La profética portada del semanario alemán 'Der Spiegel': clavó en junio lo que ha pasado ahora
Podría ser de hoy mismo.
El semanario alemán Der Spiegel se ha convertido en tendencia en Twitter gracias a la portada que publicó en junio de 2020 y que ha resultado ser una auténtica profecía de lo que ha ocurrido ahora, con el asalto al Capitolio por parte de seguidores de Donald Trump.
En la primera plana de la revista aparecía el propio presidente de Estados Unidos sentado en su despacho mirando a cámara y sosteniendo una cerilla en su mano. De fondo, y a través de la ventana, se podía ver una turba de gente provocando disturbios y una gran humareda.
En grandes letras, se podía leer un titular: “El diablo de fuego”. Y un poco más abajo se explicaba que el presidente “prendió fuego a su país”. “Donald Trump alimenta el odio para distraerse de su propio fracaso y asegurar su reelección con métodos cuestionables”, aseguraba el semanario.
La portada la ha subido a Twitter la periodista Pilar Velasco y en menos de 12 horas acumula más de 8.000 ‘me gusta’ y 2.500 retuits.
No ha sido esa la única portada antigua del semanario que ha circulado con fuerza en las últimas horas. También lo ha hecho una de febrero de 2017 en la que Trump aparecía cortando la cabeza a la Estatua de la Libertad.
En aquel momento esa primera plana generó una fuerte controversia, y algunos diarios alemanes criticaron la caricatura, mientras que el vicepresidente del Parlamento Europeo de nacionalidad alemana la calificó de “de mal gusto”.
El dibujante, Edel Rodríguez, dijo que la imagen representaba “la decapitación de la democracia”.
Tras el estupor y la preocupación con la que han seguido el asalto al Capitolio por parte de seguidores del presidente estadounidense, Donald Trump, líderes de todo el mundo han apelado a la calma y a una transición de poder ordenada en Estados Unidos.
La condena de los disturbios, a tan solo dos semanas para que el demócrata Joe Biden dé el relevo a Trump, ha sido unánime entre dirigentes de distintas orientaciones políticas, que han expresado su preocupación por la salud de la democracia estadounidense.
La mayoría, incluido el propio Biden, responsabilizan de lo ocurrido a Trump por haber arengado a sus seguidores para llevar a cabo lo que definió como “un asalto sin precedentes” a la democracia y una “insurrección” que “roza la sedición”.