Se despierta de su operación de trasplante de corazón tras haber sido padre en el mismo hospital
La madre dice que el pequeño "vino con un corazón debajo del brazo".
“Me costó unos minutos tomar la decisión porque implicaba perderme el nacimiento de mi primer hijo. Sin embargo, en menos de una hora me estaban preparando en el edificio de al lado para la intervención”, así explicó Antonio Salvador el comienzo de su increíble historia. A sus 39 años, acababa de recibir el aviso de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) de que había una donación compatible para el trasplante de corazón por el que estaba esperando.
Sí, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid fue escenario este viernes de una historia con sabor a guion de película. Este hombre se despertaba con un corazón nuevo, pero también con un hijo. “Cuando desperté tuve una doble satisfacción”, explicó en un comunicado difundido por el centro hospitalario.
La madre, Ana, dio a luz por cesárea, casi a la misma hora en la que el padre recibía el corazón donado con el que ha superado una cardiopatía hipertrófica congénita.
“Cuando entré en quirófano todavía no había sido padre, hablé con mi mujer por video llamada y nos deseamos los dos suerte”, destacó Salvador, quien tuvo que previamente se había quedado perplejo e incluso pidió a los cardiólogos unos minutos para decidir. Convencido de la necesidad y animado por su esposa, dijo sí a su nuevo corazón.
“No podía creer que después de diez años fuéramos a recibir lo más maravilloso de nuestra vida al mismo tiempo que Antonio recibía la vida que necesitaba. Nuestro hijo Samuel vino con un corazón debajo del brazo para su padre”, detalló Ana en un vídeo.
Una decisión acertada
Uno de los cirujanos cardíacos del Gregorio Marañón, Manuel Ruiz, explicó que Antonio tenía una cardiopatía hipertrófica, “una enfermedad hereditaria que produce un engrosamiento del miocardio y dificulta la salida de la sangre del corazón, lo que provoca que tenga que trabajar más para poder bombearla”.
“Muchos pacientes con este tipo de cardiopatías acaban en insuficiencia cardiaca terminal y, como en el caso de Antonio, el trasplante cardiaco es la única solución. Ese día él volvió a nacer y nació también su hijo, seguro que lo van a recordar toda la vida”, sentenció Ruiz.
Otro de los especialistas del hospital madrileño, el médico adjunto del Servicio de Cardiología Eduardo Zatarain, dice que Antonio “tomó la decisión correcta ya que su corazón se estaba deteriorando progresivamente”.
Antonio, el padre y paciente en recuperación, reconoció que “no pensaba que se fueran a alinear los astros para su trasplante”, para apostillar que en estos casos “el tren pasa una sola vez...”.
Salvador también admitió que, doce horas después del trasplante, recuperándose ya, tuvo que aguardar para ver el niño en el teléfono, “no fuera a ser que con la emoción se me alterara alguna cosa”.