La Guardia Civil participa en la detención de una de las grandes familias mafiosas de Nueva York
Su papel ha sido investigar a 'El Español', un narcotraficante 'asociado' a otra de las familias.
Se llamaba Carmelo, pero decidió cambiarse el nombre por el de Carmine. Es bilbaíno y hace tiempo que vive en Nueva York, donde se integró en calidad de 'asociado' en la familia Luchese, una de las cinco que controlan la Cosa Nostra en la Gran Manzana. Conocido como 'El Español', es la pieza española con la que la Guardia Civil ha contribuido a la caída de esa organización mafiosa, informa Sagrario Ortega de Efe.
Agentes españoles han colaborado en la detención de 19 miembros de los Luchese en el marco de una operación organizada por el FBI, la DEA, Homeland Security y los Departamentos de Policía de Nueva York y Nueva Jersey, realizada el 30 de mayo a las 6.00 horas en Brooklyn.
'El Español' es uno de los detenidos más jóvenes, ya que el capo tiene 81 años, su segundo, 82, y alguno de las escalas inferiores, 86. Por eso es habitual que una bolsa con medicinas acompañe a los arrestados. Según ha informado la Guardia Civil en un comunicado, también han sido arrestados "varios individuos 'asociados' de las familias Bonanno y Genovese", entre ellos el bilbaíno.
Los detenidos en la llamada Operación Brooklyn están acusados del asesinato en 2013 de Michael Meldish, jefe de un grupo local de narcotraficantes, así como los típicos delitos del crimen organizado: asesinato planeado, extorsión, usura, asalto, fraude, blanqueo, tráfico de drogas y apuestas ilegales.
La Fiscalía de Nueva York ha felicitado al equipo de la UCO por su intervención y ha hecho especial mención a la Guardia Civil en esta operación que ha calificado de "sobresaliente".
LA GUARDIA CIVIL Y EL CASO DE 'EL ESPAÑOL'
La Guardia Civil ha sido clave para la adquisición de pruebas relacionadas con el bilbaíno, vinculado a la familia Bonanno —otra de las cinco familias—, el cual, como 'asociado', tenía permitido relacionarse con individuos de otras organizaciones, siempre con fines delictivos.
'El Español', de 56 años, pretendía realizar un envío de cocaína desde Argentina a España ocultando la droga disuelta en el interior de botellas de vino importadas desde el país sudamericano.
En el transcurso de la investigación, en las diversas ocasiones en las que el individuo se desplazó a España para ultimar operaciones delictivas con organizaciones criminales asentadas en territorio español, fue sometido a una "permanente y discreta" vigilancia, a través de la cual se obtuvo "gran cantidad de información", que se trasladó a los agentes del FBI desplazados desde Nueva York a España.
Los agentes de la UCO le sometieron a una estrecha vigilancia, pero 'El Español' permaneció una semana en un hotel de Alicante con su mujer y su hijo de turismo. No se le pudo detectar ni un solo contacto sospechoso en siete días. Pero el bilbaíno volvió más tarde al mismo hotel y allí sí que se le pudo ver con un underboss, un capo que había hecho el trayecto desde Nueva York hasta Levante.
Las reuniones mantenidas por 'El Español' con otros miembros de la familia que se habían trasladado a España también desde Estados Unidos, así como con componentes de la mafia de Palermo, tenían como objetivo eludir las vigilancias de las que eran objeto en Nueva York.
'EL ESPAÑOL' PERTENECÍA AL ESCALAFÓN MÁS BAJO DE LA FAMILIA
Como era español y no pertenecía a la 'familia', el bilbaíno solo podía integrarse en los Luchese como 'asociado', el último escalón de este tipo de organizaciones, encabezadas por el jefe, apoyado por un underboss (subjefe) y un consigliere (consejero).
Del segundo parten otras tres o cuatro ramas, apoyadas por los soldados; y éstos, a su vez, por asociados, grupo en que se encuadraba 'El Español'. Para pertenecer al grupo hay que disponer de dinero o cometer acciones delictivas, que Carmine compatibilizaba con las que ejecutaba para otra familia, la Bonanno.
Al contrario que las mafias de la Camorra, las de la Cosa Nostra no controlan un territorio concreto en el que no dejen actuar a las demás. El delito se comparte en perfecta convivencia.