Debajo de la alfombra roja de Feijóo: lo que preocupa del gallego
El favorito para liderar el PP tiene retos difíciles: de los pactos con Vox a superar las fotos con Marcial Dorado .
La alfombra roja está puesta ya en el Partido Popular para Alberto Núñez Feijóo. El gallego está llamado a ser el futuro presidente del partido en el próximo congreso extraordinario. Esta vez sí tiene previsto coger el tren para Madrid, se lo están pidiendo los barones y es el dirigente con mayor autoridad moral en la formación conservadora. Es su momento.
Feijóo llegaría a la calle Génova con la experiencia y la gestión como principales características en su currículum. Además, con las credenciales de sus cuatro mayorías absolutas en Galicia. Un dirigente al que no le gustan las palabras altas, con fama de pragmático, con buenas conexiones en todos los ámbitos y con una idea de partido unido frente a la incendiada organización de Pablo Casado y Teodoro García Egea. Y con Isabel Díaz Ayuso cediendo la competición y poniéndose a su lado.
Pero el desembarco no será tan fácil como algunos piensan. Feijóo también trae mochila y tiene por delante unos retos bastante complicados. Según varias fuentes populares, el gallego se enfrentará a la principal piedra política sin resolver: la relación con Vox. En Galicia no se ha tenido que enfrentar a este debate, ya que la ultraderecha apenas existe allí. Si coge las riendas del partido, deberá pilotar esas negociaciones y resolver la principal duda: gobiernos de coalición o no. El todavía líder, Pablo Casado, ha dado bandazos constantemente con este tema, del “hasta aquí hemos llegado” hasta los acuerdos en Andalucía, Madrid y Murcia. El elefante sigue en la habitación.
De hecho, de manera paralela al proceso de transición en el PP se están dando las negociaciones entre los populares y el resto de partidos para formar Gobierno en Castilla y León. La relación con el PSOE se ha roto, con una reunión que apenas duró quince minutos entre Alfonso Fernández Mañueco y Luis Tudanca. La vía Vox es la que tiene más posibilidades ahora y los de Santiago Abascal quieren asientos en el Ejecutivo. Feijóo no podrá dejar para más adelante este problema ideológico y político.
Y es que, además, como comentan dentro del PP, Feijóo y Ayuso van juntos por el momento, pero sus modelos son diferentes. La presidenta madrileña no oculta su predilección a la hora de pactar con la ultraderecha -se sustenta en ella en la Asamblea y se mostró partidaria de pactar en Castilla y León-. En cambio, el gallego ha jugado más al despiste e incluso alguna vez ha apostado por la abstención del PSOE frente al apoyo de Abascal. El gallego está enmarcado en lo que se conoce como vieja política, al estilo de Mariano Rajoy y con la apuesta por el bipartidismo. En cambio, Ayuso representa a la derecha casi extrema, sin complejos, a lo Trump y con acercamiento a Vox. En el congreso irán de la mano, pero la duda es cómo convivirán estas dos familias ideológicas a partir del cónclave.
Algunos también advierten a estas horas en el partido: “Galicia no es Madrid”. Feijóo llegaría a la capital política con un clima que no tiene nada que ver con Santiago: es una trituradora de dirigentes. El epicentro es pura vorágine, lleno de medios de comunicación, con decenas de temas sobre los que hay que pronunciarse a diario, con escándalos que te pueden saltar en cualquier momento.
Y otra situación: Feijóo tiene la imagen de presidente autonómico, revertido de hombre de Estado, pero ahora tiene que liderar la oposición. Está acostumbrado a no tener rivales (con una izquierda en muy baja forma en su comunidad), y debería cambiar el tono, para fijar la tónica frente a Pedro Sánchez. Una de las posibilidades es que asuma la batuta desde el Senado, donde podría ser nombrado en representación del Parlamento gallego.
Galicia también tendrá un protagonismo interno durante estas semanas. Feijóo debe recomponer la situación allí y preparar una transición dentro de la Xunta si da el paso, con todos mirando a Alfonso Rueda como posible sucesor. Los partidarios del presidente creen que se debe cuidar mucho ese proceso para no tocar una autonomía que es un símbolo del Partido Popular y uno de los grandes feudos de poder.
El pasado siempre vuelve. Hay una imagen que acompañará siempre al presidente gallego, la que sale en un barco junto a Marcial Dorado, contrabandista de tabaco y condenado por narcotráfico. Una amistad demasiado peligrosa. La imagen fue publicada por El País en el año 2013. Ha sido la gran mancha de su carrera y estuvo a punto de costarle su trayectoria, pero logró sobrevivir. Pero esa imagen siempre es recurrente y muchos no la olvidan.
La izquierda ya se prepara para su llegada a Madrid. Muchos reconocen que tiene mucho más poso que Casado y que puede ser más duro de roer. Pero también alertan fuentes de Ferraz de que el gallego “no es tan moderado” como aparenta y que “sólo hay que mirar lo que ha hecho” en la Xunta. Es decir, que podría ser un nuevo Alberto Ruiz-Gallardón, que demostró un perfil mucho más de derechas cuando saltó al ruedo nacional.
Además, muchos en el PP señalan que será crucial el equipo que conforme. No se quieren más “teodocracias”, como dice un diputado. Por lo tanto, será esencial la figura que elija como secretario general del partido, con la idea de recomponer las maltrechas relaciones con los territorios. Tendrá mucho en cuenta las ideas de Juanma Moreno, el presidente de la comunidad más poblada de España y el siguiente que se tiene que enfrentar a las urnas este año. Un primer guiño podría ser que el congreso extraordinario se celebre en Sevilla en abril.
La alfombra roja de Feijóo tiene polvo debajo.