La confesión pública de Vox
Lo único que divide a las personas feministas y de las no feministas son los libros que han leído.
A todos nos ha pasado alguna vez. Meter una bola manola. Mentir. Contar un cuento chino. Decir una trola. Hacerlo no es muy difícil, sólo hay que contradecir o negar lo que digan los demás. ¿Yo? ¡Qué vaaa! Lo malo es mantener el embuste en el tiempo, porque las mentiras te persiguen como las moscas cuando subes un puerto de montaña. Sacudes con la mano y vuelven. Te echas agua por la cabeza y vienen más. Llega un momento en que tu cabeza deja de ser humana y se convierte en una nube de insectos, avanzar se hace inviable y necesitas parar. Sabes que la única manera de librarte de ellos es confesar. Algo parecido le ha pasado esta semana a varios integrantes del grupo político Vox que no han podido aguantar la presión y se han lanzado a la calle a reconocer públicamente la verdad. Son muchos meses sosteniendo la misma incongruencia. Demasiados silencios y balbuceos ante las preguntas sobre el tema. Innumerables intentos fallidos de echar balones fuera. ¡Ya está! Salimos a la calle y lo decimos: lo tenemos ni idea de lo que es el feminismo.
Pero Ortega, ¿estás loco? ¿Cómo vamos a decir eso ahora después de la que hemos liado con lo de la ideología de género y la violencia intrafamiliar? Que sí, que lo decimos, que yo no aguanto más. Y ahí se han lanzado los 5 de Enid Blyton a imprimir su pancarta color nivel de sus estudios (verde) y un texto bien clarito: “No hemos leído ni un solo libro sobre feminismo”. Ha sido tal el ejercicio de sinceridad que el propio alcalde conmocionado ha bajado para darles consuelo. “Va chicos, que no es para tanto. Si yo tampoco he leído ninguno, pero en este país no hace falta tener un mínimo de cultura para gobernar, ni leer los periódicos, ni informarse sobre el significado de las palabras. Con mantener un poco la pose basta. Venga, recoged vuestra pancartita no sea que me deje también a mí en evidencia”.
Tras su aparición pública también quisieron dedicar unas palabras a la prensa. Ortega ha sido el primero en hablar y reconocer que “ya existen leyes que protegen a los hombres y a los niños de la violencia, las leyes de toda la vida contra la violencia, sea esta en el seno de una familia, en la calle o en la oficina”. Para más tarde añadir que “ya existe una ideología de género, que es cultural y es en la que nos hemos educado todas las personas y que hace prevalecer a los hombres sobre las mujeres”. Dijo que esta ideología se llama “machismo” y “es imperceptible porque está normalizada y no puedes detectarla a no ser que leas sobre feminismo”.
No sé vosotras, pero a mí este acto de confesión pública me ha llegado al alma y creo que ha sido un gran ejemplo para toda la sociedad, porque lo único que divide a las personas feministas y de las no feministas son los libros que han leído. Ni buenas ni malas personas, ni más listas ni más tontas. Leídas o no leídas. El feminismo no es una opinión, es una forma de ver que sólo se adquiere a través del conocimiento. Todas esas personas que en reuniones, conversaciones, redes sociales o plazas públicas declaran estar en contra del feminismo (sea radical, light o del 8M) y niegan el machismo o la violencia de género, están manifestado su propia ignorancia: se están delatando a sí mismos. Por supuesto todo este texto y la imagen son ficticios. Pero habría estado bien que por una vez alguien reconociera no saber de lo que habla, en lugar de emponzoñar la opinión pública con sus trampas y ofender a las familias de las miles de mujeres asesinadas.