En la mente de Aguado
¿Qué papel juega el vicepresidente de Madrid? ¿Por qué no deja caer a Ayuso? ¿Cómo está? ¿Qué hace tras las cámaras? ¿Cómo se lleva con Illa?
Cae la noche en Madrid. Es jueves, máxima tensión entre La Moncloa y la Puerta del Sol. Ignacio Aguado está sentado en la sala de maquillaje de TVE, a punto de entrar en directo con Carlos Franganillo. Se agolpan alrededor de él la maquilladora, la peluquera y varios trabajadores de la televisión. Como el resto de ciudadanos, son un mar de dudas. ¿Cuándo empiezan las medidas? ¿Qué día? ¿A qué hora? ¿Las va a aplicar la Comunidad? ¿Podrán salir de la ciudad?
Minutos más tarde ya está en el aire. Franganillo le pregunta por la orden del Ministerio, su aplicación, su relación con Isabel Díaz Ayuso… ¡Bomba! El periodista recibe por el pinganillo una última hora: la Comunidad va a recurrir ante la Audiencia Nacional el plan de Salvador Illa y pedir medidas cautelares para frenarlo.
Rápidamente, Franganillo le pregunta delante de toda España por esta decisión. El vicepresidente regional no tenía ni idea, según confirman fuentes de su entorno. No le gusta nada, no quiere ir a los juzgados como se ha empecinado su compañera en el Consejo de Gobierno, bajo los consejos de Enrique López. Responde ante las cámaras: “La decisión es de la presidenta”.
El propio Aguado no da crédito, como le había pasado apenas unos días antes al escuchar que el consejero de Salud, Enrique Ruiz Escudero, rechazaba en público las medidas que habían pactado con el Gobierno a puerta cerrada para aplicar criterios homogéneos. Los desencuentros son constantes entre los dos socios, pero Aguado sigue sujetando a Ayuso. Una contradicción que muchos ciudadanos no entienden.
En privado el propio Aguado reconoce a los suyos que le avergüenza el espectáculo que se está dando. Él mismo pide disculpas a los ciudadanos que se le acercan y le preguntan por las medidas y el choque con el Ejecutivo central. Ha intentado jugar el papel de mediador, de forzar el acuerdo. Durante estos días ha hablado muchas veces directamente con el propio ministro Illa, según fuentes conocedoras de la negociación.
“Es un guerra de votos e ideológica”, explican fuentes ‘naranjas’ sobre ese choque entre Ayuso y Sánchez. “Por eso”, añaden, Aguado ha dicho que “no se puede seguir así”. El vicepresidente segundo tiene claro que no se deben perder más días, que los datos son dramáticos, que hay cerca de 200 personas fallecidas en toda España cada 24 horas.
En el círculo de Aguado señalan que “está tranquilo, pero muy preocupado por la situación sanitaria y económica”. Sobre todo: “le preocupa que no se pongan de acuerdo las dos administraciones”. El papel que juega, destacan los suyos, es “sentar” al Gobierno de España y al de Madrid en una mesa. Algo que lleva defendiendo desde hace meses.
Por eso no daba crédito cuando de repente Ayuso rechazaba lo que llevaba pidiendo semanas: mismos criterios para toda España. Ese preacuerdo se alcanzó durante la reunión a puerta cerrada en el que estuvieron Salvador Illa, Enrique Ruiz Escudero e Ignacio Aguado. Desde el PP se ha desmentido, pero fuentes ‘naranjas’ subrayan que sí pasó: “No fue mentira, no fue mentira, es verdad”.
Esos feos que han hecho a Aguado desde el PP irritan a los naranjas. “No es Cs, es el vicepresidente, el portavoz del Gobierno, les guste más o menos. Y del que dependen”, señalan fuentes ’naranjas”. La presidenta Ayuso, añaden, defendía esos criterios, pero al ver que es Aguado quien logra el “preacuerdo” con el Gobierno “sacan los cañones”. “Él tiene el ego bajo llave, lo hace por utilidad y porque cree que lo puede conseguir. No lo hace por otro cosas”, indican desde el círculo del vicepresidente.
¿Se ha cortado la comunicación entre Ayuso y Aguado? No, a pesar de lo que se publica. Hablan todos los días, comentan fuentes del Gobierno regional. Otra cosa es que en el Gobierno “haya dos visiones distintas porque son dos partidos”. Y el vicepresidente lo ha dicho públicamente: no comparte la decisión de ir a los tribunales. “Eso puede tardar dos, tres, cuatro semanas. No hay tiempo, no tenemos días para esperar”, recalcaban desde Cs. A pesar de hablar, la líder del Ejecutivo apenas hace caso al resto: solo escucha a Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete, y a Enrique López ahora por los temas jurídicos.
Pero, ¿por qué no la deja caer? ¿Por qué sigue apoyando a Ayuso? Fuentes cercanas a Aguado, responden tajantemente: “Puedes tener diferencias, pero ni moción de censura ni ruptura ni nada”. El argumento es que sería “irresponsable” ante la situación que hay ahora mismo. Y son conscientes de que les llaman “traidores” desde focos políticos y mediáticos ante la posibilidad de que se rompiera el Gobierno. A eso se aferra el Partido Popular, que cree que Cs no podría salir a la calle ni defenderse ante el electorado de centro derecha si vira hacia el PSOE y los otros partidos de izquierdas.
La apuesta de Aguado es que las dos administraciones se sienten en la mesa porque tampoco la orden de Illa le parece perfecta: “Se puede mejorar”, dicen los ‘naranjas’. A la vez, está preocupado por la imagen de Madrid. Sentía vergüenza de cómo se sucedían las ruedas de prensa y las contraprogramaciones dentro del propio Gobierno regional.
Otro de esos momentos en los que ha comprobado esa confusión de la gente ha sido por las mañanas cuando lleva a su hijo al cole y le hacen preguntas sobre las medidas. Él quiere además calmar las aguas entre las dos administraciones, pero sabe que “por ella no va a ser” y que va a seguir esa lucha contra Moncloa.
En los círculos de Cs además creen que al final Ayuso frenó, bajo llamada de Génova, al ver la repercusión que tuvo la rueda de prensa del consejero diciendo que la orden no era válida jurídicamente y rebelándose contra Illa. Entonces los titulares coparon la prensa rápidamente comparando a la presidenta madrileña con la actitud de los líderes independentistas catalanes. Eso provocó preocupación entre los dirigentes del PP más allá de la Puerta del Sol.
Aguado, en tierra de nadie. Él quiere ser el puente entre Moncloa y Sol. ¿Lo logrará?