La Palma sufre una deformación de ocho centímetros que no altera el agotamiento del volcán
Se trata de una deformación muy local que ha durado solo unas horas y que está en fase de reversión.
La deformación del terreno de hasta ocho centímetros que se ha medido en una de las estaciones geodésica de seguimiento de la actividad del volcán de La Palma no altera el proceso de agotamiento de la fase eruptiva, según ha informado el comité científico del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en Canarias (Pevolca).
Se trata de una deformación muy local que ha durado solo unas horas y que está en fase de reversión tras el máximo de ocho centímetros que se midió a las 22:00 horas del domingo, ha explicado la portavoz del comité científico del Pevolca, Carmen López.
Los científicos mantienen por tanto sus planes iniciales de considerar terminada oficialmente la erupción dentro de cinco días. Ha transcurrido ya la mitad del plazo inicial de diez días que se dieron cuando desaparecieron todos los indicadores eruptivos al principio de la semana pasada.
Único indicio medido sobre la actividad volcánica
Esta deformación del terreno en la estación de Jedey, la LP03, es el único indicio observable o medido sobre la actividad volcánica y hay que interpretarlo en conjunto con el resto de parámetros que abundan en el agotamiento de la erupción.
Así, el tremor sigue en nivel de “ruido de fondo”, la sismicidad es muy baja en todas las profundidades, con una magnitud máxima de 2,5, y las emisiones de dióxido de azufre son muy bajas, con valores inferiores a los 0,5 kilos por segundo. Esta reducción de las emisiones de dióxido de azufre se relaciona con el proceso de solidificación del magma superficial en los conductos del centro eruptivo, según ha señalado Carmen López.
Se siguen observando emisiones puntuales y esporádicas de gases volcánicos en los centros eruptivos y jameos. En algunos jameos es visible aún incandescencia ligada a la presencia de lava en proceso de enfriamiento.
López ha agregado que no se puede descartar que durante unos meses después del fin de la erupción se siga registrando sismicidad o deformaciones residuales, pues se trata de procesos muy intensos que necesitan un periodo de ajuste amplio.
La vulcanóloga ha indicado que la red de vigilancia en La Palma estaba instalada antes de la erupción y va a continuar después, de manera que se van a seguir monitorizando todos los parámetros, incluida la medición de los gases.
En las últimas horas no hay incidencias en cuanto a la calidad del aire en las zonas pobladas, en donde los niveles en cuanto a dióxido de azufre son buenos salvo en la estación de San Antonio, en donde se bajó a niveles regulares durante la madrugada.
Respecto a las partículas inferiores a diez micras, ha habido un ligero aumento en todas las estaciones, pero siempre dentro de parámetros entre buenos y razonablemente buenos.
Donde sí se han detectado “concentraciones de gases nocivas e incluso letales” es en las zonas evacuadas de la Bombilla, Puerto Naos y el Remo, por lo que los equipos de seguridad mantienen la monitorización constante para regular el acceso de personas, como regantes o recolectores de plátanos, ha detallado Rubén Fernández, portavoz del comité de dirección del Pevolca.
Fernández ha apuntado que en los tres hoteles dispuestos para albergar a evacuados permanecen 551 personas, y hay otras 43 dependientes en centros sociosanitarios del Cabildo de La Palma.