“Esto tiene que acabar ya”: así ha sido la crisis más grave entre PP y Vox en Castilla y León
La polémica con Vox en Castilla y León preocupa al PP a pocos meses de las elecciones autonómicas y locales.
“No se obligará a los médicos a nada y no se obligará a las mujeres embarazadas a nada”. Alfonso Fernández Mañueco se vio en la obligación de convocar por sorpresa una comparecencia institucional el lunes para tratar de zanjar el nuevo incendio político provocado por su socio de Gobierno. “No podíamos seguir así más tiempo”, en interpretación de Génova, después de que los planes sobre el aborto de Vox llegaran a marcar la actualidad nacional, copando tertulias de radio y televisión.
Todo comenzó el jueves pasado. Al término del Consejo de Gobierno comparece Juan García-Gallardo, el número dos de Mañueco, de Vox. Y deja el siguiente titular, que rápidamente copa portadas como la de El HuffPost: Castilla y León obligará a los médicos a ofrecer a las mujeres escuchar el latido fetal si quieren abortar. El Gobierno central, en ese momento enredado en sus propias polémicas, no duda en reaccionar con contundencia. “No vamos a permitir ningún retroceso”, en palabras de la titular de Sanidad, Carolina Darias.
El foco rápidamente se posa en Fernández Mañueco, que en un primer momento guarda silencio. Según su entorno, no quiere alimentar el ruido. Es la consejería de Sanidad, controlada por el PP, la que asegura que no se presionará en relación al aborto. Pero las dudas persisten, toda vez sí se admiten cambios en el protocolo de atención a las embarazadas y Gallardo se reafirma en sus postulados y asegura que la decisión es “consensuada”. Nadie tiene el papel en concreto, las versiones no casan y la oposición en la comunidad carga en bloque contra el Gobierno bipartito.
En Génova saltan las alarmas. Ese fin de semana tenían la gran presentación de sus candidatos autonómicos en Zaragoza. Y el incendio político lejos de extinguirse va a más. Despachan los equipos y acuerdan que Mañueco atienda a los medios en el marco de ese foro para intentar solventar las dudas y pasar página. En el canutazo, el líder regional niega “la mayor” sobre los teóricos planes antiabortistas, habla de medidas “provida” y evita desautorizar expresamente a Gallardo. No consiguió rebajar la polémica.
“El PP no se dejará someter a las minorías que nos circunvalen”, dijo Alberto Núñez Feijóo desde el escenario, de cara a la política de pactos que puede estar por venir tras los comicios autonómicos y locales de mayo. Los periodistas intentaron, sin éxito, que se pronunciara expresamente sobre el aborto.
A última hora de la tarde del domingo, la situación ya se desmadra del todo: el Ejecutivo central avisa con un requerimiento a la Junta de Castilla y León para que no aplique nuevas medidas sobre el aborto. Y la cuestión lo ocupa prácticamente todo a la mañana siguiente, lunes. “Es una torpeza”, zanja Isabel Díaz Ayuso en un desayuno informativo, dirigiéndose directamente al partido de Santiago Abascal. Juanma Moreno se ve en la obligación de recordar que quien preside la región es Mañueco y no Gallardo.
Destacada fue la declaración de María Guardiola, nueva líder del PP de Extremadura y que podría necesitar a Vox para gobernar. Rechazó los planes de Gallardo y los consideró “una línea roja”. “Estamos ante un burdo intento de desviar la atención por parte del Gobierno de Sánchez, que se encuentra asediado por sus propios problemas tras haber rebajado las penas y puesto en la calle a cientos de delincuentes sexuales”, fue el mensaje oficial de Génova.
Si bien, en privado, sí se admitían “dudas” en el cuartel general de los populares ante el vaivén de declaraciones. Y por ello, según las fuentes consultadas, se lanzó un mensaje muy claro a Mañueco al más alto nivel: “Esto tenía que acabar ya”. El presidente de Castilla y León lo capta y su equipo convoca una declaración extraordinaria ante los medios sin opción de preguntas. Aunque no cita a Gallardo, la desautorización en este caso sí es nítida y rotunda. “Se acabó la polémica”, trasladaron los sectores implicados del partido.
Para algunos cargos del PP, es “sin duda” la crisis más grave entre Mañueco y Gallardo de las que han concatenado en los últimos meses. Y ello en un momento en el que Feijóo quiere sacar pecho de moderación y sus barones hacen números de cara a las elecciones de mayo, cuando pretenden recuperar plazas como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón o Islas Baleares. Algo que, en principio, solo podrían hacer con la ayuda de Abascal.