¿Son hereditarias las enfermedades mentales?
Puedes estar genéticamente predispuesto.
Cada año, casi 1 de cada 5 estadounidenses adultos sufre una enfermedad mental. La mitad de los casos crónicos comienzan en torno a los 14 años y el 75% ya ha surgido a los 24 años, según la Alianza Nacional Sobre Enfermedades Mentales (NAMI). Quienes tienen un familiar con historial de enfermedades mentales pueden pensar: ”¿Qué probabilidad hay de que yo también la sufra?”. La respuesta no es tan sencilla como parece.
Esto es lo que deberías saber sobre la genética y otros factores que influyen en la salud mental.
Los investigadores aún no han encontrado ningún gen específico asociado a las enfermedades mentales, así que, por lo que se sabe, podría existir o no.
“Es complicado”, advierte Don Mordecai, líder nacional de salud mental y bienestar en la organización Kaiser Permanente. “Cuando se dice que una enfermedad es ‘genética’, lo que de verdad se está diciendo es que existe cierto componente genético. De las enfermedades que hemos estudiado hasta ahora en busca de marcadores genéticos, no hemos encontrado ninguno en el que coincidan el gen y la enfermedad”.
“Lo que sí que sabemos con certeza es que existe una predisposición genética, y la genética puede aumentar el riesgo, pero no es una certeza”, prosigue Mordecai.
En 2013, un estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos descubrió que cinco trastornos mentales (autismo, TDAH, trastorno bipolar, depresión grave y esquizofrenia) comparten raíces genéticas. En 2015, los investigadores de la Universidad de Wisconsin – Madison estudiaron a una familia de macacos y llegaron a la conclusión de que el riesgo de desarrollar ansiedad se transmite de padres a hijos. Sin embargo, los expertos enfatizan la necesidad de realizar más estudios para llegar a una conclusión definitiva.
Lo que los científicos saben con certeza es que los factores ambientales desempeñan un papel importante en el desarrollo de enfermedades mentales: el estrés, una mala nutrición, la drogadicción, una muerte, un divorcio, el descuido personal o la dinámica familiar.
Una predisposición genética a desarrollar una enfermedad mental junto con la influencia de factores ambientales aumenta las probabilidades de que un niño o un adulto muestren síntomas, según Mordecai. También cita un estudio innovador realizado a mediados de los 90 en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y Kaiser Permanente, titulado Adverse Childhood Experiences (ACEs) Study (Estudio sobre experiencias adversas en la infancia, EAI). Se trata de una de las mayores investigaciones sobre la influencia que tiene el abuso o descuido de niños en su salud y bienestar cuando son adultos, y aún hoy “sigue siendo muy relevante”, explica.
De 1995 a 1997, los investigadores encuestaron a más de 17.000 personas sobre su infancia (incluyendo preguntas sobre abuso físico, mental o sexual) y su salud y conducta actual.
“Lo que descubrieron fue muy impactante: una correlación directa entre varias de esas experiencias que habían vivido en la infancia y las secuelas en su salud posterior”, expone Mordecai.
El estudio demostró que a medida que aumenta el número de EAI, aumenta el riesgo de desarrollar problemas de salud (incluida la salud mental), como depresión y un mayor riesgo de suicidio.
Otro modelo científico, conocido como el modelo diátesis-estrés, intenta explicar la relación biológica entre la predisposición de alguien a sufrir un problema de salud mental y “factores estresantes persistentes”, según Jonathan Sperry, profesor asistente y miembro del programa clínico de asesoramiento para la salud mental en la Universidad Lynn. Este modelo defiende que si se combinan factores estresantes como las finanzas, el trabajo, los estudios y los problemas matrimoniales, de salud o familiares con una predisposición genética, aumenta la probabilidad de desarrollar una enfermedad mental.
En particular, la pobreza se ha asociado a un mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales. Los niños que crecen en la pobreza son más propensos a sufrir enfermedades mentales que los niños de entornos adinerados, según un artículo publicado en 2016 en la revista especializada Molecular Psychiatry. Dan Notterman, uno de los autores del estudio y biólogo molecular de la Universidad de Princeton, realizó un estudio aparte a través del cual descubrió que los telómeros (la secuencia de ADN que hay en los extremos de ciertos cromosomas) son más cortos entre los niños de familias pobres, posiblemente a raíz de factores estresantes como la mala nutrición. Estos telómeros más cortos son una posible causa de una peor salud general.
El hecho de que tengas más predisposición a desarrollar una enfermedad mental y sufras un factor estresante en tu entorno no significa que vayas a tener una enfermedad mental, recalca Sperry. Cada persona es diferente, incluso siendo gemelos con una estructura de ADN tan similar.
“La gente reacciona de distinta manera al mismo factor estresante. En el caso de dos gemelos con el mismo ADN, la depresión puede no manifestarse en uno de ellos. Quizás uno no desarrolle un trastorno característico de su árbol genealógico aunque ambos estén sometidos al mismo factor estresante”.
Un estudio publicado en 2011 por la King’s College de Londres descubrió que aunque los gemelos univitelinos sean genéticamente idénticos, “los factores no genéticos desempeñan un papel importante en la aparición de las enfermedades”, sostiene el Science Daily. Este estudio se fijó especialmente en la esquizofrenia y el trastorno bipolar, cuya heredabilidad se estima en el 70%. Dado que solo una persona de entre cada par de gemelos tenía esquizofrenia o trastorno bipolar, se descartaron las causas genéticas.
Hay investigaciones que sugieren que si un familiar tiene una enfermedad mental, tus probabilidades de desarrollar esa misma enfermedad podrían aumentar, según Mordecai. No obstante, también es posible que nunca muestres síntomas si no has vivido ninguna experiencia traumática en la infancia, si el estrés en tu día a día está relativamente bajo control y estás en un entorno que te apoya.
También es importante señalar que las enfermedades de salud mental pueden surgir aunque no haya antecedentes familiares. Las enfermedades mentales son complejas, de modo que es crucial reconocer síntomas como el retraimiento, los pensamientos obsesivos, la ansiedad grave, los pensamientos de autolesión o los periodos de manía.
Si piensas que puedes tener una enfermedad mental, háblalo con tu médico. Sea cual sea el diagnóstico que te haga, hay esperanza. Aunque vivas con una enfermedad mental o pienses que estás en riesgo, debes saber que no estás solo y que hay tratamientos disponibles.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.