La desconocida historia del arco en Roma que inspiró al Arco del Triunfo de París
Un monumento situado en la Vía Sacra construido en el año 80 sirvió de inspiración para la construcción de otra conmemoración en la capital de Francia.
Se llega a Roma y pensamos en Augusto, Julio Cesar, Adriano, Tiberio, Claudio, Nerón, Trajano, Tito… imposible no recordar a algunos de los emperadores romanos. Pensamos en el Coliseo y recordamos que fue construido en solo nueve años y que fue una obra que comenzó en el año 71 d.C. después de la conquista de Jerusalén y que, gracias al botín de esa guerra, se construyó el Gran Anfiteatro Flavio, por nuestra mente pasan escenas de gladiadores y las venationes, casi sentimos el rugido de las fieras enfebrecidas dispuestas a saltar al ruedo.
Nos imaginamos las gradas repletas de romanos aupando a su favorito y al emperador brindando por el triunfo de su gladiador elegido y ya, a la salida, caminando por la Vía Sacra, la que fue la calle principal de la Antigua Roma. Pensamos en dirigir nuestros pasos por el Foro Romano, pero en el camino aparece algo que nos gusta, nos gusta y mucho pero inexplicablemente no nos detenemos, preferimos seguir camino y mirar al fondo. No nos damos cuenta de que nos hemos perdido una pieza fundamental en la historia de Roma, de Roma y de sus grandes hazañas, como la que realizó Tito en Jerusalén.
El Arco de Tito
En las laderas del Palatino justo en el inicio el ascenso hacia la colina, se levanta el monumento que muy probablemente lo mando construir Domiciano, el último emperador de la dinastía Flavia.
Domiciano, el Senado y el pueblo romano no tuvieron ninguna objeción en construir un arco en memoria de Tito. Pero ¿por qué y para qué si ya estaba deificado?
Tito había vencido la guerra judía en el año 70 d.C. en la que logró conquistar Jerusalén y no conforme con la victoria saqueó el Templo de Salomón. Había ido por encargo de su padre Vespasiano para sofocar la revuelta que llevaba años sacudiendo Judea. El objetivo era acabar la rebelión de los judíos contra Roma y conquistar la ciudad sagrada de los hebreos. Esta hazaña no podía pasar a la historia sin dejar constancia de los hechos.
Mandaron alzar el arco que por supuesto no podía prescindir de lo más significativo del resultado de la batalla y del hurto. Con una clara intención esculpieron la representación del desfile triunfal de Tito con parte del botín que saquearon del templo de Salomón con una de las piezas más sagradas hebraicas: la Menorah, una pieza de oro que jugó un papel simbólico enorme en el triunfo de Tito.
Además de la representación de la apoteosis de Tito, no falta en la pompa triunfal, el carro imperial conducido por la diosa Roma con Tito coronado por la victoria, en otro friso los soldados romanos portando otras piezas robadas en el Templo de Salomón y las trompetas de plata entre muchos otros objetos que simbolizan una victoria que fue de gran trascendencia en aquella época.
La relación del Arco del Triunfo de París con el Arco de Tito
Napoleón Bonaparte quiso construir un arco para conmemorar su victoria en la batalla de Austerlitz de 1805 y en 1806 ordenó la construcción del Arco del Triunfo dedicado a la memoria de las victorias de los ejércitos franceses. Jean Chalgrin y Jean Arnaud Raymond se inspiraron en el Arco de Tito de Roma.