La serie que necesitamos YA sobre el rey emérito
El debate que el jueves emitió TVE sobre la marcha del rey emérito no fue ni valiente, ni arriesgado, ni clarificador.
Vamos a ser claros: el debate que el jueves emitió TVE sobre la marcha del rey emérito no fue ni valiente, ni arriesgado, ni clarificador. Ni contundente, ni interesante. Aportó poco o nada. No hubo expertos que ponderaran, que respondieran a preguntas concretas. El debate sin debate, sin información nueva. Y aún peor, ABURRIDO. Como me escribió por WhatsApp ese día una amiga periodista:
“Pero este coñazo, ¿POR QUÉ?”.
Yo, que había depositado tantas expectativas, que considero a Carlos Franganillo un periodista fetén, me vine abajo. Y luego, el asunto quedó rematado con el documental francés, coproducido por TVE, que llevaba seis años en un cajón. Yo lo vi tiempo atrás en YouTube y me quedé estupefacta por lo banal y, ojo, lo rotundamente promonárquico que era. “Pocos reyes han hecho tanto por su pueblo. Pocos reyes lo han conducido a la democracia”, rezaba la voz en off nada más arrancar. No entendí tras verlo que la tele pública (en esos momentos estaba Somoano de jefazo) lo ocultara. Mi colega Pepa Blanes dio en la diana en Twitter: “No lo emitió porque es malo”.
Algunas de las frases que se oyeron en el documental, en boca del rey, que concedía una entrevista para la ocasión, estaban pidiendo mármol:
“Conmigo hablaba, se reía… con los demás no, con los demás Franco era hermético”.
“Franco me dijo: ‘mantenga la unidad de España’, que eso, si lo piensas, quiere decir mucho. No me dijo, ‘mantenga esto o mantenga lo otro’, no”.
Lo que deduzco es que los tiempos han cambiado (recupero esta serie sobre el tema tele y casa real que escribí hace dos veranos aquí), pero la cadena pública no se ha enterado o no se ha querido enterar. O falta un planteamiento claro (porque la buena voluntad informativa, me consta, existe) o más coraje.
Pero vayamos a unos días antes, a la noche de la huida o como quiera que se llame lo que ha hecho el rey que condujo a los españoles a la democracia. Si mi querida amiga Alicia Gómez Montano estuviera aún aquí, en la tierra, con nosotros, si este enero maldito no se la hubiera llevado, yo esa noche la habría llamado para preguntarle cómo era posible que la tele no levantara la programación entera ante un hecho informativo de semejante calado. También la habría llamado la noche del debate para preguntarle: ¿POR QUÉ? Ella, certera, rápida, concreta, rigurosa y sarcástica me habría contextualizado todo, me habría puesto en contacto con los que sabían de verdad, me habría dado datos concretos, recomendado lecturas sobre el tema, apuestas que ella haría, reportajes de Informe Semanal de años atrás, nombres de expertos que ella habría llevado a la tele. Me habría dado su opinión sincera, haciendo autocrítica incluso sobre su trabajo en esa casa, que ella creía suya con razón: la dignificó durante muchos años. Pero la Montano, que habría sido una gran presidenta de la corporación, ya no está y yo no pude acudir a ella. Este post es en su honor.
Ese lunes, cuando saltó la noticia, TVE hizo un informativo impecable sobre el tema. Concienzudo y solvente. Y luego enmudeció (salvo los puntuales momentos informativos) hasta ese jueves del debate fallido. Esa noche del lunes escribí a varios colegas periodistas españoles que llevan años informando desde Reino Unido. Una de ellas fue Begoña Arce, compañera de la SER.
― ¿Tú crees que la BBC, caso de que la reina se pirara del país, haría un especial sobre el asunto inmediatamente?― le pregunté.
― Jajaja, esa es una hipótesis imposible. Pero no haría un especial, estaría 24 horas continuas con la historia varios días― me contestó de inmediato.
Como ya no podía llamar a la Montano, llamé a otro colega querido de la pública. Le pregunté si creía que la cadena debía montar un especial esa misma noche.
―Sería lo normal, yo diría que voluntad informativa sí hay, lo que no hay son medios ahora mismo, que estamos a medio gas, con media plantilla de vacaciones― me dijo.
Especulamos y bromeamos con la posibilidad de que el rey hubiera tenido en cuenta precisamente eso, que estamos a principios de agosto y solo unos cuantos periodistas seguían currando…
Jueves, diez y cuarto de la noche, tres días después de la marcha, se emite el debate. Franganillo preguntó bien, pero no había gran cosa al otro lado. Estaba Zarzalejos, menos mal. Fue lo único vibrante del relato de la noche, donde, por cierto, se atacó dos veces a Podemos y se culpó, cómo no, a Corinna. Si ahora me preguntan qué cuestionó el debate, qué puso en tela de juicio, qué disyuntivas planteó, qué puertas abrió para sucesivas conversaciones, no sangraría.
¿Y qué están haciendo mientras tanto las otras cadenas generalistas? Pues ser más procaces, desde luego, más echadas para delante. Tampoco aclaran nada, ni plantean nuevos discursos ni nuevas disyuntivas. Especulan, se mofan, dan horas y horas de rumores y cotilleos, abruman con informaciones que no llevan a ningún sitio, y, sobre todo, ponen a debatir sobre el asunto a personas que saben del asunto lo mismo que vuestros vecinos: NADA
Así que la información que llega a los espectadores llega mediatizada por el medio más que nunca y eso, me pregunto, no sé muy bien a dónde nos lleva. Por ejemplo, Carlota Corredera, presentadora de Sálvame, estaba muy enfadada el otro día con el rey emérito por su huida de España. Telecinco reaccionó rápido a la noticia del verano y justo un día después montó un debate sobre el tema. Telecinco monta debates ipso facto sobre casi todo porque tiene expertos como el paparazzi Antonio Montero, que lo mismo sirven para “desvelar” que Terelu y Carmen Borrego “no se soportan” (y someterse a un polígrafo, ese método tan fiable, para saber si miente o no) que para ponderar sobre ese gran dilema que es monarquía o república. Él fue uno de los invitados esa noche, junto a María Teresa Campos, que también aportó su granito de arena:
Esa noche había otra experta, la periodista Carmen Dueto, cuyos artículos sobre que China vende pañuelos con doña Letizia como modelo, o que su talla de anillo es la 10, la avalan, para qué negarlo, como voz autorizada. ¿Qué supimos esa noche que no sabíamos? NADA. Se dijo dónde PODRÍA estar el rey emérito, hubo conexiones con supuestas residencias donde el rey QUIZÁ estaba en ese momento, todos parecían tener información de primera mano. Me faltó, eso sí, una conexión con Jaime Peñafiel citando al abuelo taxista de la reina Letizia como el causante de todos los males.
En Espejo Público, estos días, Pilar Eyre, aseguró que “tengo ganas de llorar tras la marcha del rey, me siento un poco viuda”, que es una frase curiosa, sí, pero que tampoco aporta gran cosa al tema que nos concierne.
Visto todo esto, pido pues a los colegas guionistas que inunden los despachos de las plataformas televisivas de nuevo cuño y de las teles generalistas también (y sobre todo de la cadena pública) de guiones sobre estas ocho tramas: