La medallista olímpica Anna Boada se retira a los 26 años por una depresión
Ha anunciado su decisión por sorpresa en un acto, y ha dejado a todos sin palabras.
La remera española Anna Boada ha anunciado su retirada deportiva a los 26 años debido a la depresión que sufre actualmente y a que no ha sido capaz “de encontrar las fuerzas para continuar luchando”. La medallista olímpica ha lamentado que hoy en día está “mucho más reconocida una fractura de brazo” que su enfermedad y espera que sus palabras puedan “concienciar” sobre su dureza.
“Lamentablemente, me cuesta aceptar que esta vez no he sido capaz de encontrar las fuerzas para continuar luchando. Las enfermedades no las escogemos, a veces ni las aceptamos, sobre todo cuando hablamos de problemas de salud mental. Hoy en día está mucho más reconocida una fractura de brazo que la depresión o la ansiedad”, ha declarado Boada en la lectura de una carta al recibir el premio como mejores remeros/as del año junto a su compañera Aina Cid durante la gala del Comité Olímpico Español (COE).
Boada y Cid conquistaron el pasado 15 de septiembre la medalla de bronce en la final A de dos sin timonel en los Mundiales de remo de Plovdiv (Bulgaria), logrando la primera medalla femenina en modalidad olímpica para España en la historia del campeonato. Además, la de Barcelona y la de Amposta fueron sextas en la final de los Juegos de Río 2016, por lo que consiguieron diploma olímpico.
En una decisión que ha cogido a la mayoría de los asistentes por sorpresa, la catalana explicó los motivos que le llevaron a tomarla. “Lo más complicado de una depresión no es caer, lo más difícil es no saber cuándo vas a volver a tocar el suelo para poder empezar a levantarte. La soledad te invade por la vergüenza de ser juzgado, de que la gente sepa la realidad, que tengan miedo a acercarse a ti para evitar contagiarse. El bucle empieza a alimentarse y te encuentras realmente perdido”, ha señalado.
“Igual me di cuenta demasiado tarde, igual no supe encontrar la ayuda adecuada en el momento preciso, igual la gente cercana a mí no estaba preparada; quizás ni yo misma era consciente de hasta dónde podía llegar a hundirme. He dejado de buscar culpables, de preguntarme a mí misma qué hubiera pasado si hubiera tomado otras decisiones. Al final he sido yo la perjudicada, el mundo ha seguido girando mientras yo estaba paralizada sin saber cómo continuar”, ha continuado.
En este sentido, Boada espera que sus palabras puedan servir para “concienciar” sobre cómo tratar la depresión. “Tan sólo he querido contar mi historia para concienciar a los aquí presentes de que tan sólo los deportistas sabemos los límites de presión a los que estamos sometidos año tras año. Creo sinceramente que no soy ni seré la única deportista de élite que necesita ayuda para gestionar tantas emociones. Me gustaría que haya alguna forma de apoyarnos durante las crisis, pero también como prevención antes de que sea demasiado tarde”, ha subrayado.
“Aquí estoy para lo que cualquier remero necesite ahora o en el futuro, deseando que para él o ella no sea demasiado tarde y pueda disfrutar de este gran deporte de la forma que a mí me hubiera gustado poder seguir disfrutando”, ha concluido Boada, que ha agradecido a Cid su “perseverancia y capacidad de superación” durante sus años como pareja de dos sin timonel.