Francia desmantela dos campamentos de migrantes en París
Macron endurece su política migratoria con 20 polémicas medidas.
Un día después de que el Gobierno francés –encabezado por Emmanuel Macron– presentara 20 medidas en materia de inmigración para “luchar contra el fraude y los abusos” –en boca del primer ministro Édouard Philippe–, más de 1.600 personas han sido evacuadas de dos campamentos en el norte de París.
Con esta operación –la número 59 desde verano de 2015– se constata el endurecimiento de la política migratoria que el Ejecutivo galo lleva tiempo poniendo en marcha en el país.
Hacia las 5 de la mañana de este jueves comenzaba el desmantelamiento en el que participaban la alcaldesa de la capital, Anne Hildalgo, y alrededor de 600 policías que se encargaban de levantar las tiendas de campaña y llevar a los migrantes a lugares provisionales.
Estos hechos se producen en el marco de lo prometido en el día de ayer por el ministro de Interior, Christophe Castaner, quien afirmaba que se desalojarían todos los campamentos del norte de la ciudad hasta final de año, en los que se calcula pueden vivir cerca de 3.000 personas.
Del mismo modo, han incidido en que habrá presencia policial en las zonas para impedir que vuelvan a formarse estas “concentraciones”. En una entrevista a la emisora “France Info”, Castaner reiteraba que estudiarían las circunstancias de manera individual y que, en el caso de los inmigrantes sin papeles, “se tomarían las medidas oportunas para su expulsión”.
En qué consiste la nueva política migratoria
Amparándose en “recuperar el control”, el Gobierno prevé imponer cuotas de inmigrantes económicos en función de las necesidades del mercado laboral francés y limitar el acceso de los solicitantes de asilo a la seguridad social.
“La idea es tener objetivos cifrados o cuotas en función de una lista de sectores con escasez de mano de obra que será establecida cada año en colaboración con las organizaciones sociales y las autoridades regionales”, detallaba la ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud.
Una estrategia que ha sido vista como un intento de evitar que la extrema derecha encabezada por Marine Le Penn –con la que Macron se encuentra empatado en intención de voto de cara a las presidenciales de 2022– monopolice el asunto migratorio.