Histórica consulta popular en Cuba para legalizar el matrimonio homosexual
De la persecución antaño a la lucha por sus derechos hoy, las cosas han cambiado para los gays en la isla, pero las uniones siguen siendo una deuda pendiente.
La consulta popular del nuevo Código de las Familias ha comenzado este martes en Cuba con el respaldo oficialista y la desconfianza de algunos sectores ante un concepto más amplio de familia, que incluye el matrimonio homosexual y otros asuntos novedosos en el país.
El proyecto, que debe sustituir al vigente desde 1975, es el único que irá a referendo entre las 70 leyes del actual período legislativo, una cuestión criticada por la comunidad LGBTI, por discriminatorio, y contestada por quienes desearían someter a consulta también otras normativas como el nuevo Código Penal.
Entre la disidencia, el debate sobre la consulta no entra en ocasiones en el detalle, pues hay quienes abogan por principio por rechazar cualquier propuesta del Gobierno.
¿Cómo será la consulta?
La consulta será del 1 de febrero al 30 de abril en las comunidades del país, donde se celebrarán reuniones en las que los participantes opinarán, debatirán e incluso pedirán aclaraciones sobre algunos de los 471 artículos del Código y la amplia cantidad de temas que abarca. En el exterior participarán solamente 1,3 millones de los cubanos residentes en más de 120 países, para los que el Ministerio de Exteriores dispuso plataformas virtuales.
Según las autoridades electorales, 900.000 personas -entre juristas, estudiantes de Derecho y otros especialistas- guiarán el debate y procesarán luego la información, que será entregada a modo de conclusiones en mayo a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento, unicameral). Esta última debe analizar y, para julio, aprobar el nuevo proyecto, incluyendo las aportaciones de la consulta. Después, en una fecha aún por determinar, el Código de las Familias deberá ser sometido a referendo.
Matrimonio igualitario
La posible aprobación y reconocimiento del matrimonio homosexual salió a la luz pública en Cuba por primera vez en 2018, durante el proceso de reforma constitucional que culminó con la promulgación de la nueva Carta Magna en 2019. La anterior Constitución -vigente desde 1976- consideraba el matrimonio como la unión “entre un hombre y una mujer”, un asunto eliminado del borrador de la actual Constitución para evitar posteriores complicaciones.
El texto dejó para el actual debate del Código de las Familias la definición de matrimonio y la posibilidad de que las parejas del mismo sexo adopten niños, un asunto que ha estado en el centro de los discusiones. De aprobarse, reivindicaría varias demandas históricas de la comunidad LGBTI de Cuba, donde hasta hace pocas décadas los homosexuales eran perseguidos e internados en campos militares de trabajo.
La posición de la Iglesia y otros sectores
La iglesia católica, otras denominaciones religiosas y muchas personas dentro de la sociedad patriarcal cubana rechazan el matrimonio homosexual y que estas parejas adopten niños, alegando un supuesto impacto negativo para los menores. La iglesia católica, con gran peso en la sociedad cubana, fue uno de los sectores que arremetió contra una reforma del artículo 68 de la Carta Magna que sustituyera la definición de matrimonio como “la unión voluntaria de un hombre y una mujer”, a “la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello”.
Otras denominaciones llamaron a sus fieles a “luchar” contra esa formulación del artículo 68 -excluido finalmente-, convocaron ayunos y repartieron volantes con una ilustración de un hombre y una mujer, en defensa del “diseño original de la familia”.
Matrimonios infantiles
La reforma legal pretende prohibir completamente el matrimonio infantil al eliminar una excepción que permitía el casamiento de las niñas a partir de los 14 años y los niños, de los 16 años. La vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba, Yamila González, miembro de la comisión redactora del nuevo Código, explicó en televisión que el cambio busca acabar con unas excepciones “dañinas” para el desarrollo de los menores.
Según el último Anuario Demográfico de Cuba de la Oficina Nacional de Estadística e Información, en 2020 se casaron en la isla 656 niñas menores de edad. El matrimonio infantil es considerado por Unicef una “violación de los derechos humanos” y no concuerda con la Convención sobre los Derechos del Niño que Cuba ha ratificado.
Violencia machista
El proyecto aborda el abuso físico, moral, sexual, económico y psíquico entre miembros de la familia y menciona tres tipos de violencia: contra los adultos mayores y discapacitados, contra los niños, niñas y adolescentes, y la ejercida contra las mujeres.
Contar con una ley específica sobre violencia de género es un viejo reclamo de activistas independientes en un país donde predomina la violencia intrafamiliar y el 40 % de las mujeres reconoce haber sufrido algún tipo de maltrato. El actual Código Penal cubano no contempla la violencia de género como un crimen específico ni tampoco los feminicidios o asesinatos machistas.
No obstante, el Estado señala que existen instrumentos jurídicos que reconocen este tipo de maltrato. Las únicas cifras oficiales disponibles hasta el momento datan de 2016 y muestran que el 26,7 % de las mujeres de entre 15 y 74 años sufrieron algún tipo de violencia en su relación de pareja en los 12 meses previos al estudio.
Colectivos feministas independientes han contabilizado al menos tres asesinatos de género en las primeras semanas de 2022, presuntamente a manos de sus parejas. En todo 2021 registraron un total de 34 muertes.
Una familia más amplia
El texto legal otorga en términos legales un mayor papel a los abuelos dentro de la familia, la posibilidad de establecer pactos prematrimoniales sobre el futuro del patrimonio en común y la opción de los padres de acordar el orden de los apellidos de sus hijos. Sustituye el concepto de “patria potestad” por el de “responsabilidad parental” al defender que la maternidad y la paternidad no queden solo en la madre y el padre, sino en cualquiera que desarrolle las prácticas educativas de los niños.
Ofrece también el derecho a formar una familia plural sin discriminaciones, prejuicios o exclusiones, aboga por la responsabilidad compartida en el cuidado de los menores y busca que los hijos tengan un contacto beneficioso con sus madres y padres. Igualmente, reconoce la “unión de hecho” como la libre unión afectiva de dos personas, sin importar su sexo, que pretenden vivir juntos y de forma estable, aunque no equipara totalmente esta categoría con el matrimonio.
El Código de las Familias incorpora el novedoso término -para Cuba- de “gestación solidaria”, una versión de los “vientres de alquiler” que especifica qué ocurre cuando una mujer distinta de quien quiere asumir la maternidad, gesta en su útero por motivos altruistas y sin cobrar a la hija o el hijo de quién o quiénes quieren asumir ese rol.