Lo que está demostrando 'Sálvame' en medio de la crisis del coronavirus
¿Por qué ha cumplido 11 años como un programa imprescindible en Telecinco?
Hoy más que nunca, Sálvame ha demostrado que la relevancia que ha ido ganando a lo largo de sus recién cumplidos once años ha sido fruto de una carrera de fondo. El equipo del programa de Telecinco ha sudado la camiseta y ha demostrado, especialmente en estos últimos días, la importancia de que haya un espacio como el suyo en emisión.
Nunca ha prometido contenidos culturales, así que tacharle de no darlos es un absurdo y un insulto agotado, aunque eso tampoco signifique que quienes hacen el programa carezcan de formación ni que se dirijan a un público al que subestimen. Se habla para la gente, en general. ”¿No se puede ver Sálvame y leer libros? Que alguien me diga un presentador que tenga más cultura que Jorge Javier Vázquez. Esto es entretenimiento, señores”, explicaba Carlota Corredera en una entrevista con El HuffPost. El programa es lo que es, una válvula de escape desde hace más de una década.
Siempre ha sido así y con la crisis sanitaria del coronavirus su mérito es más evidente que nunca. Con tanta sobreinformación, los programas que consiguen que la gente desconecte de la realidad son “éstos, las series, los documentales o los realities”, explica el psicólogo clínico Óscar Blázquez. De hecho, verlos pueden dar cierta “paz mental”, asegura, porque la sobreinformación es tóxica. Blázquez siempre recomienda a sus pacientes mayores que vean sus programas y concursos favoritos.
Esto es una certeza: Sálvame es el programa favorito de muchos españoles. Cerca de 2,7 millones de espectadores de media lo ven cada día. Es el que ayuda a desconectar, a reírse en tiempos en los que cuesta hacerlo, a descuadrarse con situaciones surrealistas y a generar conversaciones en diferentes círculos sociales.
Así lo defiende Carlota Corredera en declaraciones a El HuffPost. ”Con un país en estado de alarma y confinado en casa sine die, el entretenimiento es fundamental. Hay mucha gente pasando sola esta crisis y combatir la soledad y el miedo en los peores momentos es un trabajo absolutamente gratificante. Somos conscientes de que corremos riesgos por salir de casa a trabajar, pero nuestra vocación y nuestro compromiso con la audiencia está por encima de todo”, explica. Eso ha hecho también que el programa haya cobrado en las últimas semanas un valor añadido.
A pesar de ser un espacio de entretenimiento puro y duro, definido incluso como un neorreality, Sálvame ha sabido dar respuesta a la preocupación por el coronavirus para su audiencia, y lo ha hecho poniéndose a la altura de cualquier magazine informativo. Desde el arranque del programa, la mesa moderada por Carlota Corredera o por Jorge Javier Vázquez se ha dedicado, directamente, a resolver las dudas de los espectadores sobre el COVID-19 y a hablar con un lenguaje de la calle. De hecho, reciben preguntas a través de sus redes sociales y su número de WhatsApp.
“Tenemos mucha audiencia que forma parte de los grupos más vulnerables de esta pandemia y somos conscientes de nuestra responsabilidad social. La ejercemos sin alarmismos. Queremos resolver dudas y sobre todo acompañar con serenidad a la gente que nos sigue”, aclara Corredera. Así entretienen e informan, sin arrogancia y lejos de términos formales. Es lo que lleva enganchando a los espectadores tanto tiempo.
Esa es la otra misión cumplida: desaturdir. No olvidan su esencia, comentar Supervivientes, discutir entre ellos, picarse los unos a los otros y hacer reír.
Su importancia es clave. Conseguir con locuras que nadie se vuelva loco (mucho menos en el confinamiento). El esfuerzo no es menor: cinco horas diarias de directo y cuatro los sábados por la noche. No es para restarle mérito, por muchos detractores que vivan empeñados en hacerlo. Es una cuestión de justicia.
Todo el mundo sabe qué es el chuminero, quién pronunció “ni que fuera yo Bin Laden” y quién es ‘La Beyoncebe’ de Telecinco. Sálvame se ha ganado su sitio.