La comedia de la maquinaria administrativa y del funcionario, según Balzac

Por Winston Manrique Sabogal

¿Por qué nadie se atreve a romper la maquinaria de la burocracia en un estado para rehacerla por una más eficaz? Honoré de Balzac ya se preguntaba esto hace más de siglo y medio. Gran observador de la realidad, de los detalles de la vida y del curso de las acciones humanas que tejen el destino que plasmó en su ciclo literario La comedia humana, su agudeza y genio también se detuvieron en la comedia de la administración gubernamental.

Balzac (Francia, 1799-1850) exploró el ecosistema burocrático, un universo propio, una especie de oasis del mundo de las preocupaciones del resto de los mortales pero que allí mismo se suele alentar. En sus novelas y cuentos esparció parte de este mundo particular y lo detalló más en obras como Los empleados(1838). Pero su gran constancia definitiva la plasmó en uno de sus textos más pequeños: Fisiología del funcionario(Mármara Ediciones). Un ensayo profundo, certero, acerado, satírico, inteligente y con mucho humor. Este álbum sui géneris se edita, al parecer, por primera vez en España. Una pieza de gran calidad que invita a "descubrir por qué ahora todo va tan lentamente en el país de la burocracia". Su vigencia no parece caducar.

Son los primeros pasos claros sobre parte de un universo que años después se reconocería como kafkiano.

Honoré de Balzac despliega su espíritu taxonomista sobre la administración de París en plena era industrial y del "refinamiento" y fortalecimiento del modelo gubernamental que no para de crecer y que habría de replicarse en buena parte del mundo.

Una parte de los orígenes de la organización actual sobre la que se levanta el mundo están ahí. El libro empieza por el principio: "¿Qué es un funcionario? ¿En qué categoría empieza o termina el funcionario?". Lo que sigue es la descripción de "las variedades de funcionarios que constituyen los engranajes de la maquinaria".

En los cuatro primeros capítulos aborda la definición del funcionario y su historia y el por qué de su existencia y supervivencia: porque, explica Balzac, es esencial para que el mundo siga girando y porque en las familias cuando uno de los hijos no va a recibir rentas o herencias o no tiene el genio para sobresalir por su cuenta los padres lanzan un deseo: "¡Será funcionario!".

Los siguientes diez capítulos de Fisiología del funcionario están llenos de sabiduría popular, jocosidad y aliento panfletario dedicados para recrear un retrato de familia completísimo. Empieza en Los despachos y termina en El jubilado. En medio: El jefe de oficina, El supernumerario, El cajero, El jefe de división, El auxiliar o variedades de auxiliares o El chico de los recados. En todo este ecosistema no podía faltar un apartado para los sueldos. Tampoco falta el despilfarro.

Es el sistema o engranaje por el cual el Estado contrata a muchas personas para que estas a su vez gasten el dinero y así se retroalimenta y garantiza su permanencia.

"Este es el bello ideal de una sociedad que ya solo cree en el dinero y que existe únicamente a través de las leyes fiscales y penales", sentencia Balzac. La mirada más económica la aborda WMagazín en blogbankia.es en el artículo El álbum de los funcionarios y la vigencia de Balzac.

Honoré de Balzac lamenta que nadie se atreva a romper o introducir innovaciones en la maquinaria que ya está montada, y que lo que suele hacer es replicar o calcar modelos sin atreverse a crear los propios. Así lanza una teoría: "Los sueldos no son proporcionales a las exigencias del servicio. Cien funcionarios a doce mil francos darían más resultado y mucho más rápido que mil funcionarios a mil doscientos francos".