Fragmentos de interior y exterior
'Un andar solitario entre la gente', el nuevo libro de Antonio Muñoz Molina
Voces, pasos, anuncios, carteles, noticias atrasadas, noticias de última hora, recortes, el caos de los tiempos que estamos viviendo (padeciendo), personales declaraciones de amor, retazos de conversaciones que se oyen aquí y allá, retazos de conversaciones propias con amigos y conocidos y familiares, músicas, ruido, ruidos extraños y desbordantes, también silencios, mañanas, tardes, noches...
Todo eso se va encontrando el caminante en su andar diario. Y también la búsqueda (constante) del silencio, de la esencia del lenguaje, del desafío constante de la vida, de la pausa, del sosiego. Las filigranas de observar (intentando no ser observado) y de captar lo que se ve en su expresión más extensa y más extrema. Más depurada (con la ayuda de esa goma de borrar que viene en la parte de arriba de los lápices, tan presentes en este nuevo libro de Antonio Muñoz Molina).
Atrapar las palabras, todas ellas, agruparlas en espacios en blanco, darles un sentido en la página, y tratar de hallar (de paso) un sentido a todo ese quehacer. La vida se agolpa, un día se va borrando con el anterior (como parece que las calles se borran con el agua que las limpia, que las regenera cada día, aunque finalmente no sea así), pero todo lo observado permanece en la memoria, se transforma y se vuelve torrente en este libro, que es una especie de búsqueda del libro total.
Ese libro que contiene cada latido, cada respiración, cada movimiento, cada conocimiento, cada expresión, cada caricia, cada furia, cada sonido, cada silencio (a vueltas siempre con el silencio, ese refugio). Cada debilidad, cada fortaleza. Cada razón por la que estar ahí, en medio de todo ese engranaje, y cada razón por la que ocultarse, apartarse del ruido, desaparecer en el silencio (otra vez) como quien desaparece entre la niebla más espesa y acogedora (no son conceptos incompatibles) para reflexionar, para resguardarse de tanto exceso con el que nos encontramos cada día, cada minuto, cada segundo.
Al paso del caminante que observa y anota, que espía voces, que va digiriendo todo lo que se encuentra a su paso. Con el recuerdo de otros célebres caminantes. Con el recuerdo, también, de su filosofía de vida, ese modo de encararse al papel en blanco y al ritmo cotidiano. El oficio de escribir y el oficio de vivir. Casi siempre, siendo honestos, entrelazados. Tantos movimientos, tantas idas y venidas, tantas incógnitas, tantos desvelos, tantas sensaciones.
'Un andar solitario entre la gente' (Seix Barral) es un libro tan poderoso y cautivador como inclasificable. Es imposible abandonar su lectura, ese larguísimo y fructífero paseo. Ese abrirse paso entre palabras, silencios, emociones, enigmas, espesuras cotidianas, gentes de todo pelaje. El mundo entero entre sus páginas, ahí es nada. Con todo su misterio, su miseria y su esplendor. Tan indescifrable como ese sentimiento que nos alcanza una mañana cualquiera al abrir la ventana y sentir el frío del otro lado. Ese instante -tan frágil, tan sublime, tan renovador-, y todos los que vendrán después. Dejarse llevar es la única opción.
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