La lotería que no nos podemos permitir
La mala suerte de nacer en una familia con bajos recursos económicos y culturales en España supone una probabilidad cuatro veces mayor de repetir curso.
Imaginemos que lanzáramos una moneda al aire para decidir si una niña o un niño promociona de curso, y con ello determináramos su futuro académico. O que lo hiciéramos por sorteo. Sin duda les parecería injusto, absurdo. Si fuera el caso de su hijo o su hija, probablemente se indignarían. Pues algo así es lo que pasa en nuestros centros educativos, solo que esa lotería no tiene lugar en la evaluación, sino al nacer. Gracias al análisis de los datos del informe PISA 2018 que publicamos en Save the Children, sabemos que la mala suerte de nacer en una familia con bajos recursos económicos y culturales en España supone una probabilidad cuatro veces mayor de repetir curso que si se nace en una familia con elevados recursos, aunque se tenga el mismo nivel de conocimientos. Como afirma Pablo Simón, esto debería alarmar a una sociedad que se afirma meritocrática.
Nuestro sistema educativo ha dado pasos enormes en las últimas décadas, como la universalización de la escolarización desde los 3 a los 16 años, pero necesita cambios urgentes. La repetición de curso es una medida obsoleta, cara, inútil y socialmente injusta. Tan abrumadora es la evidencia científica de que la repetición es ineficaz, como desconcertante su persistencia en el sistema educativo español. La LOMCE, lejos de corregirla, ha aumentado el alumnado repetidor en Primaria.
Repetir curso es el punto crítico en un proceso de desconexión educativa que conduce a un 18% de jóvenes a abandonar los estudios obligatorios sin la formación mínima para encontrar un empleo digno, que les lleva a la precariedad y a la ausencia de oportunidades. Un 18% que sube a más de un 40% entre aquellos estudiantes cuyos padres no terminaron los estudios obligatorios. ¿Cuánto potencial estamos desperdiciando?
Ojalá los resultados de PISA 2018 sirvan de acicate para que el próximo gobierno aborde con urgencia cambios educativos. Necesitamos modernizar nuestro sistema para que no deje a nadie atrás, y hay alternativas. Malgastamos 2.800 millones de euros en la repetición de curso. Con 1.890 millones, ofreceríamos apoyo y refuerzo educativo en horario extraescolar a todo el alumnado en riesgo de no titular en la Educación Secundaria. Con 1.640 millones, universalizaríamos la educación infantil de 0 a 3 años, especialmente importante para los alumnos nacidos en contextos de desventaja social. Y la segregación escolar se puede abordar desde múltiples medidas.
Estamos en días de hablar de lotería. Ésta es una que nuestro país no puede seguir permitiéndose, ni social ni económicamente.