Ilusionar, ensanchar, sumar
Generar ilusión y pasión, que transformen la desazón y decepción en épica, es la mejor vacuna contra la abstención, así como la herramienta necesaria para ensanchar el campo progresista.
El domingo, conscientes del momento político que atraviesa el país, volvimos a la plaza y, con la misma energía, convicción y valentía con la que irrumpió Más Madrid hace unos meses, cientos de personas inundaron de papeletas verdes una asamblea al aire libre haciendo con ello un guiño a la suerte levantando la bandera de todo aquello que el color representa. El domingo se levantó la esperanza.
Si en abril nos jugábamos mucho, ahora nos jugamos más. La amenaza de la involución que representa el matrimonio Vox- Ciudadanos-Partido Popular sigue vigente. Además, las variables macroeconómicas han empezado a atisbar potenciales nubarrones, de los que España no será ajena, que podrían exacerbarse con un brexit duro, una agudización de la guerra comercial y/o una escalada de la inestabilidad en el Golfo Pérsico. Mucho más importante aún es la crisis climática a la que nos enfrentamos como civilización. Por ello, es una excelente noticia que a las elecciones de noviembre concurra un proyecto capaz de marcar norte.
Nos encontramos, de nuevo, en un momento de excepción, en el que los intereses partidistas se han impuesto al interés general y han arrojado al país a unos nuevos comicios. Se han ignorado las posibles y catastróficas consecuencias que una masiva abstención, derivada de la decepción generalizada, tendría para la gente. Ante la insensatez de aquellos que han antepuesto sus egos y las ansias de sillón al mandato ciudadano surgido en las elecciones del 28 de abril, se convierte en responsabilidad y obligación dar el paso adelante del domingo.
Este país precisa de una fuerza popular y transversal que ofrezca orden, certeza y sosiego conectando con las mayorías y convirtiéndose en parte indispensable para la superación de la irresponsable situación política en la que nos encontramos.
Generar ilusión y pasión, que transformen la desazón y decepción en épica, es la mejor vacuna contra la abstención, así como la herramienta necesaria para ensanchar el campo progresista y construir desde el lenguaje de las mayorías y los consensos sociales ese sujeto político capaz de articular las demandas populares que permitan avanzar al país hacia el progreso y futuro que anhelamos.
Gracias a la vocación clara e irreductible de la fuerza nacional de carácter popular que hoy avanza con determinación, estamos más cerca de, entre todas, dibujar ese país que queremos, donde el feminismo, el medioambiente, la justicia social y la solidaridad sean pilares indispensables. Un país donde los cuidados a las personas y al planeta sean prioridad. Un país del que sentirse parte, que de respuesta a las demandas y expectativas pensando en el presente, pero también en un futuro sostenible para las próximas generaciones.
Para conformar esa realidad de país que queremos Errejón no viajará solo; somos muchas las personas que a lo largo y ancho de todo el país, desde lo genuino y lo telúrico de los distintos territorios, vamos a acompañarle.