FaceAPP y 'El traje nuevo del emperador'
Cada X tiempo sucede que algún medio de comunicación publica una información más o menos jugosa sobre un tema, y el resto se lanza a replicarla sin ningún espíritu crítico. Algo que recuerda la fábula del emperador y su traje nuevo, ese que solo pueden ver los ‘inteligentes’ y que como nadie quiere quedar por tonto, todos han visto y les parece precioso.
No solo pasa en temas tecnológicos. Hace un tiempo se empezaron a publicar noticias sobre los efectos nocivos del e-cig, afirmando que era mucho peor que el tabaco. Esta noticia se replicó en prácticamente todos los medios de comunicación (todavía hoy algunos siguen sacando un refrito del tema) ignorando un montón de estudios, como el del Royal College of Physicians, que cifraba en un 5% el daño potencial frente al uso del tabaco convencional.
Este verano le ha tocado el turno a la FaceAPP y las supuestas terribles violaciones de la privacidad de dicha aplicación. Una app que, por si alguien todavía no la conoce, es capaz de coger una foto de una persona y transformarla como si hubiesen pasado un montón de años. Vamos, la posibilidad de ver a tu yo anciano.
Toda la prensa se ha lanzado en tromba a advertir de que si les entregan sus fotos, esas fotos —¡oh cielos!— van a ser almacenadas en no-sabemos-muy-bien-dónde e incluso empleadas para crear una base de datos biométrica SUPER SECRETA para fines oscuros.
Y todas estas alertas ¡por una foto! Como si hoy día una foto fuese algo privado. Estoy seguro que cualquier potencial usuario de esa app tiene, como mínimo, cinco fotos que son accesibles sin ninguna restricción, bien sea la de los perfiles de Twitter o Facebook, la foto del CV que ha subido a Infojobs o Linkedin, las que le an tomado otras personas y han publicado en Instagram… Seamos realistas, hoy día una foto es todo menos privada.
De hecho, si realmente se quisiese hacer esa fabulosa base de datos biométrica, simplemente hay que buscar en Instagram por #10YearChallenge y se pueden encontrar miles y miles de fotos del 2009 y 2019 de las mismas personas. Eso sí, puede aportar mucho valor a una app que pretende hacer una base de datos biométrica basada en la edad.
Si se quiere poner el foco en la privacidad, creo que un buen comienzo sería denunciar por qué en cualquier colegio público o privado se obliga a los padres a firmar consentimientos para subir fotos de sus hijos —incluso en edad infantil— bajo amenaza de “si no lo firman, no podrá participar en la función escolar y otras actividades”. Y eso sí supone un montón de riesgos que van mas allá de la privacidad.
O hablemos de cuando Facebook compró Whatsapp y, pese a las promesas de independencia, empezaron a salirte como ‘amigos sugeridos’ un montón de gente con la que solo has hablado por Whatsapp; y peor, tú también has sido sugerido a ellos e incluso has tenido que ignorar alguna petición porque simplemente a esa persona la quieres ubicar en Whatsapp y no en tu Facebook.
Y si nos vamos a cosas realmente privadas, pongamos sobre la mesa la ley de conservación de datos y las cosas que ahora mismo se están almacenando, como por ejemplo, las personas a las que llamamos y nos llaman, cuándo las llamamos y desde dónde, y que quedan guardadas, en teoría, para un uso legal pero que están almacenadas en empresas privadas.
Pero bueno, es julio de 2019 y lo que toca es preocuparse por esa foto que le ha robado FaceApp y que seguro ya está en manos de alguna malvada potencia extranjera.