conectar de modo abierto y fiable miles de millones de dispositivos. Además de la identificación de estas áreas, la Comisión se compromete a supervisar las actividades en los organismos de normalización y garantizar que su hoja de ruta y sus acciones tengan en cuenta la creciente necesidad de normas TIC en la economía y la sociedad.
La importancia creciente de las normas TIC para mantener abierto a la innovación el mundo digital ha sido reconocida en recientes cumbres internacionales. Por ejemplo, el pasado 6 de abril, los ministros de políticas digitales del G20 señalaron la importancia de la creación de normas y estándares internacionales similares en todo el mundo, que permitan a los diferentes sistemas interactuar entre sí y establecer nuevas redes de generación de valor, a través de las fronteras de países y empresas. Más allá de las normas en las tecnologías de la información de carácter básico, los ministros resaltaron el papel de la estandarización en algunas de sus aplicaciones como la producción industrial, entorno urbano, movilidad y agricultura. También pusieron el foco en las normas de ciberseguridad, sin cuya efectividad estaría en riesgo la economía digital al completo.
Las normas responden a la necesidad de evitar la captura de mercados y sectores por un proveedor, garantizando la elección del consumidor y creando economías de escala que permiten abaratar productos y servicios. Sin estándares abiertos, desarrollados en procesos consensuados y transparentes no habría mercados abiertos y las barreras comerciales crecerían. Los acuerdos internacionales de la Organización Mundial de Comercio (OMC) conforman un marco que permite usar las normas para proteger la seguridad del consumidor, salud y medio ambiente sin que ello suponga introducir discriminaciones ni barreras a productos y servicios. Por la creciente omnipresencia de la tecnología, la normativa técnica TIC será cada vez más el habilitador de los acuerdos OMC.
No es de extrañar la creciente atención política que están atrayendo las normas TIC, tanto en Europa como en los restantes bloques económicos. No está en juego sólo el liderazgo en una determinada industria, en los organismos de normalización tecnológica se dirime tener un papel de relevancia en cualquier actividad económica en el futuro. Europa habrá de combatir en las trincheras de la normalización técnica si quiere que dentro de unas décadas los coches alemanes puedan circular por las mismas carreteras que los construidos en Estados Unidos, que las bombillas holandesas iluminen las mismas ciudades que las fabricadas en China o que los futuros wearables de Inditex sigan pudiendo ser elaborados en distintas factorías.