Guía para entender la guerra entre Rusia y Ucrania
¿Qué es la OTAN? ¿Qué importancia tienen las regiones de Donetsk y Lugansk? ¿Qué quiere conseguir Putin?
Después de meses de amenazas, Vladimir Putin finalmente declaró la guerra a Ucrania el pasado jueves 24 de febrero, lanzando una invasión a gran escala en todo el país.
El ataque terrestre y aéreo, la mayor ofensiva entre estados europeos desde la Segunda Guerra Mundial, ha causado un derramamiento de sangre en un país pacífico y ha provocado la condena internacional.
Pero para muchas personas que intentan estar al día con las noticias, mantenerse informado puede ser desconcertante. Gran parte de los informes y comentarios involucran vocabulario específico y supuestos conocimientos políticos e históricos.
En este artículo, el HuffPost Reino Unido explica algunos de los términos clave para ayudar a dar sentido a un conflicto que podría continuar durante meses.
Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia perdió el control de 14 exrepúblicas que había dominado anteriormente, incluida Ucrania.
Los dos países han estado vinculados desde el siglo IX, cuando Kiev se convirtió en la capital del antiguo estado de Rus. A partir de 1654, Rusia y Ucrania se unieron por tratado bajo el gobierno del zar ruso.
Los dos países hablan idiomas estrechamente relacionados y más tarde formaron, con Bielorrusia, el núcleo eslavo de la Unión Soviética. Muchos rusos sienten una conexión con Ucrania que no sienten con otras exrepúblicas soviéticas.
Pero, para ser claros, Ucrania ha sido su propio estado durante tres décadas, cuenta con su propio idioma y sus propias costumbres, y desde hace mucho tiempo ha tenido sentimiento nacionalista. Los ucranianos quieren que la capital sea conocida como Kyiv y no como Kiev, que tiene raíces rusas. El entusiasmo por la independencia en 1991 fue casi total: un 92,3% de los votantes dijo que preferiría que el país fuera libre.
La alianza militar, que lleva el acrónimo de OTAN, está siendo central en los últimos días. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se formó en 1949 para evitar que resurgiera el nacionalismo y el militarismo en Europa después de dos guerras mundiales y para impedir la expansión de la Unión Soviética.
Actualmente cuenta con 30 miembros, y durante las décadas de 1990 y 2000 se extendió hacia el este para incluir las antiguas repúblicas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania.
Uno de sus acuerdos es la defensa mutua –acción militar– en respuesta a un ataque enemigo. El principio dice: “Un ataque contra un aliado se considera un ataque contra todos los aliados”. Es el artículo 5 de la constitución de la OTAN.
Ucrania no es miembro de la OTAN, pero su admisión en la organización ha sido un objetivo declarado desde su constitución en 2002. Si se uniera, la medida probablemente allanaría el camino para que Ucrania también entrara en la Unión Europea, lo que la distanciaría aún más de Rusia.
La ampliación de la OTAN ha sido la mayor queja pública de Putin a Occidente durante los meses anteriores a la guerra, afirmando que la expansión hacia el este y potencialmente acoger a la exrepública soviética más grande, incumple promesas. La OTAN ha sido inflexible en que no aceptará límites a las naciones que admite y siempre ha mantenido una “política de puertas abiertas”.
Muchas de las palabras utilizadas en noticias y análisis no son de uso común ni entendidas por todos. Occidente es un término general que se utiliza para describir una alianza flexible de países que representan ampliamente el “mundo occidental”: en términos generales, Europa, América del Norte y del Sur y Australasia, específicamente EE UU, el Reino Unido, Francia y Alemania, que son los países que ejercen la mayor influencia.
Las capitales se suelen usar como un sustituto del gobierno de un país, por lo que se hace referencia a Ucrania como Kiev, a Rusia como Moscú (o el Kremlin), a EE UU como Washington, etc.
Derivado de una antigua palabra griega oligarkhia, que significa el gobierno de unos pocos, oligarca es un término que se aplica a los magnates de los negocios creados a raíz de la rápida privatización de Rusia en la década de 1990.
Las sanciones se han utilizado de manera continuada en las últimas semanas y, en pocas palabras, son medidas impuestas a un estado, grupo o individuo como castigo por ciertas acciones. Las sanciones diplomáticas podrían significar deshacerse de la embajada de un estado, una opción que se ha agotado en gran medida en Rusia. Las sanciones militares son la herramienta más poderosa, pero es poco probable que se utilicen dada la amenaza de las armas nucleares. La principal respuesta ha sido la amenaza de sanciones económicas, incluidas medidas dirigidas a la riqueza privada de los socios de Putin en Occidente, como congelar sus activos.
Como se ha dicho a menudo, nadie entiende completamente cuáles son realmente los planes de Putin. Sin embargo, la mayoría de los comentaristas apuntan a la descripción que hizo Putin en 2005 del colapso de la Unión Soviética como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo”. Parace que uno de los objetivos de Putin es que Ucrania permanezca dentro de la esfera de influencia de Rusia y restablecer algo parecido a la antigua URSS. Un modelo podría ser convertir a Ucrania en Bielorrusia, aliado de Rusia y una dictadura compañera que ha rechazado los movimientos hacia la democracia.
Pero sus objetivos podrían ser más ambiciosos dadas las alusiones de Putin al imperio ruso en general y su anterior respaldo a los separatistas en Moldavia y Georgia. A lo largo de los años, Putin ha dejado claro que no considera que Ucrania sea un país real, un punto que volvió a señalar durante un discurso prolongado y enojado la pasada semana en el que no se refirió a la pérdida de la Unión Soviética sino a la pérdida de “ territorio del antiguo imperio ruso”.
Cualquiera que sea la escala, algunos analistas creen que Putin puede estar buscando asegurar su propio legado y dejar cerrados asuntos pendientes después de más de dos décadas como líder de facto de Rusia.
La tensión actual se remonta a 2014 y a la península de Crimea, en el sur de Ucrania. El derrocamiento del gobierno ucraniano prorruso de Viktor Yanukovych generó temores en el Kremlin de que el país se estaba saliendo de su órbita. Putin respondió enviando tropas para apoderarse de Crimea, o lo que se conoce como una anexión.
Crimea es una región que se han disputado durante mucho tiempo. Fue absorbida por el imperio ruso por Catalina la Grande en el siglo XVIII, y la península fue parte de Rusia dentro de la Unión Soviética hasta 1954, cuando fue entregada a Ucrania por el líder soviético Nikita Khrushchev.
Las peleas políticas periódicas sobre su estatus continuaron después del colapso de la Unión Soviética, hasta que las tropas de élite de Rusia pudieron apoderarse de la península sin disparar un tiro hace ocho años.
Putin tuvo que crear un pretexto para invadir Ucrania y usó las regiones de Donetsk y Lugansk para hacerlo.
Cuando en 2014, Rusia firmó la anexión de Crimea, Moscú también brindó respaldo a los separatistas de estas zonas, que todavía luchan contra las fuerzas gubernamentales en el Donbas. El conflicto se ha cobrado al menos 14.000 vidas.
El gobierno de Ucrania ha temido durante mucho tiempo que Rusia intente anexionarse la región y ha criticado los esfuerzos de Moscú para aumentar la tensión en las dos áreas, que son mayoritariamente de habla rusa.
La semana pasada, Putin reconoció a las dos regiones como independientes y envió tropas a los territorios, bajo el pretexto de “mantener la paz”. Entrar en un país soberano fue calificado universalmente como una violación del derecho internacional. Putin usó la misma falsa justificación para su incursión en el resto de Ucrania.
El gasoducto submarino de gas natural conecta directamente el gas ruso con Europa a través de Alemania y está terminado pero aún no está en funcionamiento. Se ha convertido en un objetivo importante a medida que los gobiernos occidentales intentan ejercer influencia sobre Rusia para disuadir nuevos movimientos militares.
Después de que Rusia reconociera las regiones controladas por los separatistas en el este de Ucrania, el canciller alemán Olaf Scholz suspendió el proceso de certificación del gasoducto. Scholz dijo el martes pasado que el reconocimiento de Rusia de la independencia de las áreas controladas por los rebeldes en Ucrania era una “violación grave del derecho internacional” y que era necesario “enviar una señal clara a Moscú de que tales acciones no quedarán sin consecuencias”.
Europa es un mercado clave para el gigante gasista ruso Gazprom, cuyas ventas respaldan el presupuesto del gobierno ruso. Europa necesita gas porque está reemplazando las centrales nucleares y de carbón desmanteladas antes de que las fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, estén lo suficientemente desarrolladas.
Europa necesita el gas ruso, pero Gazprom también necesita el mercado europeo. Esa interdependencia es la razón por la que muchos piensan que Rusia no cortará los suministros a Europa, y los funcionarios rusos han subrayado que no tienen intención de hacerlo.
Boris Johnson señaló el riesgo para Taiwán en una advertencia sobre las consecuencias dañinas si las naciones occidentales no apoyan la independencia de Ucrania.
China, que reclama a Taiwán como su propio territorio, ha intensificado la actividad militar cerca de la isla autónoma en los últimos dos años, aunque Taiwán no ha informado de movimientos inusuales recientes por parte de las fuerzas chinas a medida que aumenta la tensión sobre Ucrania.
El gobierno derrotado de la República de China huyó a Taiwán en 1949 después de perder la guerra civil ante los comunistas, quienes establecieron la República Popular de China. El gobierno de Taiwán se opone firmemente a los reclamos territoriales de China.
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, pidió a la isla que refuerce la vigilancia sobre las actividades militares en respuesta a la crisis de Ucrania.
Ucrania insta a Occidente a ir más allá de las sanciones prometidas y eliminar a los rusos del sistema SWIFT, una red que conecta a miles de bancos en todo el mundo y que está supervisada por los bancos centrales de Estados Unidos, Japón y Europa.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, tuiteó que aquellos que se oponen a que Rusia sea bloqueada del sistema de pago SWIFT tendrían “la sangre de hombres, mujeres y niños ucranianos inocentes... en sus manos”.
Este sábado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron que suspenderían a algunos bancos rusos del mecanismo financiero SWIFT.
Ambos mandatarios denunciaron las “acciones bárbaras” de Rusia cometidas contra la población ucraniana, que han motivado esta sanción con el consenso del canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro de Italia, Mario Draghi, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el primer ministro británico, Boris Johnson.
Parece muy poco probable que Occidente intervenga militarmente. Ucrania no es miembro de la OTAN, por lo que los miembros de la alianza no están obligados a acudir en su defensa. Además, hay poco interés en las capitales occidentales en iniciar un conflicto militar con Moscú.
Algunos aliados han estado enviando apoyo militar a Kiev y también ha habido movimientos para reforzar las fuerzas de la alianza en los miembros orientales de la OTAN, con tropas adicionales enviadas a Polonia y Estonia.
Cuando se le preguntó este mes qué tipo de escenarios impulsarían una misión de rescate de EE UU, el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo: “No hay (uno). Eso es una guerra mundial: cuando los estadounidenses y los rusos comienzan a dispararse unos a otros, estamos en un mundo muy diferente a cualquiera que hayamos estado antes”.
Sin embargo, se teme que la guerra en Ucrania pueda conducir a enfrentamientos con países vecinos como Polonia, que es miembro de la OTAN, lo que aumentaría drásticamente estas posibilidades.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Elena Berrocal.