La candidata a presidir el Eurogrupo Nadia Calviño
Cuando se dice que («en primer lugar») la favorecerá el hecho de ser mujer, se desprecia su valía y su capacidad.
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La economista gallega Nadia Calviño Santamaría, desde 2014 directora general de Presupuestos de la Comisión Europea y desde junio de 2018 ministra de Economía y Empresa entre otros méritos, es la candidata española a la presidencia del Eurogrupo. Habrá que verlo, pronto sabremos si logra el cargo.
En casi todas las tertulias y medios de comunicación, cuando se habla de los factores que pueden influir para que Calviño sea elegida como la ministra de Economía de un país europeo llamada a presidir el Eurogrupo, se suele empezar con un sospechoso y perverso: «En primer lugar, es una mujer y eso la favorece». ¿Cuántas presidentas ha tenido el Eurogrupo hasta ahora? Ni una. No será, pues, el sexo un factor que juegue a favor de las mujeres. Por otra parte, ¿cuantas más ministras de Economía europeas optan al cargo?
¿Han oído decir nunca o en algún momento de cualquier Papa: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez del Dalai Lama: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir nunca o en algún momento de Pedro Sánchez: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Pablo Casado: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Pablo Iglesias: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Santiago Abascal: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Donald Trump: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? (Que se lo pregunten a Hillary Clinton.) ¿Han oído decir alguna vez de Joaquim Torra: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Boris Johnson: «En primer lugar, es un hombre y eso le favorece»? ¿Han oído decir alguna vez de Felipe VI: «En primer lugar (y en último, por cierto), es un hombre y eso le favorece»? Paro porque me extenuaría y no me gusta repetirme. Como ven, hablo de la actualidad y no de injustos y pretéritos tiempos.
Si se tiene en cuenta que en todo el planeta hay sólo diez países liderados por políticas (menos de un 7%) por muy bien y excelentemente que dirijan sus respectivos países (por ejemplo y últimamente, con las acertadas y sensatas medidas que han tomado contra la pandemia que nos corroe), se constata que se trata de un tanto por ciento ridículo que desmonta e invalida la «teoría» de que ser mujer es un plus para acceder a un cargo. Si es verdad que es un punto a favor, ¿cómo es posible que no las haya a espuertas? Es el truco de siempre cuando se trata de evaluar a cualquier mujer: presentar las barreras u obstáculos que les infligen por pertenecer a su sexo como si fueran un refuerzo y una ventaja.
Cuando de Nadia Calviño se dice que («en primer lugar») la favorecerá el hecho de ser mujer, se desprecia su valía y su capacidad, y se extiende la sombra de la duda sobre su quehacer. Cosa que ni siquiera se insinúa si se trata de un hombre y de esta manera se niega, se esconde, se oblitera, la ventaja que le da ser macho, se finge que ostentar ese sexo es una característica neutra. ¡Ay las habituales, agobiantes y nefastas, para la humanidad, cuotas masculinas que aún imperan!
A partir de ahora, espero que en las tertulias, medios de comunicación, conversaciones..., cuando un hombre se presente a un cargo, a una elección, etc., alguien remarque que su condición de hombre rema a su favor. Suele ser verdad.