Girls just wanna have fun
Basándonos en la sentencia de Steinem cabe distinguir dos feminismos: el que prioriza la diversión y el que prioriza la justicia.
Al parecer eso es lo que opina Gloria Steinem. La flamante Premio Princesa de Asturias de Comunicación, tras su paso por Oviedo para recibir el galardón, se reunió en Madrid durante la mañana de ayer con algunos de los miembros más importantes de nuestro Ministerio de Igualdad. Entre ellos, además de Irene Montero, se encontraba Ángela Rodríguez, también reciente secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género. La secretaria de Estado colgó en twitter una foto en la que se le veía sonriente al lado de la histórica feminista. En el texto que acompañaba a la imagen Rodríguez nos desvelaba una confidencia. Gloria Steinem les había dado su mejor consejo para continuar por el camino del feminismo: “make it fun!” He citado textualmente: ése era “su mejor consejo”.
Qué curioso. A la misma hora en la que la Premio Princesa de Asturias mostraba la influencia de Cyndi Lauper en su pensamiento académico, cinco mil feministas se manifestaban en la misma ciudad en una marcha donde muchas voces pidieron la dimisión de Montero. Las consignas hablaban de la abolición de la prostitución, de la prohibición de usar los úteros de las mujeres para intercambios mercantiles, del rechazo a que la delirante religión queer se convierta en la religión oficial del Estado. A tenor de las imágenes publicadas en las redes, no podemos descartar que esas miles y miles de feministas se lo estuvieran pasando bien, pero podemos estar seguros de que no fue la diversión la principal motivación que les hizo viajar cientos de kilómetros a muchas de ellas para reivindicar la justicia por las calles de la capital.
Así que, basándonos en la sentencia de Steinem —luego vete tú a saber si en verdad dijo una tontería de ese calibre o si fue lo que creyó entender Ángela Rodríguez— cabe distinguir dos feminismos: el que prioriza la diversión y el que prioriza la justicia. Obviamente es una afirmación sarcástica, pero a lo mejor esta caricatura tiene cierta utilidad didáctica. Un feminismo individualista e irracionalista, y un feminismo político e histórico. Uno que deriva del neoliberalismo, y otro que deriva del socialismo. Uno que saca sus eslóganes de las tazas de Mr. Wonderful, y otro que los saca de las luchas sociales. Uno ejemplificado en Samantha Hudson y otros personajes turbios como la orina durante una cistitis, y otro ejemplificado en las mujeres que marcharon ayer por las calles de Madrid cargadas de toneladas de razón, —la razón, ese extraño peso que no encorva la espalda de quien lo porta, sino que la yergue—.
“Hazles reír, hazles reír, ¿no sabes que todo el mundo quiere reír?” aconsejaba Donald O’Connor en un divertidísimo número de “Cantando bajo la lluvia”. Hoy en día sería asesor del Ministerio de Igualdad. Acabemos con la trata y la prostitución, pero de forma divertida. Consigamos que los varones ricos no puedan alquilar los úteros de las mujeres pobres; vale, pero a base de chistes. Denunciemos el daño irreversible que el delirio queer va a provocar en la juventud sin dejar de reírnos. Pablo Echenique publicó ayer que la manifestación de las cinco mil feministas había sido una “pequeña concentración contra los derechos humanos de las personas trans”. Verlo en televisión le había provocado náuseas. Y eso es más grave que la prostitución, los vientres de alquiler y la hormonación de las adolescentes. Echenique, como las chicas, sólo quiere divertirse.