Génova y Ayuso no ceden en su pulso por el PP de Madrid
Más maderaaaaaaaa.
Un mes después de que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, buscase escenificar una tregua en su pugna con la dirección nacional del PP, el choque por el control del partido en Madrid ha revivido y se ha agravado, sin que ni Génova ni Sol hagan cesiones para calmar el enfrentamiento.
La dirección que encabeza Pablo Casado y Díaz Ayuso no se ponen de acuerdo en la fecha del congreso autonómico y tampoco en el que es el debate de fondo: quién debe liderar el partido en la región.
En Sol, sede del poder autonómico, insisten en que debe existir una situación análoga al resto de territorios, donde quien preside la autonomía lidera el partido, pero Génova siempre ha considerado Madrid un caso especial, por el peso que supone y por los conflictos vividos en el pasado.
Y por eso, pese al buen resultado que obtuvo en las urnas, la dirección nacional no ha respaldado a Díaz Ayuso, tampoco después de que la presidenta madrileña dijese en la convención nacional que su sitio es Madrid y haya reiterado desde entonces que trabaja para que Casado llegue a la Moncloa.
Casado, que ha desarrollado su carrera política en el PP de Madrid, ha sido testigo directo de cómo Esperanza Aguirre, como presidenta del PP madrileño, buscó ser un contrapeso a Mariano Rajoy. La pugna actual muestra el temor a que una situación así pueda reeditarse.
La actual guerra
Génova ha apostado de forma abierta por la llamada tercera vía -que la presidencia del PP madrileño recaiga en un tercero, ni en Díaz Ayuso ni en el otro peso pesado, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida-, pero ha chocado contra Ayuso, que no dará marcha atrás a su candidatura.
Y en este contexto, cuando además se multiplican informaciones que hablan del mal momento en las relaciones, como los bloqueos en Whatsapp de Díaz Ayuso a dirigentes del PP, crecen las especulaciones sobre la posibilidad de que tampoco Casado ceda y aboque a la formación a unas primarias. Un proceso donde sólo Martínez-Almeida tiene músculo para competir contra la presidenta.
Como ya ocurrió cuando Casado le introdujo en el debate al ser preguntado por el congreso madrileño, Martínez-Almeida se ha colocado, de nuevo, en medio de la pugna. El martes se vio obligado a negar que haya manifestado su oposición a que Díaz Ayuso presida el PP y este miércoles ha destacado su “gran relación”. No descarta sin embargo una candidatura.
Ayuso por su parte no quita importancia al conflicto. En rueda de prensa ha admitido que es complicado y ha pedido que el congreso se celebre “pronto” para “evitar más confrontación”. Pero Génova se niega a adelantar el cónclave, que se ha fijado en el primer semestre de 2022.
También la reunión del PP madrileño evidenció el pasado viernes una brecha cada vez más profunda. En público los participantes hablaron de unidad, pero después los afines a Ayuso señalaron que una mayoría pidió adelantar al congreso, mientras desde el partido madrileño, que encabeza Pío García-Escudero, hablaron primero de porcentaje importante y después de equilibrio entre posturas. Todos acusan al contrario de intoxicar.
¿Victoria de Ayuso?
Estas visiones contrapuestas evidencian otra derivada, la de los discursos que siembran la duda de si Ayuso podría imponerse en un congreso en el que, salvo imprevistos, votarían en primera vuelta la militancia y en segunda, los compromisarios. En Sol dicen no tener dudas sobre la capacidad de Díaz Ayuso de encabezar el partido.
El choque ha llegado este miércoles a los pasillos del Congreso, donde los periodistas han preguntado a Casado, que ha evitado dar respuesta, mientras su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, señalaba que lo importante es que el líder del PP es la alternativa a Pedro Sánchez.
En el PP querían hablar de los presupuestos y de su enmienda a la totalidad, no del conflicto interno, pero es este choque y no su labor de oposición los que copan titulares, lo que genera incomodidad en algunos diputados, que ven cómo en un momento dulce en las encuestas su partido vuelve a generar ruido interno.
Desde su derecha, Vox, ha lanzado este miércoles una puya, cuando su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha defendido que un partido que está en “guerras fraticidas no está pensando en el bien de los españoles”.
Sin embargo, si nadie cede, el conflicto por el PP madrileño corre el peligro de enquistarse y de abrir en canal a la formación, pese a que todos sus protagonistas, Díaz Ayuso, Martínez-Almeida y Casado, se han declarado siempre amigos.