Investigadores del CNIO sugieren la relación entre el consumo de proteínas y el desarrollo de cáncer colorrectal
Proponen dietas específicas para que los grupos de riesgo puedan prevenir esta enfermedad.
Casi 41.500 nuevos casos anuales convierten el cáncer colorrectal en el tumor maligno con mayor incidencia cada año, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). 1 de cada 20 hombres y 1 de cada 30 mujeres lo sufrirá antes de cumplir los 74 años.
A día de hoy se sabe que la dieta y la inflamación intestinal tienen un papel importante en su desarrollo, pero aún se desconocían los vínculos directos entre nutrientes, inflamación y cáncer colorrectal.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto que la cantidad de proteínas en la dieta puede ser un factor importante en la prevención de este tipo de cánceres en distintos grupos de riesgo. Según este trabajo, que se ha dado a conocer este jueves 21 de diciembre en Cell Metabolism, quienes ya padecen enfermedad inflamatoria intestinal pueden beneficiarse de una dieta rica en proteínas; por el contrario, aquellos con predisposición genética a desarrollar esta enfermedad se podrían beneficiar de un bajo consumo de proteínas.
Este trabajo se centra en describir el papel dual de la proteína mTORC1 en el desarrollo de cáncer colorrectal y su importancia para definir un tratamiento óptimo y personalizado.
Los investigadores también han descubierto por qué un determinado tipo de fármacos empleados contra estos tumores, los inhibidores de mTORC1, son prácticamente inefectivos en algunos pacientes. Con este descubrimiento "se abren vías para optimizar y personalizar los tratamientos", escriben en la revista.
El cáncer colorrectal puede ser una enfermedad letal y muy resistente a los tratamientos actuales. Un 75% de los casos son atribuibles a causas ambientales, ya que no están asociados a factores de riesgo genético.
Según la AECC, factores como la alimentación (dietas ricas en grasas animales y pobres en fibras), la inactividad física o el consumo de tabaco y alcohol pueden incrementar el riesgo de padecer este tipo de tumor, ya que afectan al sistema digestivo y desencadenan dolencias inflamatorias como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.