Greta Thunberg en la COP 25: así es su yincana para llegar a Madrid
Pese a las bromas en las redes, no, no desembarcará en la iluminada Vigo. Lo hará en Lisboa y Extremadura se ofrece a llevarla a Madrid en coche eléctrico
No. Por muchos memes que veas, por muchos chistes que leas, Greta Thunberg no va a desembarcar en Vigo y a quedarse deslumbrada por las (no muy ecológicas) luces de Navidad que Abel Caballero ha colocado en la ciudad. La joven activista ambiental no va a tomar tierra en España como final a su viaje desde Virginia (EEUU) para participar en la Cumbre Mundial del Clima (COP 25), que se celebra del 2 al 13 de diciembre en Madrid. Su opción final es desembarcar en Lisboa y, desde allí, dirigirse a la capital española.
Las especulaciones surgieron hace ya semanas. ¿Atracaría en Vigo? ¿O quizá en A Coruña? Eran, a priori, los dos puertos más cercanos en España en los que podía recalar La Vagabonde, el catamarán con paneles solares e hidrogeneradores en el que la chica sueca viaja junto a su padre, una pareja australiana y su bebé, en su intento de cruzar el Océano Atlántico en un medio limpio.
Las redes sociales se han llenado de guiños, sobre todo, a la posibilidad de que lo primero que viese en España fuera una ciudad vestida de luces para las fiestas que, por mucho que sean de bajo consumo, no dejan de cuadrar poco con el modelo de vida y gestión que la activista propugna, de ahorro energético para evitar un mayor deterioro del planeta.
Según ha avanzado la joven en su cuenta de Twitter, su previsión es llegar “con suerte” a Lisboa, posiblemente en los primeros días de diciembre. Como se puede ver en la página del catamarán, por ahora la travesía está hacia la mitad de su recorrido. Inicialmente comenzó a una velocidad mayor, pero el mal tiempo ha obligado a reducirla.
La familia compuesta por Elanya Carausu (de 26 años), su esposo Riley Whitelum (de 32), y su bebé de 11 meses, lleva meses navegando por el mundo y relatando su travesía en las redes sociales y se ofreció a llevar a Thunberg a España, después de que la activista se viera bloqueada: pretendía llegar a Chile para participar en la Cumbre del Clima pero, finalmente, por cuestiones de seguridad, se celebará en nuestro país.
“He viajado por la mitad del mundo en sentido contrario y ahora necesito a alguien que me ayude a cruzar el Atlántico en noviembre”, escribió. La ayuda llegó y en esas están, navegando en un momento complicado, en temporada de temporales, desde que el 13 de noviembre salieron de Hampton, Virginia.
Confirmada la opción lisboeta, el Gobierno de Extremadura se ha ofrecido para llevar a Greta a Madrid en un coche eléctrico, otro medio no contaminante. La Junta, a través de su Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad, ha escrito a la activista y le ha tendido la mano, aunque aún no hay respuesta. Sería, dicen, una oportunidad para que viera “la dehesa extremeña, el mejor exponente de ecosistema de lucha contra el cambio climático”.
Como explica la Agencia EFE, este medio cubriría las necesidades de Greta, pero supondría un pequeño problema de tiempo ya que, dependiendo del modelo de coche y del modelo del enchufe para la recarga, podría seguir una ruta u otra, nunca corta.
Según su análisis, para cubrir los 628 kilómetros que separan las capitales de Portugal y de España se necesitarían como media nueve horas: seis y media de viaje ordinario y tres más para las tres paradas de recarga que habría que hacer (dos en suelo portugués, uno en España, posiblemente en Salamanca). Dependiendo del modelo, puede haber recorridos de entre siete y 12 horas y media. La joven puede verse obligada incluso a hacer una noche en el camino para alimentar bien el coche.
Ahora toca ver qué responde desde alta mar, mientras en España los grupos de jóvenes se preparan para recibirla y escucharla como agua de mayo.