La pesca puede ser una industria en peligro de extinción si no consumimos de forma responsable
El sello azul de MSC pretende ayudar a preservar la salud de los océanos y la calidad del pescado que consumimos.
España es el cuarto productor pesquero de Europa y el primer consumidor europeo a nivel de gasto. Si hacemos caso a estas cifras que sitúan la pesca como un negocio rentable, lo más probable es que aplaudamos fervientemente. Pero por muy positivas que sean, también es necesario leer la letra pequeña. Y es que la pesca tal y como la conocemos hoy en día puede ser una industria en peligro de extinción si no cambiamos nuestros hábitos de producción y consumo —que se ha duplicado desde los años sesenta—.
Detrás de esos datos hay otros que no lo son tanto: el 30% de las poblaciones pesqueras a nivel mundial están sobreexplotadas, y en el caso del Mediterráneo es todavía más grave ya que el porcentaje asciende hasta el 90%.
Para MSC, la organización que vela por la salud de los océanos, la solución pasa por garantizar la sostenibilidad del pescado que consumimos. Que sea posible saber cómo se ha pescado, dónde y cuándo, es decir, una trazabilidad del producto completa. La directora de la institución en España y Portugal, Laura Rodríguez, lo tiene claro: "Nuestra misión es que los recursos marinos se mantengan para las generaciones futuras", explicó durante las primeras conversaciones sobre pesca sostenible, celebradas la semana pasada en Madrid.
Para intentar controlar que la actividad pesquera se desarrolle de forma sostenible, en MSC utilizan el sello azul, que certifica que ese pescado cumple toda la cadena que va desde el barco al plato ya que el descontrol no solo afecta al estado de los mares, también puede suponer un gran problema para la salud de los ciudadanos. No en vano, los datos de MSC señalan que la mitad de las especies que se sirven en los restaurantes españoles no se corresponden con lo que se indica en el menú.
Para Alejandro Arguimbau, director de compras del grupo Iberostar, la hostelería ha contribuido al problema haciendo la vista gorda. "No conocía lo que se pescaba, se centraba únicamente en la procedencia", relató durante el evento, el que confirmó que Iberostar es la primera cadena hotelera en España en servir pescado con el sello azul de MSC. ¿Por qué? "El comensal quiere un producto de calidad, pero también quiere una garantía".
Uno de sus mantras es que detrás del pescado que nos comemos "no solo hay pescado". Un lema especialmente importante en España, viviendo rodeando de mares que debemos cuidar, y que también contribuyen a hacer del momento de la comida algo todavía más especial. "No solo disfrutamos del pescado, también del entorno y de la salud", relató Arguimbau.
Desde la federación de cofradías de Guipúzcoa también han dado un paso al frente y gran parte de su pescado, como el bonito, la anchoa o la sardina europea, está certificado con el sello azul. Miren Garmendia, la gerente de la federación insiste en que el objetivo es intentar mantener una práctica centenaria que en lugares como País Vasco se transmite de padres a hijos.
"Nuestros pescadores tenían una cultura de sostenibilidad", explicó Garmendia que insistió en la necesidad de garantizar la pesca a largo plazo, no solo desde una perspectiva ambiental sino también como una industria rentable y viable que garantice un empleo estable.
Dentro de ese recorrido del barco al plato, ¿qué pasa en medio del proceso? ¿Se están preocupando las grandes superficies por vender pescado sostenible? La respuesta no sorprende: algunas más que otras. Liderando el camino hacia una práctica completamente sostenible está Lidl, que en Alemania y Holanda ya certifica el 100% de su pescado con el sello azul, y en 2019 esperan alcanzar el 50% en España.
"Queremos poner en valor las buenas prácticas y comunicárselo al cliente", explicó durante las jornadas Michaela Reischl, gerente de sostenibilidad de Lidl, que quiso resaltar la dificultad de certificar una oferta de pescado como la española, con una amplia variedad de producto.
¿Y qué podemos hacer como consumidores para contribuir a la sostenibilidad? Fijarnos en el etiquetado del pescado que compramos e interesarnos por el proceso, aunque el precio más bajo sea lo que más nos atraiga a primera vista. El sello azul de MSC es un reconocimiento de prestigio que asegura que lo que comemos se ha pescado respetando el medioambiente.