La CNN desvela que las fuerzas policiales de Irán usan la violación para acallar las protestas
El asesinato de Mahsa Amini ha levantado a todo el país y los ayatolás no saben cómo acallar las voces que piden cambio. Lo intentan con violencia y terror sistemáticos.
La cadena norteamericana CNN ha publicado esta noche un informe exclusivo en el que da cuenta de cómo las autoridades de Irán están usando violencia sexual contra los manifestantes, mujeres y hombre, que protestan en las calles pidiendo el fin del régimen de los ayatolás. Gracias al trabajo de ocho periodistas, que han localizado y verificado al menos 11 casos, se pone voz a las víctimas de los abusos policiales. Esa policía del recato, de la decencia, de la moralidad, abusando sexualmente de sus detenidos de forma sistemática y brutal.
A través de un trabajo de campo desplegado en la frontera entre Irak e Irán, en la región kurda de la que procedía Mahsa Amini, la joven asesinada por la policía por llevar mal el velo y cuya muerte ha sido del detonante de estas marchas, las más importantes desde que se proclamó la Revolución Islámica en 1979, se escuchan testimonios estremecedores y se levantan casos terribles. “Con el acceso de los medios dentro de Irán severamente restringido, CNN (...) entrevistó a testigos presenciales que habían abandonado el país y verificó relatos de sobrevivientes y fuentes tanto dentro como fuera de Irán. CNN corroboró varios informes de violencia sexual contra manifestantes y escuchó relatos de muchos más. Al menos uno de ellos causó lesiones graves y otro involucró la violación de un niño menor de edad. En algunos de los casos descubiertos por CNN, la agresión sexual fue filmada y utilizada para chantajear a los manifestantes para que silenciaran, según fuentes que hablaron con las víctimas”, denuncian.
Relatan, por ejemplo, el caso de Armita Abbasi, de 20 años, una joven moderna que publicaba vídeos en TikTok. Por ello, fue perseguida. Ni siquiera se sabe si fue o no a las manifestaciones. La detuvieron en su ciudad, Karaj, y la acusaron de liderar los disturbios y tener cócteles molotov en su vivienda. Se sabe que Abbasi fue trasladada de urgencia al hospital Imam Ali en Karaj, el 17 de octubre, “acompañada por agentes vestidos de civil”, con la cabeza afeitada y temblando “violentamente”. Varios audios de los médicos que la trataron constatan que había sido violada con dureza.
“Cuando entró por primera vez, (los oficiales) dijeron que tenía una hemorragia en el recto… debido a violaciones repetidas. Los hombres vestidos de civil insistieron en que el médico lo escribiera como violación antes del arresto”, escribió un miembro del personal médico en uno de los mensajes desvelados por la CNN. Pero varios sanitarios se cruzan mensajes en los que queda claro que todos saben lo que ha pasado. “La cagaron y no saben cómo armarlo de nuevo”, resume un doctor. La joven “estaba asustada y temblaba” todo el tiempo. Los médicos hablan porque, dicen, no pueden soportar el dolor de haberla visto, no pueden callar lo que vieron.
Frente a su relato, el régimen iraní dijo que Abbasi fue tratada en el hospital por “problemas digestivos”. Luego las autoridades del centro, a preguntas de la prensa, dijeron que no había registro del ingreso de la joven. Su familia ni pudo ni verla, fue sacada por la puerta de atrás.
Hana, una joven kurda de 20 años también, superviviente, ha logrado salir de su país y relata a la CNN lo que vio y pasó. Explica que una funcionaria avisó a su madre, que no dejase salir a sus hijas, que estaba habiendo agresiones en las comisarías, pero ella decidió manifestarse igual. Estuvo un día en una comisaría de Urmia, supuestamente por quemar su velo.
“Había niños de 13 y 14 años que fueron capturados en las manifestaciones. Fueron brutalmente heridos. Lastimaron a las chicas aún más. Los violaron sexualmente”, explica. “Un oficial tomaba a una chica bonita, iba a una habitación para estar a solas con ella y agredirla sexualmente”, añade. Ella insiste en que es afortunada, porque hay quien, además del arresto y los abusos, luego desapareció y nada se sabe de ellos.
Hana cuenta cómo una niña fue “acorralada” en una sala de interrogatorios cuando su hermano adolescente exigió que la dejaran verla para asegurarse de que nada “le estaba pasando”. Entonces, la policía empezó a golpear al niño con porras, mientras su hermana gritaba en la sala anexa, donde estaba siendo agredida sexualmente. A Hana la sacó su padre de comisaría, pero reconoce que sus compañeras de celda, que narraban violaciones sistemáticas, no tuvieron tanta suerte.
“Junto con la detención generalizada de manifestantes por parte de las autoridades, el apagón mediático en el país ha empeorado. El estigma asociado a las víctimas de violencia sexual agrega otra capa de secreto a lo que se está desarrollando”, recuerda la CNN. Grupos de derechos internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional también han registrado varios casos de agresión sexual en las cárceles desde el inicio de las protestas a mediados de septiembre. Y de torturas, también.
“No estoy tratando de difundir el miedo y el horror”, escribió un médico del hospital Imam Ali en una publicación en las redes sociales. “Pero esta es la verdad. Está ocurriendo un crimen y no puedo permanecer en silencio”.
La ONU alerta de los niños
Mientras, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, Unicef, ha denunciado también que sigue profundamente preocupada por los reportes de niños asesinados, heridos y detenidos en Irán. “Deben parar”, señala en un comunicado. Según sus datos, “aproximadamente 50 niños han perdido la vida en los disturbios públicos en Irán”, dijo Unicef en el comunicado.
Cita por ejemplo el caso de Kian Pirfalak, una de las siete personas muertas durante las protestas del miércoles pasado en la ciudad suroccidental de Izeh. El crío tenía 10 años. Viajaba en un automóvil con su familia cuando fue asesinado a tiros y su padre resultó herido por los disparos, según ha relatado la madre, superviviente, a los medios locales.
El diario británico The Guardian ha logrado elaborar los perfiles de todos estos niños muertos, un relato estremecedor que además eleva a 58 los muertos.
Al menos 378 personas han muerto desde que comenzaron las manifestaciones, según un grupo iraní de derechos humanos, aunque el líder supremo del país advierte de que el movimiento de protesta está “condenado al fracaso”. Lleva ya más de dos meses y no cede.