La semana que desnudó al fútbol español
Al fracaso en la Champions de los equipos nacionales, cada vez más debilitados en el mercado, se le suma el conflicto por la Ley del Deporte y la amenaza latente de la Superliga.
No. De ‘jornada negra’, nada; más bien, ‘semana negra’. Es difícil encontrar una sucesión de acontecimientos tan negativos en tan poco tiempo para el fútbol español. En pocas horas se han encadenado caos legislativo en torno a la Ley del Deporte, debilidad mercantil y un sonadísimo fracaso deportivo.
Demasiados factores para un deporte que, estructuralmente, lucha por no perder su posición histórica. Con el único salvavidas del Real Madrid, actual campeón de la Champions League, este es el repaso a una semana que ha desnudado al fútbol patrio a ojos del mundo:
Ridículo europeo: lo nunca visto en Champions
La estadística lo deja claro: es el mayor fracaso jamás vivido para el fútbol español desde que se reinventó la antigua Liga de Campeones. Nunca en la era moderna, España presentaba en octavos un único representante. Ni Barça, ni Sevilla, ni Atlético han pasado el corte de la fase de grupos y, lo que es más doloroso, han consumado su desastre cuando aún resta una jornada. Solo el Madrid se salva de la quema... pese a su tropiezo en el campo del Leipzig.
El Barcelona. Otra vez el Barcelona. “No le da”, se oye en cualquier análisis sobre el equipo dirigido por Xavi Hernández cuando toca competir contra los grandes. El equipo español que más se ha reforzado en un verano frenético pese a la millonaria deuda que comprometería la viabilidad de casi cualquier club. Gracias a las manidas ‘palancas’, hoy más utilizadas como burla a los culés que como salvadora estrategia financiera, llegaron estrellas como Lewandowski, Koundé o nombres de peso como Raphinha, Marcos Alonso y otros.
Con Xavi a los mandos y ya asentado tras su aterrizaje de emergencia a mitad de la campaña anterior, el objetivo era evitar el ridículo europeo vivido en la anterior fase de grupos. No solo no se ha conseguido sino que se ha agravado. Si en 2021 el Barça tenía la excusa de una plantilla francamente debilitada, este año su plantel, nombre por nombre, daba para mucho más. No para alcanzar a un Bayern convertido en su bestia negra, pero sí para competir y superar al Inter, rival para el segundo puesto del grupo. Agarrados al comodín arbitral en Milán (donde el Barça cayó de forma polémica) e incapaces de imponerse en el Camp Nou, los culés repiten castigo: Europa League.
Duele incluso más el derrumbe del Atlético de Madrid. Que la puntilla llegase en el 98′, con un penalti fallado y un rechace al larguero solo pone la guinda más cruel a un fracaso sin paliativos. En un grupo bastante favorable, con tres rivales de nivel medio pero ningún ‘coco’, los de Simeone han naufragado, aquí y allí, contra los tres. Brujas, Oporto y Bayer Leverkusen han sido demasiado para un equipo perdido en identidad, juego y resultados. La crisis atlética se agrava al mismo ritmo que se tambalea el proyecto del cada vez menos intocable Simeone.
Él, que se autodefine como “cabeza dura”, promete seguir insistiendo. Pero la situación es tal que ni siquiera es segura su presencia en la Europa League. Se la jugará en Oporto, ante un rival crecido que quiere el primer puesto, y con un ojo en Leverkusen, que recibe al Brujas con la obligación de sumar un punto más que el Atleti para seguir en Europa.
Del que menos puede sorprender la decepción es el Sevilla, muy diferente a la del año pasado. Si en 2021 fracasó con todas las letras al ser incapaz de superar un grupo de poco nivel (Lille, Salzburgo y Wolfsburgo), esta edición el sorteo le deparó la peor de las suertes. Ante el Manchester City de Guardiola y Haaland y el Borussia Dortmund que no deja de sacar talento, las opciones sevillistas eran escasas. Una crisis interna que acabó por costarle el puesto a Lopetegui hizo el resto. El consuelo que les queda, tirando de pragmatismo, es que tras superar al Copenhague ya está asegurada su presencia en la Europa League, su trofeo. No en vano, en el Sánchez Pizjuán ya se han celebrado seis títulos de la segunda competición continental.
Un negocio cada vez a peor: la caída de LaLiga
Con todo, el fútbol patrio sale muy tocado de Europa. Ninguna de las otras grandes ligas acudirá a octavos con tan pocos representantes. Hasta la Francia monocolor del PSG puede colocar a un Marsella aún con opciones. Se nota la falta de inversión en talento que sufre la Primera División, con un verano en el que España quedó muy lejos de las grandes cifras manejadas en el mercado inflado de Inglaterra, que sigue reventando el mercado con precios imposibles para el resto.
Con el único referente global del Balón de Oro, Karim Benzema, la Primera División sigue sufriendo la fuga de talento (Messi, Ronaldo, Neymar...) y el desinterés de los grandes cracks de hoy y mañana (Mbappé o Haaland), mientras sus clubes bajan en el mercado de cotización y los derechos de televisión languidecen frente al proyecto de la Premier League.
“LaLiga tiene una situación complicada, le toca recuperar terreno y es una cuestión a medio plazo, no se va a resolver hoy”, planteaba recientemente a El HuffPost Plácido Rodríguez, director de la Fundación Observatorio Económico del Deporte.
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La Ley del Deporte: la sombra de la Superliga lleva a los equipos al límite
Un drama para LaLiga, a la zaga de sus rivales vecinos, que incluso ha podido ser peor. La polémica tramitación de la Ley del Deporte ha llevado al límite a 39 de los 42 equipos profesionales (únicamente se apartan Real Madrid, Barcelona y Athletic de Bilbao por no ser sociedades anónimas) y la competición ha estado a un paso de pararse en una huelga masiva.
De la ley aprobada en Consejo de Ministros el pasado diciembre, inquieta no tanto su contenido inicial, bienintencionado, sino las enmiendas planteadas de acuerdo con los 39 clubes y posteriormente retiradas por PSOE y PP. Las aguas se calmaron, en parte, en la Comisión de Cultura y Deporte del Congreso, que el martes aprobó un dictamen que deja a LaLiga “incómodamente satisfecha”, según su presidente, Javier Tebas.
Controlado el espinoso asunto de los derechos de imagen y la independencia de los equipos ante la Federación, aún queda un fuego abierto. La negativa de la ley a incluir una enmienda que castigue a los clubes que participen en la Superliga... proyecto ideado por Real Madrid y Barcelona. La inmensa mayoría del fútbol nacional está en contra y busca impedir que estos ‘versos libres’ participen en un torneo que desprecian la RFEF, la UEFA y la FIFA o, en su defecto, que a cambio no lo hagan en las competiciones recogidas por los tres orgnaismos (LaLiga o la Champions, entre ellas). Aún queda camino por recorrer, el texto llegará al Pleno para su debate, pero nadie descarta nuevos cambios. El mayor incendio se ha controlado, de momento. No hay huelga.
Un mercado abordable por (casi) cualquiera: el caso de Emery
Un tercer movimiento, algo más anecdótico a priori, añade otros argumentos a la crisis patria. La salida de Unai Emery del banquillo del Villarreal hacia el Aston Villa inglés no es para nada un movimiento más. Con la temporada ya avanzada, el exitoso técnico vasco deja la que dice ha sido su “casa” después de dos temporadas y media en las que ha llevado al ‘Submarino Amarillo’ a su cima, incluida una Europa League, el único título en toda su historia. Emery se va a un club histórico inglés en horas bajas que busca revertir su situación al modo ‘inglés’: aflojando la cartera y manejando cifras inalcanzables a este lado de Europa.
Se marcha, dice, porque un técnico debe tener “la cabeza fría” y valorar las circunstancias. Asume que es un paso atrás en lo deportivo, pero el Villa le ofrece 7 millones por temporada en un contrato de cinco años... “Hoy un club mediano de la Premier te puede quitar una estrella”, planteaba casi proféticamente el periodista Antonio Esteva a este medio, detallando precisamente la capacidad de conjuntos como el originario de Birmingham.
“El fútbol inglés vive una especie de ‘me lo puedo permitir y si sale mal ya recuperaré la inversión por otro lado’”, sostiene Plácido Rodríguez. Este es el caso del Aston Villa, actualmente en la 15ª posición de la Premier, propiedad del magnate egipcio Nassef Sawiris. No será el último, advierten los especialistas y temen los responsables en un momento muy difícil para el fútbol español