Javier Marías o la apasionada maestría de un relojero loco
Por Winston Manrique Sabogal
Una mujer búlgara espera desde hace veinte años a Javier Marías. Al otrora niño que casi odiaba los libros porque le quitaban espacio para jugar, que como lector le hubiera gustado ser Sherlock Holmes, que como escritor tiene a Shakespeare como dios tutelar y que se convirtió en uno de los autores que mejor se mueve por los laberintos empenumbrados de los sentimientos. Esa mujer se llama Desislava que como tantos lectores espera saludarlo por su novela número trece que esta vez lleva nombre de mujer: Berta Isla (Alfaguara). En ella Marías relata la historia de una mujer que espera el regreso de su marido. Un limbo que el escritor aprovecha para adentrarse más en algunos de sus temas habituales: el secreto, la traición, la lealtad, la máscara, el azar, la ocultación, el engaño, la búsqueda de la verdad... el Tiempo en las huellas que dejan los hechos... todos bajo la sombra o la luz del amor... La primera semana de septiembre Javier Marías (Madrid, 1951) empieza la promoción de Berta Isla, y como cada promoción de sus libros es algo que no le gusta mucho, y en este periplo cada episodio parece llevar el título de una de sus novelas.
Aldaba de la puerta del edificio de Javier Marías en el centro de Madrid. @LISBETH SALAS
'Los dominios del lobo'
A las once y media de la mañana del martes 5 de septiembre de 2017 Javier Marías termina de bajar las escaleras de su edificio y entra en su vestíbulo abierto de par en par a una plaza. Viste camisa blanca y un traje negro que solo es tocado en la solapa izquierda por un alfiler del siglo XIX que representa a William Shakespeare. Lo recibe una mañana azul y un enjambre de voces babélicas de turistas mezclado con el ruido de los taladros que arreglan la calle Mayor de Madrid. Esa es la razón por la que ha decidido salir de su casa tan pronto. La cita con la prensa para presentar Berta Isla es a las doce y media, pero él teme que el jaleo armado en el centro se convierta en un obstáculo.
Marías a la salida de su casa. @LISBETH SALAS
'Travesía del horizonte'
Zigzaguea por la calle Mayor para ir a recoger a una amiga y asistente. Toman un taxi. El paso por el kilómetro cero de España, en la Puerta del Sol, es lento. Dos calles más adelante todo cambia. Ni diez minutos tarda el taxi en llegar al lugar de la cita: el Espacio Bertelsmann. Lo espera Pilar Reyes, su editora. Se quedan en la acera mientras él saca un cigarrillo de su pitillera de plata, lo enciende y charlan animadamente. En unos cuarenta minutos su editora abrirá la rueda de prensa y dirá que fue el año pasado cuando Marías le contó que había empezado una nueva novela, pero que no sabía si iba a llegar a algún lado. Que tenía un narrador en tercera persona que no usaba desde los ochenta. Luego aparecería la voz de una mujer.
Marías en la entrada del Espacio Bertelsmann, con los periodistas. @LISBETH SALAS
'El monarca del tiempo'
Pronto empieza la peregrinación de periodistas. Lo saludan a lo lejos mientras él sigue de tertulia cigarrillo en mano. Hace tiempo. Llega la hora de las fotografías, unas fuera del edificio, otras en el hall delante de una gran portada de la novela. La promoción de sus libros es lo que menos le gusta, una mezcla de timidez, impaciencia y de que considera que lo dicho, dicho está en sus páginas. Una hora después de haber salido de su casa entra a un auditorio de tono amarillo por el recubrimiento de madera de abedul.
El escritor delante del afiche de su nueva novela. @LISBETH SALAS
'El siglo'
"Cada vez que termino de escribir no tengo fuerzas. Y pienso que no voy a hacerlo más. Me parece milagroso terminar cada novela, sobre todo por como trabajo. Poco a poco. Escribo a máquina una o cinco páginas al día. Tecleo, tecleo, la reviso, vuelvo a teclear, y así hasta tres o cinco veces y lo que haga falta. No empiezo otra página hasta que no quedo realmente satisfecho con la que tenga entre manos". Esta vez han sido 544 páginas creadas en 331 días salidos de 760 días de calendario.
Rueda de prensa de Javier Marías presentado por Pilar Reyes. @LISBETH SALAS
'El hombre sentimental'
Pilar Reyes revela que la novela ya está vendida a trece países. Luego cuenta el periplo que le espera al autor. Marías escucha resignado. Después él empieza a hablar de Berta Isla y dice cosas como: "El principal motivo por el que hacemos cosas es el miedo, el temor... Me atrae el tema de los hombres que se van y vuelven y las mujeres que los esperan. Hoy afortunadamente no es así...".
Marías en la grabación de Televisión Española. @LISBETH SALAS
'Todas las almas'
Una hora larga después de charla con los periodistas, el auditorio queda vacío. Bueno, para él y una grabación para Televisión Española. Marías hace lo que le dicen, se sienta, le ponen el pequeño micrófono de solapa, ¡al otro lado del alfiler de Shakespeare! Hará un resumen de Berta Isla, "una novela sobre la espera y...". Aún queda el eco de sus palabras cuando dijo que "la espera tiene algo de adictivo. Todas las posibilidades están abiertas. De tal manera que cuando termina, con el resultado que sea, la persona puede sentir que algo le falta. Una especie de añoranza".
Javier Marías en la calle Gran Vía de Madrid. @LISBETH SALAS
'Corazón tan blanco'
Esa tarde, y a la mañana siguiente, buena parte de los españoles se enteraron por los medios de comunicación de la novela y los lectores de Marías de que la espera para ellos había terminado, después de tres años de su último libro, Así empieza lo malo. El periplo de la promoción apenas ha empezado. Él, que escribe sin brújula, que improvisa mucho a medida que escribe y que descubre la novela a medida que avanza debe cumplir una agenda cronometrada.
Javier Marías, derecha, junto a Benjamín Prado, Marta Fernández y Carles Francino. @LISBETH SALAS
'Mañana en la batalla piensa en mí'
La tarde del miércoles es calurosa, Marías, de jeans y blazer azul y gafas de sol, cruza la Gran Vía rumbo a la Cadena SER donde tiene una cita a las cuatro con el programa La ventana. Es un día muy noticioso: el Parlamento de Cataluña aprobará la ley del referéndum sobre la independencia. A Marías le piden que llegue quince minutos antes. Así lo hace, sube a la sexta planta con Gerardo Marín, jefe de prensa de su editorial, y lo llevan a la terraza donde saca un cigarrillo mientras contempla el nororiente de la ciudad. Al poco llega entusiasta Carles Francino, director de La ventana. Ya en cabina, con los auriculares y pasadas las informaciones que Francino cataloga de tristes, hablan, junto a Benjamín Prado y Marta Fernández. "Afortunadamente, la literatura siempre acude al rescate", dice Francino. Y suena una voz de mujer:
"Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido...".
Cuando termina la lectura, Marías dice reconocer sus frases, pero que en su cabeza, cuando escribe, la novela tiene un ritmo más rápido. "Escribir ayuda a explicarnos a nosotros mismos...". Luego habla del auge de la autoficción: "Es muy fácil inspirar lástima y lograr empatía, pero lo encuentro indecoroso. Vivimos tiempos en que parecen olvidarse el pudor, la sobriedad y la discreción". Francino le pregunta por qué algunos lo califican de cascarrabias. Y él atina con un: "Muchos articulistas se autocensuran. No quieren ser impopulares y temen el escándalo en las redes. Yo digo lo que opino. Quizás me ven así más por defecto de otros columnistas que no dicen lo que piensan".
El encuentro de Marías con los libreros de España. @LISBETH SALAS
'Negra espalda del tiempo'
Al día siguiente, en un sótano abovedado de ladrillo de un restaurante de la Plaza de la Ópera el escritor se reúne con libreros de todo el país. "Agradezco la molestia por venir a estar conmigo, porque yo no lo haría por mí", dice. Y resalta la labor de los libreros en el tejido cultural de una sociedad. Luego da una pincelada de su autorretrato: "Antes mis novelas transcurrían en el presente, desde la pasada, me he dado cuenta de que se sitúan en el pasado. No me identifico con este tiempo, siento que soy de otra época, y que las cosas que escribo podrían resultar inverosímiles si las pusiera en estos años".
Desislava Ilieva tras la firma de la novela en FNAC. @LISBETH SALAS
'Tu rostro mañana'
El sábado, el primer lector a quien le firma la novela, con su mano izquierda, lleva veinte años esperando ese momento. Los mismos años desde que llegó a España procedente de Bulgaria y los mismos desde que lo descubrió con Mañana en la batalla piensa en mí. Así es que para Desislava Ilieva esperar una hora más o una hora menos para ver cumplido uno de sus sueños no es nada. Detrás de ella unas doscientas personas... Entre ellas un venezolano, José Miguel del Poso, solo que la Berta Isla que tiene entre sus manos no será dedicada a él sino a su madre que se la encargó para que se la enviara cuanto antes a Caracas.
Los lectores esperan a Javier Marías y Antonio Lucas, en el Círculo de Bellas Artes. @LISBETH SALAS
'Los enamoramientos'
Y llega el último día del primer periplo en Madrid, el lunes 11 de septiembre. Marías, vestido de traje gris y camisa blanca, espera al socaire del kiosko del Círculo de Bellas Artes. Con el cigarrillo en la mano y movimientos lentos, parece salido de una película de blanco y negro. Van a ser las ocho de la tarde, la hora del encuentro con sus lectores en una conversación con el poeta y periodista Antonio Lucas. Más de trescientas personas lo esperan en la Sala de Columnas del Círculo. En el escenario hay dos sillones custodiados por sendos ramos de margaritas y azucenas blancas en el suelo. Pilar Reyes lo presenta. Marías y Lucas se sientan. El novelista advierte que no se siente muy cómodo en esas situaciones, y se gana unas risas del público cuando dice a Lucas: "Cuanto antes empecemos, antes acabamos". El poeta cuenta que Berta Isla "es una novela de gran precisión de relojero"; a lo que Marías añade: "Si supieras cómo las escribo: como un relojero loco"... "No busco temas literarios que puedan ser resultones, sino temas que me inquietan. En gran medida, la vida consiste en incertidumbre y espera".
El alfiler con la figura de Shakespeare que siempre lleva Javier Marías. @LISBETH SALAS
'Así empieza lo malo'
Una hora después la charla acaba con aplausos. El académico, editor de Reino de Redonda, columnista de El País Semanal y escritor que siempre suena como candidado al Nobel de Literatura ha hablado de todo lo contado en los días pasados y de que espera que su estilo sea reconocible, sin repetirse. Su cadencia y su pensamiento en movimiento. Y ha recordado su devoción por Shakespeare, la manera como lo espolea, incluso sus versos o frases han dado origen a títulos de varias de sus novelas pero no a esta con nombre de mujer.
- Berta Isla. Javier Marías. Editorial Alfaguara.