España vence a República Checa (2-0) y se pone líder de grupo en la Nations League
La selección española gana con goles de Carlos Soler y Pablo Sarabia y aprovecha el tropiezo de Portugal.
Los goles de Carlos Soler y Pablo Sarabia firmaron el triunfo de España ante República Checa (2-0), lo que, junto al tropiezo de Portugal en Suiza, permiten al conjunto de Luis Enrique Martínez encarar las vacaciones desde el liderato de su grupo en la Liga de Naciones.
Pudo superar sus dudas y algunos errores que tuvo que enmendar bajo palos Unai Simón para amarrar el segundo triunfo consecutivo en esta Liga de Naciones, esta vez en una abarrotada Rosaleda.
Empezó con mucho ritmo la selección, que supo conectar entre líneas con Álvaro Morata desde bien pronto y siempre tuvo velocidad con balón ante un rival que también se atrevía con la presión alta, una característica que España lleva a rajatabla.
La República Checa se plantaba en bloque bajo con una línea de cinco que frenó esa efervescencia inicial y, mientras el público extramotivado de La Rosaleda hacía la ola, a España le llegaba el primer susto con un disparo raso y fuerte de Cerný que bloqueó con un paradón Unai Simón.
Iban en serio los checos, que ya complicaron el guion a los de Luis Enrique en Praga, y a la siguiente jugada volvieron a tener una clara ocasión en un uno para uno en carrera de Kutcha e Íñigo Martínez que acabó otra vez en atajada de Simón con el pie. Dos avisos en 20 minutos de juego que no gustaron al técnico asturiano, muy activo desde la banda.
La circunstancia tuvo efecto inmediato en el cuadro español y llegó el primero. Koke buscó el pase al espacio a Asensio, al que se le fue el control y supo rectificar, girarse y temporizar lo justo para servirla a Carlos Soler. El valencianista encañonó llegando por detrás para el 1-0 (min. 23).
Un tanto que fue la triangulación y la efectividad, lo que pedía el entrenador en la previa, además del máximo cuidado en defensa. Las dos oportunidades que generó la selección visitante sirvieron de toque de atención y, tras el gol, España fue otra vez ese equipo con colmillo.
Álvaro Morata acercó el segundo, con un recorte que fue mejor que su finalización y, antes de la media hora de juego, se reclamó un penalti a Asensio que el árbitro turco Cüneyt Çakır negó.
Tras el ajetreo, llegó el control de España y la bajada de revoluciones, aunque solo en el césped porque el graderío siguió a lo suyo con cánticos: “¡Málaga, Málaga! ó “¡Yo soy español!”. Así, con ese contraste entre juego pausado y aficionados acelerados, se llegó al descanso.
España es un equipo sobrado de confianza y fiel a las líneas adelantadas, por lo que los balones a la espalda de la defensa fueron otra vez ese talón de Aquiles que, de vez en cuando, se resiente. Así llegó una vaselina de Pesek que se marchó alta nada más arrancar el segundo acto.
A los nueve cambios en un once donde solo repitieron Unai Simón y Morata, Luis Enrique quitó al delantero para dejar paso a Ferrán, mientras que el aclamado Gavi saltó al verde entre aplausos por Carlos Soler. España metió otra marcha y volvió la chispa a La Rosaleda.
Dani Olmo estaba siendo un puñal por banda izquierda, aunque intercambiable por la derecha del Asensio más enchufado y con mayor presencia ahora por dentro y el equipo entrenado por Jaroslav Silhavy se vio por fases superado, aunque la mínima ventaja en el marcador les mantenía con un ventanal abierto a la sorpresa.
Gavi hizo de las suyas y en un par de recortes se ganó que 30.300 personas corearan su nombre en el estadio del Málaga. Está en un momento de confianza en que le sale casi todo, en que se atreve con el disparo a la mínima que puede. Su rosca en el minuto 70 se quedó demasiado centrada.
Sarabia entró por Asensio para los últimos veinte minutos y tardó un suspiro en marcar el segundo. El segundo balón que tocó fue para empujarla al segundo palo, en una bonita combinación iniciada por el mágico Gavi, continuada por Ferrán y celebrada por el extremo del Sporting de Portugal (2.0, m. 75).
El propio Sarabia tuvo el doblete en el minuto 82, tras una jugada trastabillada del meta checo, que no agarró el balón y provocó que Ferrán lo encontrara de nuevo. Se gustaba el conjunto español, liberado con el segundo tanto.
Ya en el tramo final, Con Busquets y Jordi Alba como últimos cambios, la República Checa no encontró la manera de levantarse del revolcón y la Roja cerró la victoria con unas gradas a rebosar y con el liderato de su grupo en el bolsillo tras el pinchazo de Portugal ante Suiza.