Japón halla partículas negras en un nuevo lote de vacunas de Moderna
En la última semana se han retirado 2,6 millones de dosis. La farmacéutica española Rovi apuntó que el "origen de la incidencia" podía estar en una de sus líneas de producción.
Japón encadena una semana de malas noticias relativas a su proceso de vacunación frente al covid. El pasado jueves, anunció que suspendía el uso de varios lotes de la vacuna de Moderna al encontrar “materias extrañas” que resultaron ser restos de acero. En total, eran 1,6 millones de dosis que pudieron haberse manufacturado en España, en las plantas de la farmacéutica Rovi.
A las pocas horas, la empresa española emitió un comunicado en el que apuntaba que estaba investigando el caso, y señalaba que “el origen de la incidencia en la fabricación” podría estar en una de sus líneas de producción.
El viernes 27 de agosto, Japón tranquilizó a su población asegurando que no se habían detectado problemas de salud relacionados con las dosis retiradas de Moderna fabricadas en España, y que la suspensión de estos lotes se debía a un principio de precaución.
Pero este lunes, ha caído un nuevo jarro de agua fría sobre la vacunación en Japón al anunciar sus autoridades que se habían encontrado partículas negras en otros viales de Moderna. En total, afectarían a otro millón de dosis.
Concretamente, son las prefecturas de Gunma y Okinawa las que han alertado de esta contaminación. Las autoridades de Gunma señalan que se detectó una sustancia negra en uno de los viales de la farmacéutica estadounidense, mientras que en Okinawa se observaron partículas negras en algunos viales y jeringuillas, y una sustancia rosa en otra de las jeringas.
El ministro de Sanidad nipón ha explicado este martes que probablemente las sustancias extrañas halladas en las vacunas retiradas en la prefectura de Okinawa se originaran al inyectar las agujas en los viales.
Sin riesgo sanitario
La compañía farmacéutica ha anunciado este miércoles que las “partículas de acero” que contenían las dosis bloqueadas en Japón no representan un riesgo sanitario y que esos restos proceden de “un aparato de la cadena de producción”.
Estas son las conclusiones de la investigación y los análisis de laboratorio conducidos por la farmacéutica estadounidense y su distribuidora en Japón, Takeda, y en la que también ha participado la farmacéutica española Rovi, que produce y envasa la vacuna para el mercado nipón.